Proyecto “Conocer la Realidad para entender los derechos” Ingrid Capera Reátiga
Enviado por Ingrid Patricia Capera Reatiga • 30 de Marzo de 2017 • Ensayo • 2.032 Palabras (9 Páginas) • 306 Visitas
La Reclusión es una Tortura
Ensayo sobre los hombres infractores de la ley penal
Proyecto “Conocer la Realidad para entender los derechos”
Ingrid Capera Reátiga
Universidad del Norte
Programa de Derecho
Barranquilla
2016
LA RECLUSIÓN ES UNA TORTURA
Hombres infractores de la ley, presos, reclusos, etc., se refieren a todas las personas privadas de libertad, debido a su conexión con un delito comprobado o sospechoso. Independientemente de sus circunstancias, todos los seres humanos tienen derechos fundamentales, de los que no se les puede despojar sin justificación legal; las personas detenidas o encarceladas en forma legal pierden por un tiempo el derecho a la libertad. En los establecimientos penales habitan seres humanos, esto puede parecer obvio, pero es necesario repetir que los reclusos, como seres humanos, tienen derechos y sentimientos. Los recintos penales no existen fuera de la ley, por el contrario, las leyes los han creado, y tanto los reclusos como el personal penitenciario están sujetos a las leyes, incluso las que se crearon para proteger los derechos de los reclusos. Cuando el Estado priva de libertad a una persona, asume el deber de cuidarla, y el principal deber del cuidado es mantener la seguridad de las personas privadas de su libertad, como también proteger su bienestar, un recluso se encuentra en prisión como castigo, pero no para recibir castigos. La pena consiste en la pérdida de libertad. Por lo tanto, las circunstancias de encarcelamiento no deberían utilizarse como un castigo adicional. Se debe reducir al mínimo cualquiera de los efectos adversos del encarcelamiento. Aunque la vida en prisión nunca puede ser normal, las condiciones en ella deberían ser tan cercanas a la vida normal como sea posible, aparte de la pérdida de libertad. Las actividades del establecimiento se deben enfocar en cuanto sea posible a ayudar a los presos a reintegrarse a la comunidad después de que hayan cumplido la sentencia de cárcel. Por esta razón, las reglas y el régimen de la prisión no debieran restringir las libertades, los contactos sociales de los reclusos y posibilidades para el desarrollo personal más de lo absolutamente necesario. Las reglas y el régimen penitenciario deberían facilitar la adaptación e integración a la vida normal de la comunidad (Instituto Interamericano de Derechos Humanos). El Comité de la ONU contra la Tortura (CAT) ha manifestado su preocupación múltiples veces, por las condiciones de hacinamiento y falta de acceso a los servicios sanitarios básicos en que viven las personas recluidas en centros penitenciarios en Colombia. La crítica situación llevó al Ministerio de Justicia a decretar situación de emergencia en 74 establecimientos carcelarios del país por la falta de atención médica. Según Horacio Bustamante, presidente del sindicato del Inpec, la medida es adecuada porque hoy los internos del país no tienen un sistema de salud adecuado. Denunció que en los últimos cuatro meses han muerto tres reclusos por falta de atención, además el personal médico está renunciando por la falta de pago de sus salarios y en los dispensarios no hay medicinas para atender las dolencias. Los establecimientos carcelarios colombianos poco a poco se están convirtiendo en espacios de ‘tortura’ para los reclusos, y aunque la medida de emergencia carcelaria es positiva, es insuficiente ante el problema. Es importante hacer la aclaración del significado de tortura en este ensayo, tortura es, según el Diccionario de la Real Academia Española un “grave dolor físico o psicológico infligido a alguien, con métodos... diversos, ...como medio de castigo”.
Según la defensoría del Pueblo, el hacinamiento en las cárceles colombianas es de 56%. Los 138 penales tiene capacidad instalada para 76.553 presos, y en enero de este año habían 121.356. Es decir que la cifra de hacinados, es superior a, por el ejemplo, el municipio de Leticia. Y si Colombia decidiera meter a todos sus presos en un escenario de fútbol tendría que copar dos estadios como el Metropolitano de Barranquilla, cuya capacidad es de 49.692 espectadores. Aún así, 21.972 reclusos, de los que hay en las cárceles del país, quedarían por fuera. La realidad de las prisiones es cruel debido al hacinamiento y los deficientes programas de resocialización. Los penales son llamados por los mismos reclusos la ‘Universidad del mal’, en donde las posibilidades de vivir dignamente son nulas.
La actual crisis humanitaria en las cárceles colombianas es insostenible, y aunque la situación en 2015 fue preocupante, en el 2016 también lo es, y no tiene tendencia a mejorar, sino a empeorar. En un informe presentado hace unas semanas al congreso, por la Defensoría del Pueblo, informa que “Colombia atraviesa la peor crisis carcelaria de su historia, problemática que, lejos de superarse, se agudizó en 2015”.
“Prácticamente todas las semanas ocurren graves incidentes que ocasionalmente son registrados por los medios de comunicación y que pocas veces, incluso, merecen un pronunciamiento oficial. Hace pocos días, el 70 por ciento de los internos de la cárcel El Bosque de Barranquilla se amotinó. Los 1.900 detenidos, confinados en un área con capacidad para 500, reclamaban atención médica urgente. Entre ellos estaban cerca de 10 presos con tuberculosis. Simultáneamente estallaron protestas en las cárceles El Pedregal y Bellavista en Medellín, ambas con un hacinamiento que supera el 200 por ciento, en donde los internos estaban en huelga de hambre, entre otras razones, por la falta de atención médica y porque físicamente no cabe un detenido más. A tal punto, que para poder dormir en el suelo los detenidos deben turnarse en una especie de ‘pico y placa’”, esta es un noticia del dia 19 de marzo de 2016, demuestra que no todo lo que vemos, por muy mala que ya conocemos que es la situación, en realidad está en peores condiciones, y muy poco se hace para mejorarla. No solo la situación es mala en cuanto al hacinamiento que se vive, sino también en cuanto a las condiciones sanitarias y de salubridad.
La situación comentada anteriormente no es exclusiva de algunas cárceles de Colombia, los informes del INPEC indican que la mayoría se encuentran es esta desgracia, la Modelo de Bogotá cuenta con más de 5.000 presos, y un hacinamiento del 70 por ciento, en la cárcel La 40 de Pereira había solo dos médicos para atender a 1.600 internos, y 800, solo tenían una ducha y tres sanitarios; la cárcel Modelo de Bucaramanga que con casi 3.000 presos, presenta un hacinamiento del 95 por ciento; la cárcel Tramacúa, en Valledupar, están en huelga de hambre, con un hacinamiento que supera el 150 por ciento, hacen parte de 1.400 detenidos que, a una temperatura de 40 grados centígrados, solo tienen agua dos veces al día por periodos de media hora. Y así continúa la lista de cárceles en esta posición.
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