Caminando Huellas

Caminando huellas

Por Oskar Morales Serrano

En un año seguramente he caminado por alguno de sus pasos y mi pie aún no cubre muchas de sus huellas...

Él era más joven que yo ahora, trabajaba en el departamento de Conservación de Edificios  en la Secretaría de Educación Pública, bajo el mando del arquitecto José Luis Cuevas Pietrasanta. Su puesto era de dibujante, en los tiempos que todavía se arrastraba la punta del tiralíneas para entintar un plano. Además, apoyaba en diversos trabajos de mantenimiento de escuelas.

Al entrar de secretario Jaime Torres Bodet en la SEP, con la gran meta de abatir el analfabetismo del país, emprende junto con Cuevas la formación del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE), que comenzó a operar el 10 de abril de 1944. Un organismo descentralizado con objeto de lograr la mayor construcción de escuelas como nunca se había hecho en la nación, lo que a mi juicio le llamo la Revolución de la Infraestructura Educativa, contando con la colaboración de los arquitectos José Villagrán García, Mario Pani Darqui y Enrique Yáñez.

Éste era un gran reto, en el cual designaron para los comités estatales a arquitectos como Enrique del Moral Domínguez y Alonso Mariscal, entre otros. En una de las juntas, se dio a conocer que la persona designada para cubrir el estado de Tabasco decidió no hacerlo. Ante el disgusto del Secretario y la preocupación de Cuevas, el joven arquitecto de 25 años, le dijo al oído que él podía remplazarlo. Con tan sólo dos meses de haber egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México fue admitido para hacerlo.

En Tabasco tuvo grandes experiencias. Era el estado más pobre de la república, donde aún no se descubrían yacimientos de petróleo, tenía el presupuesto más reducido de todos y el acceso a materiales bastante limitado, al grado que tuvo que convencer a un ejidatario para hacer el horno para tabiques. Otro problema fue convencer a los pobladores de las zonas rurales. En una de las reuniones les comentó:

• Miren, con la nueva escuela van a tener ustedes todos sus mapas y materiales de apoyo en las ventanas... ¿No les interesa tener una escuela así para que sus hijos sepan lo que sabe el maestro?

La respuesta fue:

•  ¿Para qué? ¿para que vivan como él?

Ciertamente, el maestro era de los que en peores condiciones vivía; esto daría en su momento origen a lo que en INIFED conocemos como la Casa Escuela Rural, desarrollada en 1958.

El gobernador de Tabasco pidió que se realizaran las escuelas en Atata y Tamultepec, al paso del camino del aeropuerto, para mostrar el progreso de Tabasco. El joven arquitecto construyó las escuelas donde realmente hacían falta, por lo que el gobernador lo hizo escoltar por dos agentes y lo subió en el primer vuelo disponible.

A su regreso a México, Jaime Torres Bodet en lugar de amonestarlo lo felicitó – Hizo usted bien – y continuó con sus trabajos dentro de CAPFCE.

En aquellos tiempos no había tantos libros de diseño de espacios educativos como en la actualidad. Por muchos años, el Neufert era el único referente para el diseño arquitectónico en general. En éste se indicaba que las medidas para un aula de 50 alumnos, que según estudios pedagógicos era el máximo que podía atender un profesor, debían ser de 7.5 x 7.5m ó  6 x 9 m, pero entonces no se tenía la tecnología en la provincia para alcanzar aquellos claros.

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