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Patriarcado interiorizado: Sesgo de género y machismo en las universidades chilenas


Enviado por   •  16 de Octubre de 2021  •  Ensayo  •  1.425 Palabras (6 Páginas)  •  126 Visitas

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Patriarcado interiorizado: Sesgo de género y machismo en las universidades chilenas

Por Yasna Chávez Arriagada        Ramo: Bioética

Las manifestaciones al son de demandas sociales han sido la crónica durante los últimos años, siendo de las más importantes en términos de convocación las manifestaciones feministas, formando un precedente en la comprensión del movimiento a nivel mundial. El 2018, se estableció por distintas académicas Chilenas, donde destacan María José Cumplido, María Emilia Tijoux y Teresa Valdés la tercera ola activa del feminismo en Chile como la más grande en la historia del territorio nacional (1), siendo en octubre del 2019 junto a la unificación de demandas como la exigencia de mejoras en la calidad salud, educación y de alzas en las remuneraciones en conjunto a las exigencias del feminismo, la consagración de este como uno de los principales motores de cambio y reestructura en el sistema social, económico y político Chileno. Su principal objetivo puede ser descrito por lo sostenido por la doctora en filosofía Pilar Sánchez Álvarez, quien afirma que, si bien el feminismo puede ser descrito de muchas formas, en efecto es la teoría explicativa de la subordinación de las mujeres dentro de los sistemas sociales, siendo la teoría que investiga cómo se construye el sujeto femenino. De esta manera se explica como objetivo fundamental la visibilización y emancipación de la mujer respecto al hombre y consigo, la destrucción del sistema patriarcal (2).

Sin embargo, y en paralelo a lo ya descrito anteriormente, el avance en términos prácticos ha sido reducido, esto se puede observar en el porcentaje de participación política, donde en el periodo 2014-2018 la cámara baja alcanzaba un escaso 15,8% de diputadas, en respuesta a esto la promulgación de la Ley 20.840, la cual instauró un sistema proporcional inclusivo en distritos de magnitud mediana y pequeña, junto a una fórmula repartidora D’Hondt. Su denominación se la debe a la incorporación de una cláusula transitoria (Art. 23), la cual establece que los partidos no pueden presentar candidaturas que superen el máximo de un 60% de personas de un mismo género, lo que permitió establecer un mínimo de 40% de cuota femenina a nivel país en las elecciones parlamentarias (3). A pesar de ello la población masculina presente en cargos de dicha categoría es predominante, lo que aumenta en virtud de la responsabilidad que implica el tipo de cargo asignado, un ejemplo de esto es la presidencia del senado, puesto obtenido por solo 2 mujeres en los 208 años de historia del senado en Chile, siendo Adriana Muñoz, actualmente en el cargo, e Isabel Allende en 2014.

Esta situación se replica en todas las aristas de la sociedad chilena, donde el sesgo de género en la ocupación de determinados espacios sociales se incrementa según la importancia asignada esta.

En el aspecto educacional se percibe una preocupante situación con respecto a la posición de la mujer tanto en el área académica como administrativa, poniendo en riesgo el desarrollo de políticas educacionales que sean útiles y aplicables para todos los individuos de la comunidad.

Si analizamos la presencia de mujeres en cargos de alta responsabilidad se puede observar un abismante predominio masculino, esto es visible es la ausencia casi absoluta de rectoras en las universidades pertenecientes al CRUSH, siendo solo 1 (una) en un grupo de 20 universidades.

Esto repercute en la percepción del progreso que las universidades manifiestan, ya que, a pesar de encontrarse regidas por un sistema basado en el constante desarrollo y avance, no es de manera integral ni del todo inclusivo, debido a la ausencia de pluralidad en las visiones que eventualmente dictaminarán el futuro.

En el área académica se cuenta con un registro del año 2018 en el cual se refleja la crítica situación de disparidad en el cuerpo docente de 3 universidades de prestigio chilenas, Universidad de Chile, Pontificia Universidad Católica y Universidad de Santiago de Chile. En dicho registro se observa que, en las facultades de Ingeniería, pertenecientes a las universidades mencionadas, existe un 15.1% de docentes mujeres, lo cual contrasta con el abrupto 96,1% de presencia en las facultades de enfermería (4).

Si se hace un análisis a los datos expuestos se logra relacionar a la perfección la presencia de cada género con los roles implantados por la sociedad, caracterizando carreras como “de mujer o de hombre”. Si bien esto se ha intentado erradicar con políticas de igualdad de género estas han sido insuficientes y deficientes en su aplicación, resultando en una silenciosa violencia sistemática por parte de la sociedad y los mismos estamentos de la universidad hacia quienes rompan estos parámetros ingresando a carreras que por comprensión social no les corresponden.

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