Propuesta autocuidado
Enviado por Simón Adrián • 9 de Diciembre de 2015 • Ensayo • 2.057 Palabras (9 Páginas) • 328 Visitas
PROPUESTA
PROTOCOLO ACCIÓN
AUTOCUIADO FUNCIONARIOS
CENTRO DE INTERNACIÓN PROVISORIA
CENTRO DE REGIMEN CERRADO
CHOL CHOL
Cristián Vega González - Simón Vergara Fuentes
Terapeutas Ocupacionales CIP CRC Chol Chol
16 de Mayo de 2013
JUSTIFICACIÓN TEÓRICA PROPUESTA
Dentro de las instituciones que resguardan el cuidado de los adolescentes infractores de ley, se observan condiciones adversas que deben enfrentar los funcionarios en el desempeño de su labor, las cuales pueden afectar su salud física y psicológica. Estas condiciones pueden influir en la percepción que los funcionarios aprecian de las demandas del entorno, sintiendo que éstas van en aumento y sobrepasan sus recursos para afrontarlas generándose circunstancias estrasantes, lo que de acuerdo a la variada teoría puede propiciar que los funcionarios de dichos centros sean victimas de sintomatologías asociadas al Síndrome de Burnout.
La diversa literatura señala que el estrés corresponde a un mecanismo de defensa natural de nuestro organismo, así “el estrés permite que nos adaptemos a los cambios que se producen a nuestro alrededor, y para ello provoca una activación general de nuestro organismo” (Casas, 2000, pág. 14). Sin embargo, el autor señala que la exposición constate y continua frente a estas situaciones pueden alterar el desempeño de quienes se encuentran bajo esta influencia; “Sólo cuando la respuesta de estrés se mantiene durante un tiempo excesivo, es demasiado frecuente o muy intensa y daña al organismo suelen aparecer consecuencias negativas” (Casas, 2000, p.15).
En este sentido, el Síndrome de Burnout es definido por Maslach (citado en Aranda y cols. 2008) como un “síndrome de fatiga emocional, despersonalización y de un enriquecimiento personal reducido, que puede producirse entre individuos que trabajan en contacto directo con clientes o pacientes” (pág.2).
El agotamiento emocional que puede ser experimentado por el equipo profesional del centro, influye en la percepción que estos pueden llegar a tener sobre sus propias habilidades, sintiendo en ocasiones que no pueden entregar más de sí mismos a los adolescentes y jóvenes (Garrosa, González y Moreno, 1999), caracterizándose por una pérdida progresiva de energía y por un sentimiento de estar emocionalmente sobrepasado, siendo ésta la dimensión de tensión básica del Burnout (Cancino, 2005). Por otro lado, la despersonalización se muestra principalmente al desarrollar actitudes negativas hacia los jóvenes, o compañeros de trabajo (Garrosa y cols., 1999), entregando respuestas imparciales y etiquetas a otras personas, además de existir un distanciamiento frente a los problemas (Cancino, 2005). Finalmente, el enriquecimiento personal reducido o baja realización personal, se presenta cuando los profesionales se sienten ineficaces de ayudar a los jóvenes en el proceso de aprendizaje y re-inserción social y de cumplir con otras responsabilidades de su trabajo (Garrosa y cols., 1999), existiendo una pérdida de productividad (Cancino, 2005).
Conjuntamente, se puede identificar sintomatología propia del Síndrome de Burnout como por ejemplo, la dificultad en las relaciones personales producidas por las actitudes negativas e insensibilidad hacia las personas con las que se trabaja. También se pueden presentar trastornos físicos tales como: dolor de espalda y cabeza, trastornos gastrointestinales, endocrinos y cambios de peso. Asimismo, existen trastornos cognitivos que se caracterizan por tener una forma rígida de pensar a los que también se suman trastornos conductuales y afectivos, donde se presenta una baja autoestima, ansiedad y sentimientos de inferioridad (Cancino, 2005).
Lo mencionado anteriormente puede conllevar a un deterioro de los cuidados que se entregan hacia las otras personas y la atención profesional a los adolescentes del centro, (Garrosa y cols, 1999), así como también, pueden afectar la capacidad de experimentar bienestar mental social y físico, que según Wilcock (1998) es amenazado por factores de riesgo ocupacional (desequilibrio ocupacional, deprivación ocupacional y enajenación), los que se generan por sentimientos de sobrecarga y falta de oportunidades para desarrollar las potencialidades. Entenderemos, que los funcionarios se podrían encontrar expuestos a estos factores de riesgo al dedicar gran parte de su tiempo desempeñando su labor de educadores y a la vez asumiendo otros roles en su vida diaria (madres/padres, dueños de casa, entre otros).
Unos de los factores de riesgo que se identifica es el desequilibrio ocupacional, el cual esta definido por Wilcock (1998) como la carencia de equilibrio entre el trabajo, descanso y juego. Este desequilibrio se genera debido a que el involucramiento de las personas en ocupaciones fracasa en el encuentro de sus necesidades únicas físicas, sociales, mentales o de descanso y dan un tiempo insuficiente para sus propios intereses y crecimiento ocupacional, así como también para las ocupaciones que se sienten obligados a emprender en relación con el encuentro de compromisos sociales, familiares y comunitarios. Desde esta perspectiva se observa que los funcionarios, al asumir un rol de educadores como actividad productiva, utilizan una importante cantidad de su tiempo en el ejercicio de esta labor limitando el involucramiento en otras actividades, entre ellas las de autocuidado.
La persistencia de este factor de riesgo a lo largo del tiempo es causante, según Wilcock (1998), de síntomas adversos como: agotamiento, depresión, cambios en los patrones de sueño, del estado emocional y de estrés. Como ésta señala, el estrés es un mecanismo filogénico básico, el cual bajo circunstancias normales trabaja para mantener el equilibrio fisiológico en tiempos de presión física y emocional, actúa como una respuesta natural del cuerpo permitiendo la adaptación a los cambios que se producen alrededor, provocando una activación general del organismo (Casas, 2000). Cuando esta respuesta es prolongada en el tiempo y daña el organismo, suelen aparecer consecuencias negativas (Casas, 2000). Conjuntamente, un factor agravante de dichas consecuencias es el “aparente” poder de la mente y el palpable abandono del cuerpo, impuesto en la cultura occidental, que han llevado a diversas dificultades en la intercomunicación entre lo psíquico y lo somático, generando tensiones y bloqueos corporales. Según Paniagua (s/a) “éstas tienen su origen tanto en conflictos emocionales e imposiciones derivadas de las normas de conducta dictadas por la tradición, la moral y las buenas costumbres, como en predisposiciones genéticas” (pág.1) Dichas tensiones y bloqueos corporales obstaculizan y rompen la armonía entre cuerpo-mente generando una inestabilidad interna y a su vez llevando a un bloqueo emocional, resultando ser una estrategia utilizada por las personas con el fin de no sentir.
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