Respuestas De UME A La Crisis
Enviado por sofiadal • 20 de Febrero de 2015 • 15.289 Palabras (62 Páginas) • 247 Visitas
RESPUESTA DE LA UME A LA CRISIS
ÍNDICE
1.- Introducción
1.1. Objetivos
1.2. ¿Es la UME un AMO?
1.3. ¿Por qué es necesaria una Unión económica y monetaria?
1.4. Política monetaria del BCE
2.- Crisis económica y respuestas de la UE
2.1. Causas
2.2. Características y origen
2.3. Evolución de la crisis y rescates financieros
2.4. Mecanismos a corto plazo
Medidas de ajuste nacionales
Medidas de emergencia de la UE (FEEF, MEEF y Acuerdo de Bruselas)
Intervenciones del BCE
Acción concertada de varios Bancos Centrales
MEDE
2.5. Mecanismos a largo plazo y soluciones propuestas
Estrategia para el crecimiento cualitativo y el empleo
Atajar los desequilibrios macroeconómicos (desempleo, inflación, deuda, cta. crrte.)
Pacto Fiscal Europeo
Semestre Europeo
Unión bancaria europea
Eurobonos
Fondo Monetario Europeo
Tasa Tobin (ITF)
4.- Conclusiones
5.- Bibliografía
1.- Introducción
1.1. Objetivos
En primer lugar, nos parece importante realizar una breve reseña acerca de la finalidad del presente trabajo. Nuestros objetivos fundamentales pueden sintetizarse, siguiendo la estructura del trabajo y el hilo de la asignatura, de la siguiente forma:
Analizar las principales causas que han contribuido a la extensión de la presente crisis –si bien de modo desigual– a nivel mundial, centrándonos especialmente en el caso de la UE.
Estudiar, en líneas generales, el origen de la actual crisis para una mejor comprensión de la evolución y el alcance de la misma.
Comentar los mecanismos que, tanto a corto como a largo plazo, ha llevado a cabo la UME como posibles soluciones a la crisis e investigar sobre la política monetaria llevada a cabo por el BCE aproximadamente desde el año 2007.
Recoger varias de las controversias acrecentadas por estas medidas, especialmente las referentes a las críticas al euro, a la falta de legitimidad democrática de la UE y a las políticas de austeridad.
Apuntar los avances logrados por la UE, pese a este contexto de depresión económica, política y social.
Señalar aquellas conclusiones que nos han resultado más representativas acerca del tema que nos ocupa, a modo de resumen final.
1.2. ¿Es la UME un AMO?
Hablamos de áreas monetarias óptimas (AMO) cuando estamos ante regiones geográficas en las que se maximizaría la eficiencia económica si se compartiera una única divisa. Para que puedan darse AMO, es necesario que se cumplan una serie de condiciones de convergencia tanto nominal como real; es decir, que los distintos países que conforman la región se parezcan tanto en términos nominales como en reales, de lo contrario, los choques asimétricos (diferencias entre países) socavan la economía real –puesto que, ante la existencia de posibles objetivos contradictorios, la política monetaria común puede devenir ineficaz–.
En el caso de la UE, no nos encontramos ante un área monetaria óptima (AMO) ya que, según sostiene Guillermo de la Dehesa en su artículo ‘Próximos retos del área euro’ –publicado en El País el 12-01-2014– “tras 55 años de ser un Mercado Común, todavía no circulan libremente entre sus Estados miembros ni las personas, por sus diferencias de lengua y costumbres, ni los capitales y las empresas, por proteccionismos nacionales, especialmente en los servicios”. Desde el arranque de la UME con Maastricht, no se han cumplido las condiciones necesarias de un AMO; sólo se exigió convergencia nominal (se estableció –para todos los países de la eurozona– un tope de tasa de inflación, una variación máxima de los tipos de interés nominales de dos puntos, un déficit público no superior al 3% del PIB, una deuda pública inferior al 60% del PIB y se exigió que las correspondientes autoridades monetarias no hubieran intervenido en la economía mediante devaluaciones o reevaluaciones
del tipo de cambio nominal durante los dos años anteriores a la unión monetaria) pero no convergencia real (las economías deberían parecerse tanto estática como dinámicamente, es decir, contar con un PIB real similar –y, a ser posible, una renta per cápita similar– y tener ciclos económicos sincronizados).
Robert Mundell estudió estas condiciones y las concretó, dentro del marco del mercado común, de la siguiente forma:
-Deben cumplirse las “cuatro libertades” características del mercado común: libertad de movilidad de bienes, servicios, capital y mano de obra.
-Se da una cesión de soberanía en favor de una autoridad común, por lo que la política monetaria, la política cambiaria y la moneda pasan a ser únicas.
-La política fiscal, en principio también común, no debe olvidar sus objetivos redistributivos.
-Flexibilidad en precios y salarios
-Que las economías que se integran no sean muy dispares (convergencia real)
En conclusión, no estamos ante AMO por no darse, como ya hemos apuntado, las condiciones de convergencia real y, además, por no cumplirse las “cuatro libertades” (no se da, especialmente, movilidad de mano de obra por factores culturales y lingüísticos), por encontrarnos ante un rígido mercado laboral (sobre todo en el caso español) que afecta directamente al ajuste salarial y por no tener una política fiscal (redistributiva) común, sino nacional (si existe política fiscal regional FONDOS DE COHESIÓN pero en términos de renta per cápita).
Precisamente por ello, al no darse las condiciones de AMO, se han generado shocks asimétricos, cuya asimetría se ha incrementado especialmente por la falta de convergencia real (ciclos económicos distintos), la inexistente movilidad de mano de obra y las diferencias entre las balanzas por cuenta corriente (hay economías muy sensibles al comercio europeo y otras no).
Si se cumplieran las condiciones se maximizarían los beneficios y se reduciría el riesgo de shocks asimétricos externos (ante una situación de crisis por efectos externos a la unión monetaria las consecuencias son distintas en las regiones integrantes). El problema es que, al no darse estas condiciones, la política cambiaria y la política de tipos de interés no pueden aplicarse para corregir los shocks asimétricos puesto que la autoridad monetaria común (el BCE) se encuentra con objetivos contradictorios (lo que favorecería a unos países, perjudicaría a otros) y, además, al contar con un tipo de cambio fijo, no tiene capacidad para devaluar o reevaluar el euro (si hay
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