Los Derechos Sociales.
Enviado por Angelica Aymerich • 26 de Marzo de 2017 • Apuntes • 2.837 Palabras (12 Páginas) • 239 Visitas
Universidad de Puerto Rico en Carolina
Departamento de Humanidades
Trabajo Final:
Los Derechos Sociales
Angelica M. Aymerich Ortiz
845-16-0308
HUMA 3102 M06
Prof. Apesteguia
23 de marzo de 2017
Introducción:
La Declaración universal de los derechos humanos fue aprobada el 10 de diciembre de 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas reunida entonces en París. Los Estados miembros de las Naciones Unidas no han dejado de afirmar la validez de esta Declaración, que constituye una nueva ética para nuestro tiempo, porque sus autores no se inspiraron simplemente en el idealismo, sino en un realismo tenaz, nacido de un íntimo conocimiento de las raíces de los conflictos y de las exigencias de la paz. Nuestra tarea como educadores, políticos, padres, hombres sin más, será la de crear conciencia de la existencia y vigencia de esta Declaración, es decir, en la práctica, toda tarea formativa debe responder al contenido de la Declaración universal de los derechos humanos cuyo preámbulo proclama que será la educación, ante todo, la que asegurara la aplicación efectiva del derecho a la vida, a la propiedad del trabajo, el derecho de reunión y asociación, a la información, a la educación y a la cultura, el derecho a la democracia política.
1. Historia de los Derechos Humanos:
Introducción: Las sucesivas Declaraciones de los Derechos Humanos o del Hombre a lo largo de la historia, constituyen un conjunto de declaraciones liberales en el sentido de que sus autores demostraron siempre un espíritu amplio y tolerante, con una tolerancia que nunca dejo de elegir. Estas declaraciones son, en el sentir de muchos, y con todas sus limitaciones e imperfecciones, unas de las tareas más importantes del espíritu humano.
A. El Discurso Fúnebre de Pericles:
Tucidides pone en boca del gobernante, al año 431 a.d. J.C, las siguientes palabras: “Vivimos en una Republica que es ejemplo de otras y nuestro gobierno es una democracia porque la administración del mismo no es cosa de pocos sino de muchas. La ley asegura a todos la igualdad y en cuanto a la participación pública cada uno tiene la consideración en razón de su mérito y el grupo al que pertenece importa menos que su valía personal. La libertad dirige el gobierno de nuestra República y no humillamos a los demás. Siempre obedecemos a los magistrados y a las leyes, sobre todo a las que defienden a los oprimidos y que aún no estado escritas, señalan a quienes las violan con el deprecio universal”. Excelente primer catálogo de derechos en el que se defiende el mérito, la igualdad ante la justicia, el cuidado de los oprimidos, las posibilidades iguales sin referencia al grupo social.
B. El Cristianismo:
El cristianismo no es un humanismo, es decir, no es solo un humanismo. Es, ante todo, una religión que conduce hacia la salvación eterna. Pero la continua insistencia de la Biblia, especialmente en los Evangelios, sobre la fraternidad, la igualdad y la dignidad humana, las repetidas veces que Cristo anuncia la llegada del Reino de Dios como algo no ajeno a la historia cotidiana: “El Espíritu del Señor esta sobre mi porque me ha ungido para dar la Buena Nueva a los cautivos y a dar la vista a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y para proclamar el año de gracia del Señor” (Lc. 4, 16-21), han ayudado a formular y a desarrollar una doctrina social, especialmente en nuestros días, que es una consecuencia del fondo moral de la fe cristiana. El espíritu cristiano, aunque muchas veces no las instituciones ancladas en un puro espiritualismo de evasión o en el conformismo con el poder, ha trabajado a la humanidad como una levadura.
C. Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América:
El 1 de julio de 1776 se votó la independencia de los Estados Unidos de América y el día 4 se adoptó la Declaración redactada por Jefferson, donde se advierten los ecos del libro de Paine titulado El sentido común, del Discurso de Pericles y de la ética cristiana. “Consideramos, se expone en la Declaración, que las siguientes verdades son axiomáticas: que todos los hombres fueron creados iguales, que su Creador los doto de ciertos derechos inalienables, que entre ellos figuran la vida, la libertad, la prosecución de la felicidad”. Este derecho a la felicidad proclamado por primera vez en la Historia, refleja el optimismo de aquellos hombres empeñados en comenzar una etapa nueva, con la esperanza de que la tierra no fuera “un valle de lágrimas”. Poco más tarde, las diez primeras enmiendas completaban el texto constitucional. Estas enmiendas inspiradas en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, consagraban la libertad religiosa, las libertades de palabra, prensa y reunión, la inviolabilidad del hogar, la seguridad personal, el derecho de propiedad y otras garantías importantes de carácter judicial. A pesar de todo la Declaración constituyo un paso importante en el camino de delinear el deber ser del hombre.
D. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789:
Hacia 191 años del siglo XVIII, empeñados en dejar atrás la teoría de Hobbes de que el miedo es el fundamento de la autoridad: “Quienes eligen un soberano – escribía el teórico del absolutismo – lo hacen por temor mutuo los unos de los otros.” Desde Suarez y Vitoria, desde Spinoza y Hugo Grocio, sin contar con las utopías de Moro y Campanella, el siglo XVII había ido preparando el “Siglo de las Luces” que sintetizan el racionalista Diderot, la ironía escéptica y la maligna de Voltaire y, sobre todo, Rousseau con su idea de la bondad de lo natural, contribución de América a las ideas europeas y universales. Si el hombre nace bueno y la sociedad lo vuelve malo (las sociedades absolutistas hijas del miedo), es posible recomenzar de nuevo creando una civilización diferente. Por ello, la Asamblea Nacional se dedica a exponer los derechos “naturales” cuyo desprecio, olvido e ignorancia son las únicas causas de las desgracias públicas y de la corrupción de los gobiernos. Declaran, en consecuencia, bajo los auspicios del Ser Supremo todavía, los siguientes Derechos del Hombre y del Ciudadano de los que transcribo los más importantes:
I. Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales no pueden fundarse más que sobre la utilidad común.
II. El fin de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e inalienables de los hombres. Estos derechos son: la libertad, la propiedad, la seguridad, la resistencia a la opresión.
III. El principio de toda soberanía reside esencialmente en la nación. Ningún cuerpo ni individuo puede ejercer ninguna autoridad que no emane expresamente de ella.
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