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RELACIÓN MÉXICO- ESTADOS UNIDOS


Enviado por   •  19 de Mayo de 2015  •  2.860 Palabras (12 Páginas)  •  215 Visitas

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Los primeros años de la relación entre México y Estados Unidos van de 1822 a 1848 fueron tiempos decisivos para la conformación de sus estados nacionales. México con su vasto territorio y los amplios recursos mineros con los que contaba; quería que se reconociera de manera internacional, enfrentando presiones externas, dificultades económicas y turbulencias sociales. Se vio débil durante la independencia Texana ya que quería salvaguardar su soberanía frente al crecimiento económico de Inglaterra y Francia; esto puso a prueba la supervivencia del Estado Mexicano y puso en evidencia que se requería de un gobierno central mucho más fuerte.

Los EEUU también luchaban por consolidarse como nación, atravesaban por cambio democráticos relevantes ya que en el Sur del país se instauro el “imperio del algodón”, basado en la esclavitud y sus tierras, crecieron a costa de los indios. Esto llevo a que se expandieran de manera considerable la red de comunicaciones, el crecimiento del crédito y de los recursos financieros, el establecimiento de un orden en la banca la extinción del sistema artesanal. Al mismo tiempo experimentaban un crecimiento territorial extraordinario que alentó al nacionalismo pensaban que un poder divino les había otorgado la dicha de sacar adelante un país joven con instituciones políticas perfectas donde la esencia era la libertad, la democracia y el republicanismo.

Sin embargo esta expansión trajo consigo la migración asuntos que comenzaron a enfrentar a sureños con norteños, esclavistas con antiesclavistas. Entre estos asuntos se encontraba el expansionismo territorial o comercial y la política hacia México. Entonces estos dos países terminaron por convertirse en vecinos lo cual sería determinante para ambos más para México que para los EEUU. Los cambios demográficos y los distintos conflictos bélicos fueron factores visibles. La guerra donde se enfrentaron estadounidenses y mexicanos fue la de Texas, fue el hecho de mayor importancia para marcar su territorio geográfico, su conciencia social y su futuro.

Hace siglo y medio que tuvo lugar el evento más dramático en la historia de las relaciones entre México y Estados Unidos. Los historiadores estadounidenses se refieren a este evento como la "Guerra Mexicana", mientras que en México preferimos el uso del término de la "Invasión de Estados Unidos".

Estas conceptualizaciones contrastantes no se basan en simples caprichos, sino en diferentes percepciones del conflicto. Cuando el Congreso de Estados Unidos autorizó una declaración de guerra contra México en 1846, se aceptó oficialmente el punto de vista del presidente Polk. Este mantenía la postura de que el gobierno mexicano -- mejor dicho, los gobiernos mexicanos -- no le habían dejado a Estados Unidos otra alternativa que la de defender su seguridad e intereses nacionales y que México era el culpable de que la guerra se originara. Comprender el punto de vista mexicano en relación a la guerra contra Estados Unidos, es necesario considerar tres puntos importantes: primero, el estado interno de México durante la década de 1840; segundo, el problema de Texas; y, tercero, la invasión de Estados Unidos sobre el territorio mexicano.

Entre 1841 y 1848, México vivió uno de los periodos más críticos en la formación de su Estado. Primero, entre 1841 y 1843 estuvo la dictadura de Santa Ana y, luego, la segunda República Centralista, en el poder hasta diciembre de 1845. A esto le siguió la dictadura de Mariano Paredes que duró ocho meses y durante la cual se discutió una vez más la posibilidad de establecer una monarquía. Finalmente, en 1847 se restauró el gobierno federal de la república, después de que se habían sucedido seis presidentes de junio de 1844 a septiembre de 1847. Con la excepción de Manuel de la Peña y Peña, el resto llegó al poder como resultado de levantamientos populares o militares contra sus predecesores.

Así, todos se enfrentaban a fuerzas de oposición que cuestionaban su legitimidad y estaban ansiosas por derrocarlos. Como resultado de estas condiciones, los problemas en torno a la separación de Texas y su anexión a Estados Unidos.

Desde la perspectiva mexicana, el problema de Texas tenía dos facetas: una se relacionaba con su separación de México y la otra con su anexión a Estados Unidos. En cuanto a la primera, de 1836 a 1845, México sostenía tal vez con un poco de inflexibilidad que la separación de Texas era ilegítima y reafirmaba su derecho de reincorporar esta parte de su territorio a través de todos los medios necesarios, incluido el uso de la fuerza. Además, consideraba que a pesar del reconocimiento que los texanos habían obtenido en otros países, el conflicto era un problema interno.

Vale la pena mencionar que la posición de México fue muy similar a la que años después adoptaría el gobierno de Estados Unidos al enfrentarse al problema de la separación de sus estados sureños. Asimismo, la emancipación potencial de Texas advertía la vulnerabilidad de los territorios de Nuevo México y California, debido tanto a las intenciones de Texas de definir su frontera a lo largo del Río Bravo (Río Grande en EU) y las de Estados Unidos de expandir su territorio hasta el océano Pacífico.

Iniciadas estas negociaciones, la prensa mexicana se vio dividida entre quienes se oponían a negociar con Texas y aquéllos que apoyaban las acciones del gobierno. La oposición, representada principalmente por aquéllos a quienes se les refería como "puristas", insistía que se debería recuperar Texas a través de una expedición armada. Los "moderados" que originalmente apoyaron la solución negociada con Texas se cambiaron al otro lado cuando, al final, Texas aceptó la anexión. Ambos lados decidieron lanzar sus campañas contra Texas y no declararle la guerra a Estados Unidos. La opinión de periodistas y políticos mexicanos respecto a la anexión era que México no tenía otra alternativa que la de "impedir que Estados Unidos se apropiara de Texas usando todos los medios necesarios". El objetivo fue que quedase claro que no se aceptaría pasivamente el deseo de Estados Unidos de expandir su territorio a costa de México.

Una vez que el gobierno de Texas acordó la anexión el 4 de julio de 1845, la administración de Herrera ordenó la movilización de tropas federales para proteger la frontera norte. Así, la orden se dio el 23 de ese mismo mes para fortalecer la línea defensiva a lo largo del Río Bravo (Río Grande en EU) con la Cuarta División del ejército al mando del general Arista.

Desde el punto de vista de los mexicanos, la respuesta era clara: El gobierno de Estados Unidos no buscaba proteger su seguridad territorial ni tenía otras supuestas demandas; más bien estaba determinado

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