TEMA 2. EL PODER POLÍTICO

TEMA 2. EL PODER POLÍTICO

2.0. Introducción^[1]

En el tema anterior mencionamos que la política podía contemplarse en una doble vertiente: por un lado, como forma de regulación del conflicto social y medio para garantizar el orden social y la convivencia en sociedad (vertiente positiva). Y, por otro, la política como mecanismo de gestión del conflicto social basado en la imposición de la voluntad de una parte de la sociedad (mayor o menor) sobre el conjunto. En este sentido (y paradójicamente), la política habitualmente implica también conflicto, manifestado como lucha por el poder (es decir, por quién tiene la capacidad para imponer sus preferencias sobre el resto). Sobre esta faceta trabajaremos en este tema.

Al final de este tema, deberéis ser capaces de:

• Saber en qué consiste el poder político y las distintas manifestaciones que puede adoptar (como ‘fuerza’, ‘influencia’ o ‘autoridad’)
• Saber que la capacidad para afectar las decisiones políticas no sólo depende del ejercicio directo del poder político, sino que también está condicionada por la ‘posición’ estructural de los distintos actores políticos
• Conocer que el poder político no solo se ejerce de manera directa sobre las decisiones de los actores, sino también a través de la manipulación del contexto de la decisión o de las visiones del mundo que tienen los actores.
• Entender qué es la ‘legitimidad’ de una decisión política y que la diferencia de una decisión ‘legal’.
• Comprender la importancia del liderazgo como factor clave en la actividad política humana.

2.1. El origen de poder: el poder como recurso y el poder como relación

Vallés (2010, 33) define el poder político como ‘capacidad para intervenir en la regulación coactiva del conflicto social’ . Si lo traducimos, viene a ser lo mismo que decir que ‘poder político’ es la capacidad de influir de manera efectiva en las decisiones políticas.  Es decir, el poder es lo que nos da la posibilidad de influir en el proceso de conformación y puesta en marcha de las decisiones políticas. Es sobre esta cuestión sobre la que tratará este tema fundamentalmente.

Lo primero que sugiere esta definición, es que esta capacidad de influir en las decisiones políticas puede variar (es decir, podemos encontrar actores con mayor capacidad de influencia que otros). Esta capacidad de influencia variable puede tener que ver con el tipo de actor o con la situación en la que el actor se encuentra.

Lo anterior nos lleva a introducir dos visiones sobre la naturaleza del poder político que generalmente solemos encontrar. Por un lado, la concepción del poder político como un recurso. De acuerdo con esta visión el poder político es algo que el individuo o la organización poseen intrínsecamente, independientemente de sus relaciones con otros actores o su posición dentro de la estructura social. Por ejemplo, el poder que pudiera tener un grupo armado para influir en las decisiones de los responsables públicos sería de este tipo (poder como recurso). También correspondería con esta visión el poder que puede tener un multimillonario o una multinacional para, a través de su capacidad económica, influir en las decisiones de los gobernantes.

Por otro lado, una concepción más sofisticada del poder establece que su posesión o no es relativa, es decir, depende de la posición del individuo o grupo en relación con otros individuos o grupos o dentro de la estructura social. Es lo que Vallés denomina visión posicional del poder político. Por ejemplo, la persona que ocupa la presidencia del Gobierno tiene poder en tanto que existen unas reglas (la Constitución, la Ley del Gobierno) que le asignan dicho poder. Por tanto, Mariano Rajoy tiene poder no tanto por ser ‘Mariano Rajoy’ sino por ocupar la posición de ‘presidente del Gobierno’. Lo mismo puede decirse de los controladores aéreos. Su poder (capacidad para crear serios perjuicios a la economía de las empresas, a la imagen de un país y a las personas en caso de no cumplir con las funciones que tienen encomendadas) deriva de su posición estratégica dentro del sistema de control del tráfico aéreo.

Veremos que en la práctica, el poder político se nos aparece de las dos maneras, como recurso y en su versión posicional o estructural. A continuación observaremos las maneas en que tanto una como otra versión pueden expresarse.

2.2. Expresiones del poder político: fuerza, influencia y autoridad

Por otro lado, la capacidad para influir en las decisiones políticas puede tomar distintas expresiones (Vallés  [2010: p. 34-36] habla de ‘componentes’ pero creo que el término ‘expresión’ o ‘manifestación’ es más útil desde el punto de vista de la explicación). Estas tres expresiones o manifestaciones son:

1. El poder político como ‘fuerza’. Aquí, la capacidad para influir en las decisiones políticas basada en la amenaza del uso de la fuerza o en su uso directo. Ejemplos de este tipo los encontramos abundantes, desde un grupo terrorista a la mafia, pasando por el propio Estado. Ya veremos en los siguientes temas que el ‘poder’ del Estado (y, por tanto, de sus organizaciones) se asienta, en última instancia, en la capacidad para ejercer la coerción sobre los individuos que viven dentro de sus fronteras o, menos frecuentemente, fuera de ellas (ejemplo Estados colonialistas o invasores).

1. Poder político como ‘influencia’: la capacidad de influir en las decisiones políticas se basa en a) la habilidad para persuadir, convencer a través de argumentos racionales o de argumentos que apelan a lo emocional, o b) mediante la activación de relaciones personales de confianza, reciprocidad o dependencia. El poder que tienen científicos y personajes famosos serían ejemplos de los dos extremos de la influencia basada en la argumentación (racional en el primer caso, emocional en el segundo). La activación de relaciones de amistad, parentesco o clientelares, serían ejemplos de la influencia del segundo tipo. En este último caso, la esposa o amante, o un familiar cercano, de un político se diría que tiene poder si, mediante la invocación de dicha relación, es capaz de influir en las decisiones de ese político.

1. En tercer lugar, el poder político puede manifestarse como ‘autoridad’, es decir, capacidad para influir en las decisiones políticas basadas en el reconocimiento legal o social a una persona u organización de dicha capacidad. Es decir, un individuo u organización tienen poder político porque la sociedad (o un grupo dentro de ésta) les reconoce que tiene ese poder. Este sería el tipo de poder que manifestarían los responsables políticos y agentes del Estado (poder basado en un reconocimiento legal del mismo), pero también otros tipos de actores que gozan de prestigio o una reputación positiva en determinados ámbitos – ej. expertos y, en tiempos anteriores, sacerdotes (que, salvando las distancias, podrían concebirse como expertos en cuestiones de interpretación de lo moralmente correcto de acuerdo con unas creencias religiosas).

Podemos ver también cómo la autoridad se vincula a las otras manifestaciones del poder. Por un lado, como hemos señalado, la autoridad legal descansa, en última instancia, en el respaldo que le ofrece la capacidad del Estado (o de la organización que detenta el monopolio de la toma de decisiones políticas) de ejercer la fuerza en última instancia (ya veremos en el tema 4 cómo el Estado puede definirse como aquélla organización o conjunto de organizaciones que detentan el monopolio del uso de la violencia en un territorio). Por otro, la capacidad de persuasión puede depender, no sólo de los argumentos que los individuos esgriman, sino también de la posición de autoridad social que aquéllos tengan. Así, muchas veces para conseguir que un tema se politice (es decir, para que entre dentro de la agenda de las decisiones políticas) hace falta que los expertos hagan suyos los argumentos de los promotores de ese asunto.

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