OBRA
Enviado por Bruze PerzAvi • 9 de Septiembre de 2015 • Apuntes • 1.803 Palabras (8 Páginas) • 248 Visitas
EL PESEBRE DEL CORAZÓN
PERSONAJES:
José
María
San Miguel
Ángeles
Satanás
El dinero
El poder
La pereza
Yolotlduro
Martha
Macrina
Inocencia
Benito
Nepomuceno
Soldado romano
PRIMER ACTO
( Entra un soldado romano en medio de la plaza y lee un rollo en el que se anuncia esta noticia, mientras las personas se van acercando hacia él.)
Soldado: Por órdenes de los grandísimos señores César Augusto y Herodes se les comunica que a más tardar, antes de terminar este año, todos deberán empadronarse en la ciudad o el poblado en el que hayan nacido sus abuelos y quien desobedezca será castigado severamente con una pena de 50 nalgadas con mano mojada, además se les quitará el derecho al procampo, a la liconsa y a los desayunos calientes, más aún ya no se les va a pavimentar su carretera..
Martha: ¡ Ya oyó comadre! Nos van a dar 50 nalgadas como castigo si no vamos a empadronarnos.
Macrina: ¡Ay comadre! Como si estuviéramos chiquitas para dejarnos pegar. Ya estos pelados no saben ni qué inventar para estar molestando.
Martha: Pues con tal de no pasar esas vergüenzas, yo voy corriendo, pero quien sabe qué digan nuestros maridos, porque como tienen sus borregos y sus chivitos, no creo que los quieran dejar.
Macrina: Sí, pues, ya ve que a veces les importan más sus animales que nosotras.
Inocencia: (entra corriendo y se acerca a preguntarle al soldado) oiga, y si alguien no pudiera ir a apuntarse, por ejemplo ¿ que estuviera a punto de dar a luz?
Soldado: ¡ Aquí no hay pero que valga! O se apuntan o les cumplo la sentencia.
Inocencia:¡ Ay Dios! No… (sale corriendo hacia donde estará la casa de José y María)
Inocencia: ¡ María! ¡ María! Corre por tu vida.
José: (sale de la casa con un martillo y unos clavos) ¿Qué estás diciendo Inocencia? ¿Qué peligro corre mi esposa?
Inocencia: ¡Ay José! si todos los hombres fueran como tú. Perdona mis gritos, pero es que en la plaza un soldado ordenó que todos nos vayamos a apuntar al lugar de donde viene nuestro apellido y como tú eres de Belén y eso queda tan lejos.
María: (grita desde adentro) ¿ Qué pasa José? ( y sale con dificultad de su casa)
José: Nada María (abrazándola) sólo que han dado una orden los reyes y creo que en tu situación será imposible que la cumplamos, ¿ Cómo voy a exponerte a ti y al bebé que está por nacer a que sufran un accidente o alguna desgracia?
Joaquín: (saliendo de la misma casa junto con Ana) ¿Por qué te preocupas? No ves que de esta forma se cumplirá la profecía?
José: La profecía?
Ana: Sí, “Tú, Belén, no eres el poblado menos importante de Israel, porque en ti nacerá el Salvador prometido”.
María: Vamos José, no hay que temer, Dios está con nosotros y si así quiere que se cumpla su palabra, que así se haga.
Cambio de escena
Benito: (apareciendo del otro lado del escenario) No y no, Macrina, no vamos a ir a empadronarnos a Chiconcuac, tenemos que cuidar a los borregos que nos quedan.
Macrina: pero es que si no vamos nos van a quitar todo y nos vamos a quedar en los puros chones.
Benito: Pues no me importa.
Nepomuceno: ¿Cómo ve a éstas, compadre? Le tienen miedo a unos cuantos golpecitos, pero no voy, no voy y no voy.
Macrina y Martha: ¡Si todos los hombres fueran como José! (y comienzan a chillar)
Nepomuceno: Eso sí que no, a nosotros no nos van a comparar con ese pobretón carpintero, pero bueno para que ya no berreen nos vamos a ir a empadronar.
Macrina y Martha: Gracias, Diosito, porque no nos van a cuerear enfrente de todos.
SEGUNDO ACTO
Yolotlduro: (entra cantando y bailando) ¡Qué rico soy, qué solito estoy, cómo me quiero.
Los diablos: (le hacen rueda): haa, haa
Yolotlduro: sin mí me muero.
Los diablos: haa, haa
Yolotlduro: jamás, jamás, jamás me voy a olvidar.
Los diablos: ¡he!
Yolotlduro: ¡Qué a gusto estoy aquí! Nadie se mete conmigo y nadie me viene a molestar. Así quiero vivir para siempre.
El poder: Felicidades, hemos logrado nuestro cometido, hemos endurecido el corazón de este hombre, haciéndolo insensible y orgulloso. ¡Vayamos a presentarnos a nuestro jefecito!
El placer y la pereza: ¡Sí vamos!
Los diablos: (llegan corriendo) Jefecito, ya estamos aquí.
Satanás: Ya los vi inútiles, ¿ Por qué me molestan?
El placer: porque hemos terminado nuestro trabajo, hemos hecho un nuevo servidor para ti, como tú nos lo pediste: Yolotlduro.
La pereza: Pobrecito, lo hubiera visto. Fue tan fácil, con el simple hecho de comprarse un reposet, un dvd y una tele, se dio por satisfecho.
El placer: Y como mi amigo el poder le dio todo lo que necesitaba, dobló muy rápido las manitas.
Satanás: Me parece perfecto, pero les tengo un último trabajito.
Los diablos: ¿Cuál?
Satanás: Impedir que Dios entre en el corazón de este hombre, pues su hijo, que está por nacer, viene en camino hacia Belén y como él es el único hotelero del lugar, deben de lograr que no les dé posada a sus padres y así, este Dios Niño, por el frío de la noche, agarre una pulmonía y muera sin remedio.
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