Zw cratilo

El Cratilo de platón, se encuentra en un lugar destacado en la historia de la lingüística. Es una gran obra de un gran filósofo. Este subtema plantea un debate sobre la naturalidad y parte de la convencionalidad de las palabras, en la obra se encuentra múltiples problemas que plantea. Dejando aparte multitud de pequeños detalles que van surgiendo a lo largo de todo el diálogo, éstos son los puntos que más discusión han producido: posición relativa del diálogo dentro de la obra platónica, identificación de los personajes, relación de sus teorías con las corrientes de pensamiento de su época y de épocas anteriores, en el que interviene un gran personaje como Sócrates como juez de este debate. En esta obra se encuentra la historia de la lingüística, apreciado un antecedente de la teoría del signo lingüístico. Pero ha tenido dificultades para interpretarla porque la intención del diálogo excede el ámbito del lenguaje. El Cratilo es un emblema ambivalente de la historia de la lingüística, que suscita preguntas no sólo sobre su sentido sino sobre el papel de la historiografía y sus mitos.

La obra o el subtema inicia con un dialogo de Hermógenes, con una invitación a Sócrates para su participación que se está efectuando con Cratilo sobre los nombres y su exactitud.

Hermógenes es el que plantea el punto de los diálogos entre ellos. Cratilo es el que sostiene su punto de vista en el cual él dice que los nombres son exactos por naturaleza, por otro lado Hermógenes, pensaba o dialogaba que la exactitud no era más que un pactó y consenso. El punto de vista de Hermógenes es estrecho, no se trata de la exactitud del lenguaje en general, sino de los nombres y, dentro de éstos, de los propios. Sócrates pretende destruir inmediatamente la teoría convencionalista para adherirse a la idea naturalista de Cratilo, esto lo hace porque Hermógenes habla de pacto, convención, hábito, el habla de quienes suelen poner nombres, pero Sócrates le hace admitir que es exacto el nombre que cada uno pone, la intención de Sócrates es clara, él quiere relacionar la postura convencionalista con la epistemología de Protágoras, que Hermógenes rechaza en principio.

Después de saber que se puede hablar falsamente, con esto se viene abajo definitivamente la teoría de que todos los nombres son exactos por convención. Con esto se llega a la conclusión de que la acción de nombrar tiene un instrumento, tiene un efecto, que es el nombre, un artesano, que es el dialéctico, y un fabricante, que es el legislador-nominador.

Al final de este diálogo queda claro que no sea intranscendente la imposición de nombres con los que Cratilo tiene razón, sino sólo aquel que se fija en el nombre que cada cosa tiene por naturaleza y es capaz de aplicar su forma, como a las letras, y/o a las sílabas, esto quiere decir que existe que existen varios nombre que puede encarnarse en diferentes sílabas y letras. Sócrates piensa definitivamente liquidada la teoría convencionalista por las consecuencias epistemológicas.

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