Recursos humanos (en cantidades de tiempo, por enfermedades o incumplimientos de contratos de los trabajadores

Cuando se hace la concesión de una carretera, a la hora de la adjudicación se exige estudias previos, los cuales informan del estado de la geografía de la región, hidrografía, economía, entre otros. Los estudios previos dan a conocer muchos datos importantes, algunos variables y otros fijos, por ejemplo:

VARIABLES:

- Economía de la zona.

- Estado de la zona.

- Recursos humanos (en cantidades de tiempo, por enfermedades o incumplimientos de contratos de los trabajadores).

- Disponibilidad de materiales.

- El clima.

FIJOS:

- Costo de materiales (No varía mucho, dado que los materiales se compran en cantidades, además de bodegaje de estos).

- Costos de los trabajadores (dado a que se hacen contratos a término fijo).

- Hidrografía, geografía, suelos, entre otros.

- Bodegaje de materiales.

Juntando las variables, empezamos a ver los principales problemas que tiene una concesión, en cuestión de economía y estado social de la zona.

Cuando se hace una carretera o se interviene, es sabido que alrededor de ella hay una afectación económica, los estaderos, paraderos en zonas rurales tienen problemas con sus ventas. Esto impacta en la economía de las familias que dependen de esos empleos.

Por otra parte, está el medio ambiente y los hallazgos mientras se interviene en la zona. En algunos casos, se encuentran importantes elementos arqueológicos que hacen para una obra hasta que se estudien, lo que para el contratista es fatal, ya que tiene que pagar obreros, alquiles de maquinaria y otros gastos indirectos mientras dure la interveción del estado con su área arqueológica.

Los recursos humanos también afectan importantemente los costos de un proyecto, puesto que, aunque se firman contratos para hacer cumplir a los trabajadores, estos pueden enfermarse o incumplir a los contratos; estos dos temas siempre afectan el área de planificación, puesto que al demorarse u proyecto, el contratante impondrá multas económicas.

El clima es una de las variables más importantes que afectan el presupuesto de un proyecto. Tengamos en cuenta que la naturaleza es un factor que no se puede calcular. Como puede ser que hoy haya una tormenta muy fuerte, el día de mañana puede que salga el sol y beneficie la función de una carretera. En un país como Colombia, donde el clima es tan variante, muchos contratistas rezan para que la mayoría del tiempo haga sol, porque beneficia el trabajo, pero cuando hay catástrofes naturales no hay nada que hacer e impacta al bolsillo de la empresa por las demoras en la finalización y entrega de la obra.

Un reciente estudio de una prestigiosa firma consultora muestra el impacto creciente de las infraestructuras en el progreso económico y social del país. Los más relevantes hallazgos de ese trabajo deben inducir a una mayor reflexión por parte de nuestros líderes.

La inversión en infraestructura puede ejercer una poderosa influencia en la oferta y la demanda agregadas y ayudar a las economías en desarrollo que desean superar la llamada ‘trampa de la renta media’, pero solo si se enfoca adecuadamente. El desarrollo de los activos energéticos, acuíferos, de transporte y telecomunicaciones puede ejercer, de igual modo, efectos muy importantes en esa dirección.

A nivel mundial, se requieren desembolsos equivalentes 3,5 puntos porcentuales del PIB mundial por año hasta 2030. En los países en desarrollo, la exigencia es superior: una duplicación de los gastos existentes, del 6% al 8% del PIB por año.

En América Latina el acceso a la infraestructura básica es bueno, pero las conexiones de transporte siguen siendo una enorme dificultad. En términos generales, se estima que la región tendría que gastar, anualmente, alrededor del 5% de su PIB para satisfacer sus necesidades de infraestructura.

Una mayor participación del sector privado es vital para que la infraestructura en el mercado emergente se desarrolle adecuadamente. Entre otras razones, porque la función del sector público en el patrocinio y la oferta de activos de infraestructura está disminuyendo en todo el mundo. Las limitaciones financieras y las ineficiencias han conspirado para estimular una mayor demanda de la participación privada.

Pero el financiamiento y la ejecución de proyectos de infraestructura del mercado emergente son especialmente complejos y desafiantes.

Superar significativos obstáculos para una mayor participación del sector privado requiere una serie de iniciativas políticas. Solo así los inversionistas institucionales y las empresas multinacionales podrán ofrecer su máximo potencial. Las alianzas público-privadas exitosas necesitan de la combinación de una buena economía, una política activa de apoyo y una ejecución inteligente y rigurosa.

El crecimiento de la economía en Colombia tiene desde hace mucho tiempo una limitación  por su deficiente red de transporte. Solo el 15% de sus carreteras están pavimentadas, en comparación con el promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que es del 75%.

Si Colombia logra aliviar algunas de sus más importantes limitaciones económicas, con particular importancia las del transporte, bien podría convertirse en una economía bastante más próspera.

El río Magdalena ofrece oportunidades concretas para mejorar la red de transporte del país y abaratar de manera notoria los costos en la cadena del negocio. Hoy  funciona como conducto para solo un 5% del movimiento de carga total del país, pero tiene potencial para convertirse en la arteria logística primordial de la nación.

El Gobierno ha tomado recientemente una importante medida en este sentido, con la aprobación de varios proyectos para mejorar la navegación del río. Los efectos positivos de los proyectos en el río Magdalena para soportar el comercio nacional e internacional son considerables. La cuenca del río y sus alrededores comprenden 726 municipios; aloja a 28 millones de colombianos, o sea, casi el 80% de la población, y ya es la fuente de más del 85% del PIB del país.

En suma, Colombia (con sus instituciones y empresarios privados a la cabeza) debe apostar de manera cada vez más decidida por la modernización de las infraestructuras. El destino del país depende de ello.

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