Poder y Decapitacion

Poder y decapitación

Diego Alejandro Garay Ayerve

Liceo Hermano Miguel de la Salle

  1101

Sebastián Sánchez

16 de noviembre de 2022

El término poder carece de limitaciones a la hora de definirlo, podemos relacionarlo con términos como dominación, coacción, imposición, obediencia, entre otros; y existen muchos teóricos que han tratado de definirlo desde su experiencia, tales como Max Webber, Robert Dahl o Karl Deutsch, sin embargo, todos ellos concuerdan en que el poder es una relación social, un fenómeno social en el que los seres humanos crean vínculos en términos de dominación. En el presente ensayo se dará un enfoque al poder desde la historicidad y simbología yacente en la decapitación, principalmente gracias a la historia de Juan Bautista y la obra de teatro de Roberto Arlt, Saverio el Cruel.

La decapitación, a lo largo de la historia se ha hecho partícipe mediante distintas formas de arte, dentro de estas está la literatura, la cual a través de historias mitológicas griegas como la de Perseo y Medusa muestran cuan trascendente ha sido este acto para la humanidad. “Las cabezas cortadas hablan a través del tiempo de brutalidad humana, ensañamiento y violencia y son protagonistas de relatos que refieren incredulidad, mentira y traición, amenazas y escarmientos ejemplares.” (De la Puente, 2008, p.319).

Juan Bautista era un predicador quien fue decapitado por petición de la hija de la esposa de Herodes, quien, tras el cumpleaños del emperador romano, mismo que en estado de ebriedad le ofrece solicitar cualquier cosa como regalo, incluso la mitad de su reino, pide la cabeza del predicador pues así lo deseaba su madre resultado de una venganza por el reproche de un matrimonio ilícito por parte de Juan. Tras esta solicitud, se hez realizada la decapitación para obtener como resultado el estado final del poder. Sin embargo, este estado final no es representado por Herodes quien era el alto mandatario y de quien salió la orden, además de que él temía de Juan Bautista porque era un hombre justo; se manifiesta en su esposa, Herodías, ya que ella al declarar su deseo de venganza y la orquestación de su plan mandando a su hija, se encuentra en la cúspide del poder. Y, para finiquitar esta muestra de poder de Herodías, pide la cabeza en una bandeja, en ese momento la cabeza pierde su valor distintivo y se convierte en un trofeo para quien la posea, esto con el fin de ir en contravía de las costumbres religiosas de Juan Bautista, ya que una incorrecta inhumación del cadáver es un limitante para la deseada resurrección de la carne.

Por otro lado, en la obra de Roberto Arlt, existen tres planos: el primero es la representación de lo real, un grupo de jóvenes pertenecientes a la alta sociedad empeñados en engañar a un humilde vendedor de manteca; el segundo, muestra como los amigos de Susana tratan de ayudarla a curar su supuesta enfermedad; y el tercero, es el de las imaginaciones producto de la locura y la creación del papel de coronel al que hay que decapitar para que Susana sea libre de sus obsesiones. En este caso el poder hace presencia en Susana dentro del plano ficticio a medida que encuentra la forma de recuperar su poder y vengarse, es por ello, que para ella la cabeza del coronel representaría un trofeo que debe ser exhibido en una bandeja de oro haciendo alusión a la recuperación de su poder. Tal como ocurre en la historia de Juan Bautista, la hija de Herodías pide la cabeza del predicador en una bandeja. En ambos casos, la decapitación mas que una forma de morir, es la deshumanización de las víctimas, debido a que la carencia de una cabeza en el cuerpo es la clara muestra de la falta de condición humana.  

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