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REFLEXIONES SOBRE LA DISCRIMINACIÓN RACIALY LA DISCRIMINACIÓN CULTURAL ENTRE LA INTELECTUALIDAD DEL PERU CONTEMPORANEO


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2013  •  4.167 Palabras (17 Páginas)  •  574 Visitas

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REFLEXIONES SOBRE LA DISCRIMINACIÓN RACIALY LA DISCRIMINACIÓN CULTURAL ENTRE LA INTELECTUALIDAD DEL PERU CONTEMPORANEO

Café Filosófico 286 – Carmen Zavala 07.08.04

Tenemos en el Perú un fenómeno endémico que es el de la discriminación racial y cultural, que se caracteriza de manera particular, por no estar difundida sólo entre el común de la gente, sino también entre nuestra intelectualidad y tener aprobación tácita por parte de una gran mayoría de docentes universitarios.

Cabe destacar, que incluso intelectuales progresistas tan destacados como Mariátegui o Gonzales Prada han caído en esta desviación del juicio. [i]

Así Mariátegui en los “7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana.” Llega a decir cosas como que:

“El chino y el negro complican el mestizaje costeño. Ninguno de estos dos elementos ha aportado aún a la formación de la nacionalidad valores culturales ni energías progresivas..(..) El chino, parece haber inoculado en su descendencia, el fatalismo, la apatía, las taras del Oriente decrépito. El juego, esto es un elemento de relajamiento e inmoralidad, singularmente nocivo en un pueblo propenso a confiar más en el azar que en el esfuerzo, recibe su mayor impulso de la inmigración china. (…) El aporte del negro, venido como esclavo, casi como mercadería, aparece más nulo y negativo aún. El negro trajo su sensualidad, su superstición, su primitivismo. No estaba en condiciones de contribuir a la creación de una cultura, sino más bien de estorbarla con el crudo y viviente influjo de su barbarie. Los aportes del negro y del chino se dejan sentir, en este mestizaje, en un sentido casi siempre negativo o desorbitado.”

“El negro ha mirado siempre con hostilidad y desconfianza la sierra, donde no ha podido aclimatarse física ni espiritualmente. Cuando se ha mezclado al indio ha sido para bastardearlo comunicándole su domesticidad zalamera y su psicología exteriorizante y mórbida. Para su antiguo amo blanco ha guardado, después de su manumisión, un sentimiento de liberto adicto. La sociedad colonial, que hizo del negro un doméstico -muy pocas veces un artesano, un obrero- absorbió y asimiló a la raza negra, hasta intoxicarse con su sangre tropical y caliente.”[ii]

Acto seguido Mariátegui afirma que “la cuestión racial es artificial”, y que, por lo tanto “no merece la atención de quienes estudian concreta y políticamente” la realidad. Esta afirmación no dejaría de ser un traspié en las afirmaciones de este marxista heterodoxo, si no fuera porque muchos de sus supuestos seguidores se sienten avalados con ello, para evitar tratar el problema de la discriminación racial y cultural existente no sólo entre clases sociales, sino, y lo que es peor, en las organizaciones sindicales, organizaciones populares, partidos políticos “revolucionarios”, etc. que se supone deben repudiar esta discriminación. Se da entonces el caso, muchas veces que los propios dirigentes populares o intelectuales “comprometidos”, a través de sus actitudes y actos concretos y a través del silencio permisivo y condescendiente frente a la discriminación cotidiana, promueven, sin querer, una serie de prejuicios raciales y culturales que ellos mismos han interiorizado; y lo hacen creyéndose avalados por esta ningunización del problema por parte de Mariátegui.

Pero no sólo en Mariátegui se encuentran líneas que dejan entrever una serie de prejuicios raciales y culturales profundamente arraigados, sino también el Gonzales Prada, que a pesar de ser mucho más explícito y contundente en su crítica a toda forma de discriminación racial llega a hacer afirmaciones como:

“Aunque godas hasta el hueso, y por consiguiente monárquicas, las limeñas profesaban en asuntos de amor un republicanismo verdaderamente democrático: no las importaba mucho que la piel del varón fuera lechosa, cobriza, achocolatada o bituminosa. Se veía el contubernio de la blanca con el negro. ¿Habían perdido las hembras el instinto de mejorar la especie, ese instinto que las induce a preferir el macho más fuerte y más hermoso? Carecía el negro de hermosura relativa, no de fuerza: con su lujuria de mono y sátiro, calmaba el furor de las mesalinas criollas.” (Nota marginal del autor: “Españolas y latinoamericanas no tienen esa higiene o limpieza amorosa de las inglesas. Hoy mismo no faltan mujeres blancas, rubias y hermosas enamoradas de zambos verdaderamente infectos.” El TONEL DE DIOGENES. El Lima antiguo, Af. 100

“En Lima abundan los mulatos, pues, merced a una aberración étnica, las blancas han tenido inclinación a mulatos y negros.” [iii]

Tenemos entonces que si bien hay la idea de que los prejuicios raciales y culturales son “condenables”, éstos están profundamente arraigados entre nuestros intelectuales, al punto tal, que cuando se los desenmascara, niegan el hecho, dejando en duda al observador agudo, sobre si esta negación es la muestra de una incapacidad total de introspección o de un cinismo descarado.

Dado entonces, que los prejuicios raciales y culturales están tan arraigados entre nuestros intelectuales y dado que, esta tara del pensar impide el desarrollo de un trabajo intelectual profundo, propongo aquí su discusión.

1. Explicación del fenómeno de la discriminación racial y cultural

Para ello vale preguntarse la pregunta más amplia: ¿Por qué se da la discriminación en general? Es decir, ¿por qué se da la discriminación racial, cultural, religiosa, social, la discriminación entre grupos de amigos, etc.? o, en otras palabras, ¿por qué cierto grupo de personas decide discriminar a otras con respecto a lo que consideran su propio grupo? La respuesta parece estar contenida en la misma pregunta. Detrás de todo está el deseo natural del hombre, en tanto ser social, de sentirse parte de determinado grupo. Ahora bien, uno puede ser parte de un grupo por elección propia: partidos políticos, clubes sociales o deportivos, grupo de amigos, etc. o por ser considerado parte de ese grupo por la mayoría de los miembros de la sociedad que nos rodea: familia, raza, cultura, etc. En ambos casos la aceptación o el grado de aceptación del individuo por el resto del grupo puede ponerse en riesgo. Por ejemplo, dentro de un partido político una persona puede ir perdiendo poder y reconocimiento, e incluso ser excluida. Lo mismo sucede en el caso de grupos de amigos del colegio, la universidad o el mundo laboral. En estos casos la lucha por el reconocimiento dentro del grupo puede pasar por dos líneas de acción. La primera es a través de la participación constructiva dentro del grupo, "haciendo méritos" para ser reconocidos y considerados valiosos por

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