NO SOY FEMINISTA
Enviado por JESICA PORRAS JIMENEZ • 21 de Noviembre de 2022 • Ensayo • 2.061 Palabras (9 Páginas) • 136 Visitas
NO SOY FEMINISTA
Debemos partir señalando un punto que resulta obvio: hombres y mujeres son diferentes. Esta diferencia entre hombres y mujeres no solo se limita a los genitales, sino que también comprende la estructura muscular, ósea, funcionamiento hormonal, cerebral, resistencia al alcohol, etc.
Hay otras diferencias que se derivan de los rasgos biológicos; diferencias que se centran en las capacidades, aptitudes e intereses. Es así como, en promedio, las mujeres son más empáticas, cooperadoras, tienen un mayor desarrollo del lenguaje, mejor percepción de los colores, pueden realizar multitareas y tienen un mayor interés en las carreras relacionadas con las personas y los seres vivos. En cambio, los hombres, en promedio, son más competitivos, más arriesgados, tienen una mejor percepción de la distancia y el movimiento, suelen centrarse en una sola tarea a la vez, y se interesan mucho más por los objetos y sistemas.
Están quienes señalan que estas diferencias derivan de distintas estrategias evolutivas y la influencia de elementos biológicos, como los niveles de testosterona. También hay otra postura que señala que todos nacemos como “tabulas razas”, que estas diferencias son impuestas por la sociedad y que, al ser construcciones sociales, pueden ser modificadas. Sobre la postura de la influencia biológica, existen múltiples estudios de diversos especialistas. Sobre la postura de la influencia cultural, no existe ningún estudio o evidencia que la sustente.
Dejar establecidas estas diferencias tiene una gran importancia, puesto que ignorarlas, nos puede llevar a enarbolar banderas de luchas que están fundamentadas en falacias o información distorsionada.
Dentro de las falacias usadas por el feminismo actual, una de los más populares es la famosa “Brecha Salarial”. Hoy por hoy, nadie tendría el valor de negar que exista una brecha salarial entre hombres y mujeres, pero… ¿alguien sabe cómo se llegó a esa conclusión? En base a las estadísticas de cada país, se toma el total de ingresos de las mujeres y se divide por el número de mujeres; misma operación que se hace con los hombres, dando como resultado una diferencia de aproximadamente un 25% de los salarios. Pero basta con agregar un solo elemento y esta “Brecha Salarial” desaparece, y nos referimos al número de horas trabajadas. Los mismos organismos que calculan la “brecha salarial”, también han calculado, en promedio, una diferencia de un 30% en el número de horas trabajadas.
Si además se agrega otro elemento, como lo es el tipo de trabajos que eligen hombres o mujeres, se explica aún más esta supuesta “Brecha”, ya que los trabajos que suelen escoger los hombres son mejor remunerados que los que suelen escoger las mujeres. Debemos hacer presente que, en aquellas sociedades con políticas de género más fuertes y mayor igualdad entre hombres y mujeres, como los países escandinavos, son las sociedades donde se aprecian las mayores diferencias en la selección de los trabajos de hombres y mujeres.
Otra falacia que se suele utilizar es el famoso “Techo de Cristal”, pero, en aquellas carreras con mayor representación de mujeres, también hay más mujeres en las jefaturas. Incluso hay algunas áreas donde no se podría anticipar que las mujeres tienen una mayor presencia en las jefaturas, como en el Poder Judicial, donde 2/3 de los Jueces son mujeres. Lo curioso es que no se denuncia ni se exige cambios o cuotas en aquellas áreas donde existe una sobre representación de mujeres, como por ejemplo la educación de párvulo y enfermería, y sí se hace en las áreas donde hay más hombres, como en minería o en ingeniería. También debe considerar el sacrificio que implica ascender en una carrera, como dedicar mayor número de horas, tener disponibilidad permanente y estar dispuesto a viajar o realizar tareas más sacrificadas; condiciones que no suelen ser aceptadas por todos.
El principal mito del feminismo es aquél que más se promociona: que el feminismo lucha por la igualdad o la equidad entre hombres y mujeres.
Últimamente se suele describir el feminismo como “una doctrina o movimiento social y político que busca la equidad entre hombres y mujeres”; incluso algunas corrientes más radicales lo definen como “la toma de conciencia por la mujer de la opresión que padece”. Cuando, en realidad, el feminismo es un “movimiento que busca la reivindicación de los derechos y libertades de la mujer”. Ni más ni menos. Ésta no solo es una lucha legítima, sino que también es una lucha muy necesaria, pero que nada tiene que ver con la equidad entre hombres o mujeres.
Muchas son las injusticias que afectan a los hombres, se invisibilizan y actualmente se están agravando. Solo a nivel social, podemos mencionar que 8 de cada 10 personas en situación de calle son hombres; 9 de cada 10 personas asesinadas son hombres; el 80% de los suicidios son cometidos por hombres; hay una mayor deserción escolar en los hombres; tienen mayor tendencia a las adicciones; son los que realizan los trabajos más peligrosos y en condiciones más precarias; y un largo etcétera.
A nivel legal, hasta el 2013, los hombres no tenían derecho a quedarse con el cuidado personal de los hijos; el servicio militar aún es obligatorio solo para los hombres; en algunos países, como Guatemala, la pena de muerte solo se aplica a los hombres; en materia de rescate y ayuda sanitaria internacional, se descarta la ayuda a los hombres; el fuero maternal y toda la normativa sobre maternidad está denegada para el hombre; el patrimonio reservado es otro beneficio exclusivo de la mujer; y así entre muchas otras situaciones que nos llevan a plantear que la “igualdad entre hombres y mujeres” es solo en cuanto a su dignidad, mas no así en sus derechos.
En España y Argentina se impulsaron leyes que atentan contra del Debido Proceso, en presupuestos tan básicos como lo son la Igualdad ante la Ley, la Presunción de Inocencia, y las penas que se aplican. En Chile, esto se aprecia en el Femicidio, donde se sanciona a la persona por una característica personal y no por la conducta realizada.
Las Reglas de Bangkok son una resolución de la ONU del 2011, que recomienda a los Estados miembros que se establezcan modificaciones legales para que los delitos solo sean sancionados con penas de cárcel cuando se trate de hombres y que mujeres las cumplan en libertad.
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