Biografia De Benedicto XVI
Enviado por mariagaetep • 6 de Diciembre de 2012 • 1.676 Palabras (7 Páginas) • 695 Visitas
Benedicto XVI [Joseph Ratzinger]
(Marktl, 1927) Teólogo y prelado alemán, elegido
Papa de la Iglesia Católica el 19 de abril de 2005,
como sucesor de Juan Pablo II.
Joseph Ratzinger nació el 16 de abril de 1927 en
Marktl (Baviera), diócesis de Passau, en el seno de
una familia de agricultores alemanes de profundas
convicciones católicas. Su progenitor, Joseph,
desempeñaba, además, el cargo de comisario de la
gendarmería e hizo asimismo de profesor de su hijo,
lo que con seguridad marcó el carácter tímido y
retraído del futuro Papa. En la familia fue clave el
papel de la madre, Maria Peintner, que ejercía las
tareas domésticas y cuidaba de la buena marcha de
sus otros dos hijos, Georg y Maria.
El Papa Benedicto XVI
A los once años ingresó en el seminario, donde en
1941 fue obligado a inscribirse en las Juventudes
Hitlerianas, hasta el punto que en 1943 combatió en
la II Guerra Mundial como integrante de una unidad
antiaérea. Terminada la guerra se apresuró a
matizar: “Reniego de aquel reino del ateísmo y de la
mentira que fue el nazismo”.
Después prosiguió sus estudios de filosofía y de
teología en el ateneo de Munich y en la escuela
superior de Freising, hasta que en junio de 1951 fue
ordenado finalmente sacerdote. Los dos años
siguientes los ocuparía en preparar la tesis de
doctorado, un ensayo sobre san Agustín que fue
calificado con un cum laude.
En 1957 inició su periplo como profesor de teología
dogmática en el seminario de Freising, hasta que dos
años después sería nombrado catedrático de la
06/12/12 Biograf ia de Benedicto XVI [Joseph Ratzinger]
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Universidad de Bonn (1959-1963). Después pasó a la
de Münster (1963-1966), y de 1966 a 1969 ocupó la
prestigiosa cátedra de Tübingen, donde coincidió con
Hans Küng, que se convertiría en el teólogo más
admirado y seguido por los jóvenes curas
progresistas que habían depositado su esperanza y
confiado su futuro en los aires de apertura del
concilio Vaticano II, convocado por el papa Juan XXIII
en el año 1962 y culminado por su sucesor, Pablo VI,
en 1965.
Teólogo de referencia
En Tübingen, uno de los alumnos más brillantes de
Ratzinger fue el brasileño Leonardo Boff, con quien
posteriormente protagonizaría sonados
enfrentamientos, aunque menores que los que
mantendría con Küng, que se convertiría en su
“bestia negra” y en su adversario más duro.
Ratzinger se erigió, empero, en uno de los teólogos
de referencia del concilio Vaticano II, junto al propio
Küng y Karl Rahner. A sus treinta y cinco años, el
bávaro tenía ya un admirable bagaje como docente.
Llegó a Roma como experto en pleno debate sobre la
libertad religiosa, una de las temáticas que cerraron
el llamado concilio del aggiornamento de todos los
temas de la Iglesia.
Su nombre se hizo familiar en el entorno eclesiástico
y en el de los seglares cultos, hasta el punto que
salió del Concilio convertido en una estrella. Sin
embargo, su fulgor pronto empezó a languidecer
entre los aperturistas, sobre todo porque quedó
marcado por el movimiento de Mayo del 68, cuyos
aires de libertad y de cambio le convirtieron en un
acérrimo defensor de la fe frente al marxismo, el
liberalismo y el ateísmo.
Al regresar de Roma ocupó de nuevo su cátedra de
Tübingen hasta 1969, año en que ganó por oposición
la cátedra de Ratisbona, donde de nuevo siguió
deslumbrando a Pablo VI, quien leyó las diversas
obras que Ratzinger escribió sobre los trabajos del
Concilio, un compendio, en definitiva, de sus lecciones
universitarias: Introducción a la cristiandad (1968).
Por ello, el 27 de junio de 1977, Pablo VI lo nombró
obispo de Munich y lo elevó al cardenalato. Había
acabado el Concilio, que en buena medida se
quedaría en letra muerta, hasta el punto que la
mayoría de los jóvenes curas, decepcionados, se
alejaron de la Iglesia, y los sectores laicos más
comprometidos empezaron a organizar sus propios
foros de discusión al margen de la jerarquía.
En 1978 Ratzinger fue testigo del llamado “verano de
los tres Papas”: Pablo VI, el efímero Juan Pablo I
(que inició el periodo de los Papas con nombre
compuesto) y el imprevisto Juan Pablo II. Ratzinger
asistió ya como cardenal al cónclave que eligió a
Karol Wojtyla. El joven cardenal quedó deslumbrado
por la entereza del nuevo pontífice, inflexible en el
dogma y la moral católicas y acérrimo enemigo de
aquel régimen comunista que había amargado su
juventud.
Lo cierto es que Ratzinger dio un giro radical en sus
postulados, hasta el punto que los devaneos de
aggiornamento fueron quedándose difuminados,
sobre todo a partir del momento en que obtuvo
permiso para viajar a Varsovia y entrevistarse con el
futuro Juan Pablo II, con quien trabó ya una sólida
amistad.
El nuevo estilo del Papa polaco le fascinaría:
simpático, cordial, viajero y flexible en el trato, pero
inamovible en el dogma y, sobre todo, en la más
rancia moral católica. La sintonía fue mutua, hasta el
punto que, en 1981, Juan Pablo II lo nombró
prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe,
institución que sucedía al Santo Oficio, de ingrato
recuerdo.
Prefecto eclesiástico
El cargo, que asumió en 1982, le fue como anillo al
dedo a Ratzinger, quien ya se había apartado
definitivamente de sus postulados progresistas y
tenía el ojo puesto en los nuevos aires de liberación
que flotaban en ciertos ambientes eclesiásticos. En
ello coincidía plenamente con Wojtyla, que había
traído a Roma un catolicismo beligerante, arcaico y
fundado en un Derecho Canónico obsoleto. (En 1996
Juan Pablo II lo confirmaría en el cargo por tiempo
indefinido.)
En 1984, después de haberse enfrentado de nuevo
con Küng, a quien había
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