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Ejercicio de autoanálisis


Enviado por   •  4 de Julio de 2012  •  Biografía  •  1.992 Palabras (8 Páginas)  •  4.182 Visitas

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Ejercicio de autoanálisis

Al remontarme al pasado y recordar mi infancia, me doy cuenta como el entorno familiar, sus problemas, características y especialmente las pautas de crianza que en ella predominaron, influyen y determinan muchas de las actitudes y comportamientos que caracterizan mi personalidad, los cuales, a su vez, inciden en las maneras en que actualmente me relaciono con las otras personas y en el trato que le doy a los niños y las niñas con los cuales interactúo en las aulas o en cualquier espacio y momento de mi vida.

En mi infancia experimenté gran cantidad de sensaciones, sentimientos y emociones, tanto de alegría como de tristeza, viví situaciones bastante dolorosas y duras que hacían parte del ambiente en el que crecí y que en mi mentalidad de niña no podía comprender.

Recuerdo que mi padre siempre se limitaba bastante en sus expresiones de cariño hacia mí y hacia mis hermanos y debido a las características de su crianza, la gran mayoría de las veces fue bastante agresivo y ofensivo con mis hermanos y con mi madre, pues recuerdo que conmigo no era tan duro pues a mí nunca me golpeó, además de eso no conversaba mucho con nosotros ni tampoco jugábamos juntos. En el trato de mi madre hacia mí, predomino bastante el grito, las palabras fuertes, tanto que se llegaba a las groserías y la malas palabras y los golpes por cualquier cosa que para ella estaba mala hecha, pero lo que más me dolía era los gritos y actualmente no soporto que nadie me grite. Esta fue otra de las situaciones que marcaron mi infancia y que sigue influyendo en mis comportamientos y formas de pensar actuales, pues esto, acompañado de otra situación como lo fue, crecer con unos hermanos que no eran hijos de padre sino solamente de mi madre, generaba bastantes conflictos familiares. Ver cómo mi padre maltrataba a mi madre y no solo a ella, sino como lo mencioné anteriormente, también a mis hermanos y a mi, sembró bastante dolor y temor en mi.

Esta forma en la que mi padre me disciplinaba, se reflejó también en la alimentación, pues como mencione anteriormente, mi padre era quien me daba el almuerzo para ir estudiar, siempre me obligaba a comer todo lo que me preparara, sin excepción ni contemplación siempre se sentaba junto a mi hermana y a mi con una correa en la mano y amenazaba con pegarnos si no dejábamos el plato vacío o si nos quejábamos porque no nos gustara algún alimento. Es por esta situación que ahora yo recibo toda la comida que me den y no soy exigente, simplemente como lo que me sirvan sin quejarme y me molesta bastante que tanto niños como adultos desprecien la comida o dejen sobrados.

Otra aspecto que predominó en mi infancia y que aún persiste es la idea que tiene mi padre de que las niñas o las mujeres no deben estar en la calle en las horas de la noche, por esto, cuando salíamos a jugar entraba a mi hermana y a mi temprano y a mi hermano si lo dejaba estar en la calle hasta mas tardecito, esto demuestra que en mi crianza ha influido en gran medida el machismo, tanto por parte de mis padres como por mis hermanos mayores. Esto se ha visto reflejado también en la asignación de los oficios del hogar pues en estos muy pocas veces han colaborado mis hermanos (varones), antes bien, todos la responsabilidad ha sido para mi hermana, mi madre y para mí. Ni mi padre ni mi madre han insistido mucho en que los varones de la casa colaboren también en los oficios, aunque mi padre si colabora preparando los alimentos cuando está descansando y en algunos otros oficios de la casa.

Me parece muy triste cómo los niños que viven una infancia como la mía, caracterizada por el maltrato, tienen que tratar de entender eso que es muy difícil cuando se es pequeño, que sólo se piensa en jugar y divertirse todo el tiempo, cómo un niño tiene que empezar a vivir situaciones que dejan cicatrices muy profundas y dolorosas, situaciones que hacen dejar un poco a un lado esa diversión y juego, que es lo que queremos hacer en la infancia. Es triste ver como un niño tiene que ser participe de eventos y escenas tan horribles como ser llevado a un psicólogo, un señor o señora que lo esté cuestionando y supuestamente tratando de entenderlo. Todo esto son cosas bastante duras y difíciles, por lo cual, pienso que no las debería vivir un niño pero como sabemos, hacen parte de la vida y de todas las posibilidades que ésta tiene para la infancia.

Como lo mencioné al inicio de este texto, todas estas pautas de crianza han influido y determinado mi trato hacia los niños y las niñas, pero a diferencia de muchas personas que viven una infancia caracterizada por el maltrato y el castigo, y que al crecer reproducen ese trato recibido, personalmente esta experiencia me ha servido para valorar más a los niños y a las niñas, darles la atención emocional que en mi infancia fue muy escasa y evitar al máximo el castigo físico y el maltrato en todas sus expresiones, antes bien, busco diferentes formas de corregir las conductas inadecuadas y aconsejo a mis hermanos que ya tiene hijos, de que eviten maltratar a mis sobrinos utilizando otras formas de castigo menos traumáticas y más efectivas como privarlos de realizar alguna actividad que les guste mucho si no obedecen lo que se les pide o si comenten algo inadecuado. Precisamente porque viví el maltrato en mi infancia, soy consciente de que esta forma de castigo no es efectiva ya que por lo general eso hace que la persona que lo experimente se vuelva más rebelde y rencorosa, mas no que cambie las actitudes inadecuadas, es por esto que no acepto que las personas que me rodean

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