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Recursos Humanos


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2014  •  553 Palabras (3 Páginas)  •  163 Visitas

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RECURSOS HUMANOS

Profesora: jovana R.

La confusión entre el rol y la persona

“Como jefe es un desastre, pero como ser humano es ejemplar y le

estimamos mucho.” Es posible escuchar esto en una empresa en la que se

comprende la diferencia entre la persona como tal y el rol que

desempeña. Confundir ambos factores puede conducir a tensiones,

relaciones complicadas y decepciones injustas. ¿Sucede algo así en su

organización?

Todos desempeñamos diversos papeles en la comunidad: somos padres o

madres, profesionales, estudiantes, dirigentes, deportistas, jefes,

etc. Por medio de ellos obtenemos satisfacciones y expresamos

convicciones; así, el estudiante evidencia creer en la superación

personal y el jugador de una selección nacional de fútbol manifiesta

el orgullo por su nacionalidad. Las convicciones son nuestra esencia,

pues se originan en valores y conceptos profundos sobre la misión, el

propósito y el legado que aspiramos dejar en nuestro paso por el

mundo.

Esas convicciones constituyen la identidad, lo que nos hace únicos y

se proyecta por medio de roles o papeles, pero no son lo mismo. Muchos

problemas organizacionales y tensiones emocionales se inician cuando

las personas no distinguen sus roles de su ser interno. Por ejemplo,

alguien que llega al final de su carrera laboral y se retira de sus

funciones en una empresa, puede experimentar serios vacíos a partir de

ese momento porque, se dedicó más a jugar un papel, que a crecer como

persona. La autoestima y la autoconfianza pueden deteriorarse

seriamente cuando de repente alguien ya no puede seguir desempeñando

el rol al que estaba apegada y que creía -equivocadamente- que le

definía como persona.

No somos los roles que cumplimos. Si un estudiante fracasa en un

examen, solo significa que en ese rol, una vez, en una prueba, le fue

mal. Pero él o ella siguen siendo personas maravillosas al margen de

ese resultado. Simplemente deben entender que “algo salió mal en una

pequeña parte del papel desempeñado en la obra.” Un actor de cine

puede alegrar a millones de personas con una exquisita habilidad para

interpretar roles de comediante y, sin embargo, ser una persona

triste, atrapada en depresiones. Por eso, no se debe confundir lo que

hacemos con lo que somos.

Hay personas que son casi “esclavas” de sus roles, dependen de ellos

para sentirse “alguien” y temen cambiarlos. Esa dependencia suele ser

fuente de sufrimiento íntimo. Si el presidente de un país se aferra al

poder y a los placeres que ese rol le otorga,

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