La Modernidad Con La Elite Chiena
Enviado por marcelaba • 16 de Mayo de 2013 • 755 Palabras (4 Páginas) • 371 Visitas
“El programa común de formación general y personal debe ofrecer a todos los chilenos y chilenas la posibilidad de desarrollar plenamente todas las potencialidades y su capacidad para aprender a lo largo de la vida, dotándolos de un carácter moral cifrado en el desarrollo personal de la libertad; en la conciencia de la dignidad humana y de los derechos y deberes esenciales que emanan de la naturaleza humana; en el sentido de la trascendencia personal, el respeto al otro, la vida solidaria en sociedad y el respeto a la naturaleza; el amor a la verdad, a la justicia y a la belleza; en el sentido de convivencia democrática, el espíritu emprendedor y el sentimiento de nación y de la patria, de su identidad y tradiciones” Comisión Nacional para la Modernización de la educación, 1994
La educación se gestó como una ilusión civilizatoria a partir de la modernidad, idea instalada por la nueva elite del siglo XIX. Desde ahí la educación aparece como un sustento del orden social e institucional, que aparece en casi todas las expresiones de la clase dirigente del siglo XIX. Serrano 1993.
Durante el período del siglo XIX, la clase dirigente se sentía confiada de la vigencia del orden, tenían una mejor disponibilidad hacia los requisitos de la modernidad y la actualización de la república. Partiendo de la base de que la valoración del orden es un elemento de consenso. Las elites chilenas entendieron el concepto de orden en toda su complejidad literal y discursiva, el orden es la utopía del “no caos”. Lechner.
Por lo tanto, la noción de orden trasciende un significado meramente político. Se relaciona directamente con el cambio social y con las visiones que sobre éste surgen desde la revolución ilustrada hasta los sucesos revolucionarios europeos. A. Stuven 1997.
La clase dirigente comprende que el orden requiere ser institucionalizado para superar la utopia, no es un simple recurso para mantener el poder. Aumentar los niveles de instrucción, guardaba relación, en gran medida, con la civilización y moralización del pueblo. Es así, como en el proceso civilizatorio se incorpora la iglesia como institución de apoyo al orden en su rol moral.
El nivel primario constituyó la educación terminal para el pueblo; los niveles secundario y superior estuvieron dirigidos a los emergentes sectores medios y las elites.
El estudio histórico nos muestra que los intereses de los sectores populares no fueron necesariamente modernizarse y moralizarse, al menos no en el sentido que le atribuyeron las elites. Sus interese tuvieron más que ver con la adquisición de habilidades que les permitieran desenvolverse mejor en sus propias ocupaciones. M. Egaña 2000.
Unas pocas escuelas de primeras letras estuvieron a cargo de los Cabildos o de la Iglesia. Esta mantuvo también algunos colegios y seminarios. A fines del siglo XVIII y comienzos del XIX y como expresión de la ideología de la
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