Poder y dominio en las relaciones culturales entre Europa y América Latina

Poder y dominio en las relaciones culturales entre Europa y América Latina.

Empezamos mal… Aureliano Ortega Esquivel (persona que tiene diversos ensayos y libros con relación a México) nos presenta un manual donde indaga o nos explica el orden teórico e histórico-filosófico sobre la aculturación que sufrió América Latina por parte de Europa para hacer un trabajo sólido respecto a este tema.

 Respondo el por qué sobre el “empezamos mal”, el problema fue por cómo lo escribió; todo el texto lleva un lenguaje culto, formal y científico-técnico que hace difícil la comprensión de este mismo, haciendo pesada la lectura. Mediante este reporte, su servidor; resumirá, analizará y plasmará las ideas principales de una manera concreta, clara y con un estilo personal. Comenzamos…

El significado de aculturación se refiere al proceso de recepción de otra cultura y de adaptación de ella, en especial con pérdida de la cultura propia. Si relacionamos este concepto con el tema principal, es imposible no hablar de la aculturación que sufrimos por parte de Europa, con más precisión; por parte de los españoles. Cosa que no falta en el ensayo de Ortega, y por ende, comienza con eso.

Aureliano no está conforme con lo que muchos autores e intelectuales europeos y latinoamericanos escriben en sus obras, tienden a ser políticamente correctos y no decir la “verdad”. La visión de la colonización se caracteriza por palabras como “descubrimiento”, “conquista” y “colonización”, que caracterizan el primer tramo de nuestra “verdadera” historia; pero no se menciona el acoso, chantaje o tutela que ejercieron algunas naciones europeas sobre algunos de nuestros pueblos.

De esta misma manera, palabras como “encuentro”, “reconocimiento” o “globalización” reflejan y marcan fatalmente el ritmo de las instituciones por el Occidente “desarrollado”. Gracias a este tipo de palabras-emblema, se tergiversa la historia y hace que la cultura y la identidad latinoamericana muestren signos de persistente signos de colonización en la que no existe un trato de equidad. Un ejemplo fue el que usted mencionó, donde no querían que los indígenas se “ensuciaran” como los españoles, querían que se mantuvieran puros. Conocimiento del cuál no sabía para nada.  

 Para entender el orden mencionado en el primer párrafo, Ortega nos menciona 3 emplazamientos (situación o colocación de una cosa) problemáticos fundamentales para explicar y comprender las formas que históricamente fueron adoptadas las relaciones culturales entre Europa y América Latina.

• El hecho de que nuestras naciones, tal y como actualmente se configuran, son el incontestable resultado de un largo proceso de conquista y colonización europea, a través de diversos procesos y mecanismos de dominación económica y cultural.
• Que dicho proceso fue y es actualmente programado y ejecutado bajo las determinaciones económicas, jurídicas y políticas. Esto se concibe y retrata como Modernidad.
• A pesar de que la fuerza y la eficacia avasallante (del verbo avasallar: someter a una persona en contra de su voluntad y por la fuerza) de aquellas determinantes históricas han estado presentes, a la par han existido discursos opositores o de emancipación respecto a la cultura impuesta por un mundo occidental, y, más allá nos obliga a pensar en la necesidad y la posibilidad de construir un proyecto civilizatorio propio.

Los anteriores 3 puntos, los interpreto como algo superficial, el orden cómo sucedió la aculturación, más breve sería como: a) conquista y colonización b)  modernización c) oposición o emancipación. Pero esta solo es una opinión personal y poco estudiada.

Para acercarnos al examen crítico de la naturaleza, el carácter y las formas que a lo largo de cinco siglos han adoptado las relaciones culturales entre Europa y América Latina deberán considerar por lo menos tres principios de orden teórico que ayudan a determinar el alcance y la profundidad de un análisis personal. Sin estos tres principios, cualquier análisis carecerá de una base sólida y corre el riesgo de caer en los clichés como los autores y pensadores que mencionaba Aurelio.

La primera determinante de orden teórico de la que debemos hacernos cargo para abordar posteriormente el problema de las relaciones culturales entre Europa y América es el hecho llamado “El descubrimiento” fechado el 12 de octubre de 1492: constituye una pieza maestra, un engranaje propiamente esencial en el proceso de consolidación  y dominio hegemónico (hegemonía: supremacía que un estado o un pueblo ejerce sobre otro) mundial del llamado modo de producción capitalista, contemporáneamente representa la señal de arranque de ese desarrollo capitalista que solemos llamar Modernidad. Si no se entiende eso, corremos el riesgo de no entender nada de lo que sucede con nuestro desarrollo o subdesarrollo. La existencia y la circulación de una masa de enormes metales preciosos (oro y plata) que bajo la forma de “bienes de capital” hacen posible el funcionamiento necesario para construir infraestructura portuaria o carretera y el desarrollo de talleres manufactureros e industriales que multipliquen y diversifiquen los procesos de acumulación de riqueza, amplíen los medios de circulación mercantil y dineraria, patrocinen el progreso de la ciencia y la técnica, sufraguen la “invención” de máquinas e instrumentos de producción y contribuyan a la consolidación de la “economía-mundo” europea. Sin el oro y la plata americanos, no existiera el mercado mundial.

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