La Santa Inquisición
Enviado por Gaallegooss • 29 de Enero de 2014 • 1.831 Palabras (8 Páginas) • 384 Visitas
La Santa Inquisición
Desde 1184 hasta 1965 la Iglesia Católica se dedicó a culpar, detener, juzgar y condenar a muerte a millones de personas (nombradas como “paganos” y “herejes” por los benévolos y moralmente superiores cristianos que les enjuiciaban) tan solo por no seguir las normas morales que ellos mismos dictaminaban como correctas.
En su infinita misericordia y siguiendo el ejemplo divino dado en las escrituras, el tribunal inquisitorial de la Iglesia Católica utilizó una serie de invenciones propias del más retorcido de los sádicos criminales.
Métodos de tortura
1. LA SIERRA
Observando el dibujo, éste instrumento de tortura no necesita muchas explicaciones. Sus mártires son abundantes. Debido a la posición invertida del reo, se asegura suficiente oxigenación al cerebro y se impide la pérdida general de sangre, con lo que la víctima no pierde el conocimiento hasta que la sierra alcanza el ombligo, e incluso el pecho, según relatos del siglo XIX.
2. LA PERA ORAL, ANAL, VAGINAL
Eran forzados en la boca, recto o vagina de la víctima y allí expandidos a fuerza por el tornillo a su máxima apertura. El interior de la cavidad en cuestión era irremediablemente mutilada, y casi siempre fatalmente. Las puntas al final de los segmentos servían para cortar mejor la garganta, los intestinos y el cérvix. El uso de la pera originalmente fue ideado para aquellas mujeres que habían sido encontradas culpables de la unión sexual con el diablo o sus familiares.
3. LA RUEDA PARA DESPEDAZAR
La rueda para despedazar. Era el instrumento de ejecución más común en la Europa germánica, después de la horca, desde la Baja Edad Media hasta principios del siglo XVIII. En la Europa latina el despedazamiento se llevaba a cabo con barras de hierro macizas y mazas herradas en lugar de ruedas. La víctima, desnuda, era estirada boca arriba en el suelo o en el patíbulo, con los miembros extendidos al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Bajo las muñecas, codos, rodillas y caderas se colocaban trozos de madera. El verdugo, asestando violentos golpes con la rueda de borde herrado, machacaba hueso tras hueso y articulación tras articulación procurando no asestar golpes fatales. La víctima se transformaba, según nos cuenta un cronista alemán anónimo del siglo XVII, "en una especie de gran títere aullante retorciéndose, como un pulpo gigante de cuatro tentáculos, entre arroyuelos de sangre, carne cruda, viscosa y amorfa mezclada con astillas de huesos rotos”. Después se desataba e introducía entre los radios de la gran rueda horizontal al extremo de un poste que después se alzaba. Los cuervos y otros animales arrancaban tiras de carne y vaciaban los ojos de la víctima hasta que a ésta le llegaba la muerte.
4. LA CUNA DE JUDAS
En este procedimiento la víctima es izada de la manera que se puede ver en la ilustración adjunta y descendida sobre la punta de la pirámide; de tal forma que su peso reposa sobre el punto situado en el ano, en la vagina, bajo el escroto o bajo el coxis. El verdugo, según las indicaciones de los interrogados, puede variar la presión desde nada hasta todo el peso del cuerpo. Se puede sacudir a la víctima o hacerla caer repetidas veces sobre la punta.
5. DESGARRADOR DE SENOS
Ya frías o incandescentes, las cuatro puntas desgarraban hasta convertir en masas informes los senos de incontables mujeres condenadas por herejía, blasfemia, adulterio y muchos otros "actos libidinosos", aborto provocado, magia blanca erótica y otros delitos. En varios lugares en diferentes épocas en determinadas regiones de Francias y Alemania hasta el siglo XVIII un "mordisco" con dientes al rojo vivo se aplicaba a uno de los pechos de las madres solteras, a menudo mientras sus criaturas se contorsionaban en el suelo salpicadas por la sangre materna.
Además de la función punitiva, el desgarramiento de senos servía como procedimiento inquisitorial y judicial.
El caso más famoso es el de Ana Pappenheimer. Que después de ser torturada con el "strappado", Ana fue despellejada y rasgadas sus carnes con tenazas candentes y al rojo vivo, sus pechos se los cortaron, y una vez ensangrentados fueron dados por la fuerza a sus hijos, ya crecidos, en la boca.
6. LA DONCELLA DE HIERRO DE NUREMBERG
Es un envase, caja cerrada, similar a un ataúd que estaba parado íntegramente y cerrado firmemente. En uno de sus lados una puerta y sobre ella se añadieron unos pinchos. Se colocaban a las víctimas paradas allí dentro, cuando la puerta con sus pinchos se cerraba, éstos últimos se dirigían a los cuerpos de las víctimas. Las garras no fueron diseñadas para matar, francamente, pero sin embargo la víctima podía disfrutar de su nuevo hogar varios días antes de morir.
7. EL TORO DE FALARIS
Se atribuye la quema de seres humanos dentro de la efigie de un toro a Falaris, tirano de Agrakas (la actual Agriento, en Sicilia), que murió en el año 554 a.C.
Los alaridos y los gritos de las víctimas salían por la boca del toro, haciendo parecer que la figura mugía.
8. EL POTRO
La víctima es atada al instrumento y estirada rápidamente o gradualmente por periodos de días. Se reportaron casos de cuerpos estirados hasta doce pulgadas como resultado de la sistemática dislocación de cada coyuntura del cuerpo, fuertes ruidos de huesos dislocados, gritos de agonía y fútiles pedidos de misericordia retumbaban por el taller del inquisidor. Con el prisionero atado a este horrible aparato, el inquisidor también usaba una variedad de torturas más sutiles.
9. LA SILLA DE INTERROGATORIO
Se
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