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Pensamiento, ciencia, cultura y ocio


Enviado por   •  23 de Octubre de 2019  •  Ensayo  •  6.203 Palabras (25 Páginas)  •  142 Visitas

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XXIX. Pensamiento, ciencia, cultura y ocio

Ana maría Lema / Pilar Mendieta

Los primeros años del siglo XX, marcados por una mentalidad positivista y pragmática, fueron el escenario de un desarrollo material que no apoyo las artes ni la cultura (Querejazu Leytón, 1999). Sin embargo, aquello no fue obstáculo para que sus expresiones llegaran a nuevos públicos. En materia de pensamiento y de producción intelectual, el tema del darwinismo social y del “problema del indio” estuvo en el corazón de muchos debates; también fue aborda desde la perspectiva educativa, como muestra el capítulo anterior. Este capítulo se refiere al desarrollo de la vida intelectual y científica boliviana a los principios del siglo XX y evoca el tema del darwinismo social. También se dedica a explorar las expresiones artísticas en varios ámbitos: el de las imágenes, con la pintura, la fotografía y los inicios del cine; el de la música y, como no podía faltar, el de las fiestas –especialmente los carnavales- y un nuevo deporte en boga: el futbol.

El darwinismo social, el problema del indio y los mestizos

La peculiaridad de la confrontación bélica de 1899 conocida como la guerra federal consistió en la participación activa de las comunidades indígenas del vasto altiplano aymara sobre la base de una gran alianza con el partido liberal; esta se rompió una vez los indígenas radicalizaron su posición dentro del contexto de la contienda bélica. Por ello, la población aymara pasó de una incondicional aliada a ser considerada un colectivo peligroso para los objetivos de la elite liberal norteña.

En 1899, se inició el proceso de Mohoza (1899-1905): se trataba dl juicio contra la comunidad del mismo nombre por lo ocurrido cuando un escuadrón liberal fue matado por los aliados indígenas en la iglesia del pueblo de Mohoza (provincia de Inquisivi, La Paz). Durante el proceso se enfatizó el pretendido “salvajismo” y la “criminalidad” innata del colectivo aymara bajo supuestos tomados del darwinismo social en boga (recuadro 58)

Recuadro 58

El darwinismo social

El darwinismo social es una teoría social que propugna la idea de que la teoría de la evolución de Charles Darwin tiene aplicaciones sociales en instituciones humanas. Está basado en la idea de la supervivencia del más apto concebido como mecanismo de evolución social y la creencia de que el concepto darwiniano de la selección natural puede ser usado para el manejo de la sociedad humana, insistiendo en la competición (étnica, nacional, de clase, etc.) por recursos naturales o diversos puestos sociales. En general defiende la eugenesia como argumento para aplicar métodos de “depuración” o “mejora” de la especie humana e implica un conjunto de reformas a las leyes sociales y/o políticas en un plano de la lucha de individuos o grupos humanos, concebidos como una forma de progreso social y biológico. El darwinismo social está basado en interpretaciones sobre los escritos de Darwin. Fue una gran influencia en países imperialistas a fines del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX.

Fuente: Wikipedia.

Los abogados defensores de los indígenas –entre ellos, Bautista Saavedra- adujeron que estos actuaron motivados por la situación política por la que estaba atravesando el país en el momento y no se podía juzgar a una comunidad de forma individual por ser un hecho colectivo. A pesar de ello, se concluyó que el indio aymara era un ser “racialmente inferior”, no capacitado para entender la democracia liberal y que en el transcurso de la guerra se había iniciado una “guerra de razas”. Dicha guerra se convirtió así en un una especie de excusa esgrimida por los liberales para borrar el rol que ellos mismos tuvieron en la alianza entablada con los indígenas al mando de Pablo Zarate Wilka. (Ver capitulo XX).

De esta manera, el inicio del siglo irrumpió en Bolivia con un conflicto de gran envergadura que en la época se denominaba, en términos de los gobernantes, el “problema del indio”.

Bajo la influencia de la ideología social darwinista, inmediatamente terminada la guerra, se empezaron a suscitar debates apasionados tanto en la prensa como entre los intelectuales de la época, a propósito de problemas relativos a las razas que habitaban Bolivia, achacando a los aymaras la culpa de todos los males de la nación. Según Demélas (1981), el darwinismo social respondía bien a los interrogantes que se planteaba una sociedad plurietnica como la boliviana. La interpretación darwinista era una promesa de progreso porque la evolución de la humanidad no admitía ningún retroceso, siendo el grupo dominante siempre le mejor. A ello se añade que después de la rebelión de 1899, este recurso ideológico era ideal para apoyar el discurso del “aymara salvaje y criminal”.

Los rumores sobre lo ocurrido en Mohoza se extendieron más allá de los Andes. En el año 1903 arribo a Bolivia una expedición francesa bajo la dirección de G. de Créqui-Montfort y E. Sénéchal de la Grange, destinada a estudiar la diferencia existente entre los aymaras, quechuas y mestizos gracias a las mediciones cronometras entonces en boga. Para ello, recurrieron a los prisioneros de Mohoza concluyendo que en la raza aymara sobrevivía la especie salvaje primitiva fecunda en los criminales natos. Las conclusiones de la misión francesa no hicieron sino afirmar las ideas darwinistas que se construyeron después de la guerra con respecto a los aymaras. De esta manera los liberales se vieron absueltos debido a que ellos no se sentían culpables del instinto criminal de los aymaras.

La conclusión de la elite bolivian con respecto a lo sucedido en 1899 fue simple ya que se afirmaba que Bolivia era un país atrasado, donde la violencia y la anarquía eran lo que primaba puesto que dos razas luchaban entre sí, oponiéndose los indios al progreso y a las costumbres democráticas. Los aymaras fueron considerados como un peso muerto en la sociedad además de una amenaza perpetua para una guerra de razas.

Una vez determinado el salvajismo y la criminalidad de los aymaras, en un segundo momento, los liberales empezaron a buscar a los culpables de la reacción indígena durante la guerra civil. Se acusó a los poderes locales de una desmedida explotación en contra de los indígenas pero, paulatinamente, se los exculpo en el discurso porque podían reformarse, regenerarse y “civilizarse” a través de la educación, el servicio militar y la transformación de grandes territorios indígenas en latifundio que debían pasar a las manos de la “progresista raza blanca”.

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