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La Escuela En La Educacion


Enviado por   •  20 de Julio de 2013  •  1.382 Palabras (6 Páginas)  •  307 Visitas

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Contenido

Resumen ejecutivo 5

1. Ciudad y calidad de vida 7

2.

Los principales retos de las ciudades arequipeñas

13

La planificación urbana: hacia un urbanismo menos insostenible 13

Movilidad sostenible y calidad de vida 21

Políticas locales ante el cambio climático 29

3. Propuestas para mejorar la calidad de vida en las ciudades

Planificación urbana y territorial: la necesidad de un enfoque integrador 67

Una movilidad y accesibilidad más sostenibles; mucho camino por recorrer 68

La lucha contra el cambio climático desde las políticas urbanas 72

Una visión transversal de la ciudad para mejorar el acceso a la vivienda 77

La mejora de la calidad de vida a través de la rehabilitación de la ciudad Este era el diagnóstico de lo que estaba ocurriendo hace más de 10 años, pero no sólo sigue estando vigente, sino que comprobamos en el día a día que los síntomas han empeorado. Hemos perdido una década para reorientar las políticas urbanas de muchas de nuestras ciu- dades. Muchos gobiernos locales han estado más preocupados por fomentar el desarrollo urbanístico a cualquier precio que por mejorar la vida de sus ciudadanos. Además de las consecuencias directas en la vida cotidiana derivadas de esta orientación de las políticas urbanas, hay que añadir el descrédito de las instituciones públicas producido por los casos de corrupción, relacionados –en la mayoría de los casos– con el desarrollo urbanístico, que dificulta aún más la implementación de medidas desde una óptica de la corresponsabilidad y la participación social.

Y aunque, como decíamos, la situación, siendo optimistas, se ha mantenido desde el año

1996, ahora hay otros aspectos de interés general que entonces no se contemplaban y que pueden servir para impulsar enfoques más acertados para las ciudades. El paradigma de la sostenibilidad se apoya ahora en las evidencias del cambio climático y sus consecuencias para la supervivencia de la vida en el planeta. En este contexto, la ciudadanía cada vez es más consciente de la necesidad urgente de reducir nuestro consumo de recursos. Las limitaciones para evitar el derroche no tienen por qué suponer un detrimento de la calidad de vida, sino que es preciso transmitir que se trata de la reorientación de un modelo social hacia otro basado en otros valores. En este cambio es imprescindible reforzar dos ideas: las ciudades desempeñan un papel fundamental, y es posible conseguir una mayor calidad de vida reduciendo el consumo de recursos.

Para ello, en primer lugar es preciso recuperar el concepto de “calidad de vida”, de defini- ción compleja y que, por tanto, requiere un enfoque multidisciplinar. Como señala Julio Al- guacil, “considerar la calidad de vida como un componente articulador de la complejidad nos permite acceder a la idea de la calidad de vida como un proceso que integra al sujeto” (Alguacil, 1996). Mejorar la calidad de vida no debe entenderse como un objetivo final, si- no como un proceso a través del cual los ciudadanos se integran y forman parte de un con- junto social. No es, por tanto, una definición cerrada, sino que evoluciona según las deman- das y las necesidades de la sociedad en cada momento y en el contexto actual parece que ha llegado el momento de redefinirla. En conclusión

“Resolver los problemas en el seno de la ciudad supone mejorar la habitabilidad y, con ella, la calidad de vida. La calidad de vida de los ciudadanos depende de factores sociales y eco- nómicos y también de las condiciones ambientales y físico-espaciales. El trazado de las ciu- dades y su estética, las pautas en el uso de la tierra, la densidad de la población y de la edi- ficación, la existencia de los equipamientos básicos y un acceso fácil a los servicios públicos y al resto de actividades propias de los sistemas urbanos tienen una importancia capital para la habitabilidad de los asentamientos urbanos. Por lo tanto, para que se cubran las necesi- dades y aspiraciones de los ciudadanos respecto a la habitabilidad de los barrios y la ciudad

entera es aconsejable que se oriente el diseño, la gestión y el mantenimiento de los sistemas urbanos de modo que se proteja la salud pública, se fomente el contacto, el intercambio y la comunicación, se fomente la seguridad, se promueva la estabilidad y la cohesión social, se promueva la diversidad

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