La Educacion En La Escuela

Gobierno crea proyectos buscando formar buenos ciudadanos, pero necesita padres involucrados.

"Hay que enseñarles a los niños a ser mejores seres humanos desde las aulas", dijo la ministra de Educación, María Fernanda Campo, para cimentar su explicación del Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos, con el que el Gobierno espera promover la convivencia y la paz desde los salones de clase.

El plan, que se implementará en los colegios públicos de aquí hasta el 2014 y para el que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) puso 12 millones de dólares, tiene el objetivo educar niños tolerantes y disminuir los índices de violencia escolar. Pero el tema no solo involucra a los centros educativos. La formación en derechos humanos comienza en el hogar.

Según el psicólogo Leonardo Aja, director científico de la Corporación Buscando Ánimo, es fundamental que los padres fomenten habilidades sociales como la honestidad, el respeto, la tolerancia y la vida en comunidad, por una simple razón: la supervivencia depende de los demás.

Por su parte, el psiquiatra Jorge Mc Douall Lombana, director ejecutivo de Mentor Colombia, organización que promueve el desarrollo integral, afirma que la formación de los niños depende de cómo fueron criados los padres. De ahí la importancia de revisar prácticas y creencias, y reconocer cuáles son indebidas, para no transmitirlas.

"Este tipo de formación (en derechos humanos) no se basa en teorías; es un proceso vivencial que debe practicarse todos los días", afirma Mc Douall.

Ambos expertos coinciden en que sin una formación humanística adecuada existe la posibilidad de criar niños que se convertirán en adultos con problemas de adaptación social.

A continuación, sus recomendaciones para fomentar valores en derechos humanos desde la casa.

Enseñe a valorar las diferencias

Los niños deben adquirir una visión amplia sobre las posibilidades (buenas y malas) que ofrece la vida. Hay que inculcarles la noción de que cada persona es única, diferente. Enséñeles desde los primeros años, cuando empiezan a configurar su comportamiento, a reconocer al otro como la persona que es y no como la que quisieran que fuera.

Para ser tolerantes, ellos tienen que aprender a reconocer y sacar lo bueno de cada quien y a rechazar lo malo, y entender que ser diferente no es algo que nos haga mejores o peores.

Para ser solidario hay que compartir

El ejercicio de compartir es el pilar de la solidaridad, ayuda a ponerse en 'los zapatos del otro', a tener buenas relaciones con los demás y a trabajar en equipo, algo que resulta fundamental en la vida de adultos. Pero los niños no nacen aprendidos.

Comience por enseñarles a compartir un pan; indíqueles cómo pedir

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