Alejandro “El Grande”
Enviado por noemr01 • 4 de Noviembre de 2013 • Ensayo • 5.334 Palabras (22 Páginas) • 332 Visitas
Nombre del estudiante: Noé Martínez Reyes
Nombre del trabajo: Alejandro el Grande, Julio Cesar, Reforma de Martin Lutero, Nicolás Maquiavelo, Napoleón Bonaparte, Los Mayas,
Fecha de entrega: 18/10/3013
Campus: Lago de Guadalupe
Materia: Relaciones Publicas
Nombre del maestro: Lic. Leonor Rojas Reyes
Alejandro “El Grande”
Alejandro nació 15 de abril de 324 antes de Cristo en Pella, Macedonia, era hijo de Filipo y Olimpia. Se le asoció con el asesinato de su padre y con su madre mantuvo una relación amor/odio muy intensa. Siempre le reprochaba que “le cobraba un alto alquiler por nueve meses de alojamiento”.
Con 18 años ganó su primera batalla importante, a los 20 ya era rey y con 23 años derrotó al Gran Rey de Persia, Darío III, y creó un imperio que iba desde Tracia (la actual Albania) hasta la India, con cuyo rey Poros mantuvo una intensa relación en todos los sentidos.
Alejandro siempre fue un hombre especial. El Oráculo de Siwa le reconoció como hijo de Amón Zeus, dios en la tierra, y como tal fue venerado. Y lo cierto es que lo parecía, era hermoso, aunque no de gran estatura, ni en lo más intenso del combate sudaba y nunca olía mal, apenas comía y bebía poco, y parecía completamente inmune a las heridas de armas, de hecho murió de malaria.
Estatua de Hefestión
Nunca le gustaron las mujeres, se casó con dos, pero por motivos políticos, conseguir un heredero para su inmenso imperio. La primera vez con Roxana, una princesa sogdiana, y la segunda con Estateira, la hija de su enemigo Darío III, a la vez que casaba a su gran amor Hefestión con la hermana de ésta.
Conoció a Hefestión, hijo de un príncipe macedonio, en la academia que Aristóteles creó cerca de Pella por orden del rey Filipo. Ambos tenían quince años, y parece ser que, según relata Plutarco, el flechazo fue instantáneo. Fue su único y gran amor, su Patroclo (el que fuera amante de Aquiles), su camarada, amigo, confidente, le siguió en el destierro y hasta los últimos desiertos de Mesopotamia.
Hefestión era alto, guapo, rubio, fuerte, un gran estratega, irresistible para las mujeres, pero solo consintió casarse cuando Alejandro se lo ordenó. Quería que los hijos de su amado fueran sobrinos suyos para hacer aún más fuertes los lazos que les unían.
Según Plutarco, cuando Alejandro llegó al sitio de la antigua Troya, dejó un tributo en la tumba de Aquiles, y Hefestion dejó otro en la de Patroclo, como símbolo de su relación, ya que en la antigüedad se suponía que éstos habían sido amantes (leer La Ilíada).
La relación entre ambos fue tan intensa que Alejandro le consideraba como si fuera él mismo. De hecho cuando la reina madre de Persia se rindió en Issos confundió a Hefestión con Alejandro y se arrodilló ante él en acto de sumisión. Alejandro no solo no se molestó, sino que le dijo:” no te preocupes, él también es Alejandro”.
La muerte de Hefestión en Ecbatana fue una tragedia para Alejandro, mandó cubrir de ***** las siete murallas de oro de la ciudad, la residencia de verano de los reyes persas, le dedicó juegos funerarios nunca vistos y erigió en su honor una ciudad, que permaneció habitada hasta el siglo VI d.c.
Apenas un año después el propio Alejandro murió en Babilonia sin haberse recuperado nunca de la perdida de su amado. Tenía 32 años.
Alejandro fue la luz que explota con fuerza y se disuelve con rapidez. El dios Iskander que las tribus afganas del interior aún veneran hoy en día, el guerrero invencible, conquistó mundos y sometió imperios, pero su mayor orgullo fue el ser amado fielmente por Hefestión como “Aquiles por Patroclo”.
“Bello, sabio, audaz, intrépido, afortunado y glorioso. Destinado a morir joven y a que el mundo hable de él para siempre”, Así describía Quinto Arrio, uno de sus numerosos biógrafos, a Alejandro Magno, el hombre que en sus 32 años de vida más cambió la faz de la tierra, difundió la lengua y la cultura griega por todo Oriente y aún hoy sigue siendo adorado como dios por miles de personas en todo el mundo, y admirado por los colectivos gays, no sin razón. Nunca un gay llegó más alto.
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/alejandro_magno.htm
Julio César
Julio César, también conocido como Cayo Julio César, fue uno de los políticos y militares más destacados de la antigüedad romana, en tanto, su gobierno dictatorial le puso punto final a la República Romana. César gobernó entre los años 49 A.C. y 45 A.C.
Cayo Julio César habría nacido entre el día 12 y el 13 de Julio del año 100 A.C. en la ciudad de Roma, en el seno de una de las familias patricias más tradicionales de Roma, los Julios. Su educación, por tanto, estuvo en estrecha sintonía con su origen y así es que Julio César supo recibir una selecta formación impartida por maestros griegos de relevancia.
Desde muy temprana edad, César, mostró una inclinación a favor de la política y así es que era muy joven cuando inició el contacto con el Partido Popular.
Su carisma y el beneficio que le acercaba a sus compatriotas, a partir de la subvención de fiestas y de obras públicas, se multiplicó en apoyos y así es que desempeñó una notable carrera política que lo llevó a ocupar cargos como los de Cuestor, Edil, Gran Pontífice, Pretor y Propretor de la Hispania ulterior.
La acción política de acercar a los líderes devenidos en rivales, Craso y Pompeyo , lo acercaría al poder máximo, ya que de la misma surgió un acuerdo entre los tres para repartirse el poder a través de un Triunvirato que le declararía la “guerra” al grupo contrario a los Populares, el de los optimates, que mandaban en el Senado Romano cuando corría el año 60 A.C.
Un año después, César, sería elegido como cónsul, en tanto, sus primeras gestiones como tal no hicieron más que seguir sumando voluntades a su favor… Repartió tierras entre los veteranos, incrementó el control sobre los gobernadores de las provincias y empezó a dar a conocer las discusiones que se daban dentro del Senado, entre las más salientes
Pero la intención de César era clara: seguir sumando poder hasta ser la máxima autoridad política y militar de toda Roma, entonces, las relaciones con Craso y Pompeyo comenzaron
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