Practica educativa.

INTRODUCCIÓN

Las sociedades modernas se caracterizan por el continuo cambio en los distintos ámbitos social, cultural, ideológico, político, económico, etcétera; en nuestro contexto, la educación está llamada a jugar un papel cada vez más esencial, tanto como catalizadora del tránsito, como activadora de los resortes que ayudan a los sujetos a su adaptación a las nuevas exigencias; reconociendo un gran interés en acceder a experiencias educativas que nos permita a nosotros los docentes construir competencias de desarrollo personal, comunitario y nacional que nos permita alcanzar el mejoramiento magistral y personal.

En nuestra práctica educativa implica profundizar aquellos conocimientos que configuran de forma activa como especialistas en un ámbito tan complejo como es la educación, desatancando en la ardua tarea de guiar a los alumnos convenientemente en la aventura de la adquisición y el dominio de los conocimientos.

Los procesos de enseñanza – aprendizaje son, sin lugar a duda, los núcleos fundamentales alrededor de nuestra práctica educativa, desarrollando de manera eficaz e inteligentemente constituyendo un difícil reto para nosotros los maestros ya que nos obliga a conjugar un marco de intervención complejo y cambiante.

Desde mi perspectiva puedo afirmar que las estrategias de enseñanza en nuestra labor docente es el producto de las experiencias vividas en el aula y gran parte de nuestra vida cotidiana; a través de este trabajo compartiré el análisis de las distintas dimensiones en la que nos vemos involucrados en nuestro quehacer educativo.

LA FORMACIÓN DOCENTE

Desde hace bastante tiempo se ha venido hablando de la necesidad de dar un nuevo enfoque a la educación que se imparte en las escuelas; sin embargo, aún son innumerables los centros educativos que continúan manejando una forma de enseñanza básicamente tradicional.

No hay que olvidar que las asignaturas impartidas en las escuelas normales estuvieron orientadas primero hacia una pedagogía tradicional basada en la relación del educador con los contenidos y con los propios métodos, utilizando como punto de partida los principios de la tecnología educativa, la cual asumía que el mejoramiento de la educación requería de un maestro que aprendiera cómo enseñar y no, necesariamente, qué enseñar; aún en la actualidad esta postura influye en ciertos planes de estudios.

Ahondando sobre este particular, cabe señalar que es muy posible que en algunas escuelas normales encargadas de preparar a los educadores en cualquier modalidad de la enseñanza básica, no se haya visto con la suficiente profundidad todo lo relacionado con los contenidos que corresponden a cada nivel educativo, lo que es importante dentro de una formación previa al servicio activo.

Algunos investigadores, incluso, han argumentado que con el dominio de la materia los maestros entienden la asignatura y desarrollan formas efectivas de transmitirla a sus alumnos; y, sobre todo, que esto puede ser un factor determinante para poder distinguir a los buenos maestros de los malos.

Por otra parte, aunque, supuestamente, ha sido un prerrequisito para cualquier futuro educador aprender los contenidos de la materia que habrá de impartir, así como

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