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La esencia de un líder no cambia por el simple hecho de tener mas estudio o preparación; es justamente el conocimiento lo que debe hacernos mas grandes en términos de integridad y sencillez, los líderes nacen y posteriormente se hacen por consiguiente podremos experimentar en una amplia gama de personas inmersas dentro del contexto del liderazgo matices semejantes mas nunca iguales debido a la infinita capacidad de nuestro creador para hacernos a cada uno de los que somos identificados como seres corpóreos, individuos únicos.

Hago esta inferencia debido a la manera como actualmente se vive se dilucida y se proyectan a las personas a ejercer un liderazgo; infortunadamente y a pesar de materiales literarios como el que el Pastor Rick Warren nos comparte, se siguen cometiendo errores graves en la formación, direccionamiento y proyección en medio del peregrinaje de todos aquellos que han sido predestinados para este privilegio.

La falta de cambio de valores, sanidad interior, maduración del carácter, el creer que con el conocimiento basta, erigiendo hombres como referentes, la búsqueda de intereses propios, la mala interpretación de la palabra mayordomía y el no morir a nosotros mismos ponen evidente desventaja la incursión efectiva de nuevas generaciones en tal plano. El significado y aún mas, la aplicación en la práctica del liderazgo se ha distorsionado; precisamente palabras como integridad brillan por su ausencia en los distintos márgenes de acción donde el líder empieza abrirse camino y a multiplicarse en quienes lo rodean y en quienes vienen atrás; recordemos que de los lideres depende el éxito y el fracaso de las personas frente a las que está.

Nehemías tomado como gran referente en este especifico concepto, nos muestra actitudes, parámetros, principios y toma de decisiones que buscan marcar en la vida del creyente una plataforma a seguir y por ende aplicar. Sin embargo, mientras que no se vaya mas allá de simplemente evocar palabras, mantendremos inmersos en un contexto superficial, de mediocres exponentes de un privilegio llamado liderazgo, que plantea un beneficio inicialmente interpersonal y posteriormente colectivo.

El liderazgo no se trata de nosotros, se trata de a quienes influenciamos, entender eso y estar dispuestos a pagar el precio es lo que lleva a un ministerio a trascender por tal razón hago manifiesto mi descontento e insatisfacción en medio del actual cuerpo de Cristo por tomar tan a la ligera algo que el mismo Jesús trabajo personalmente como mentor en medio de sus discípulos por un intervalo aproximado de tiempo de 3 años.

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