La Angustia

El amor es un sentimiento difícil en ocasiones dulce en otras amargo, sin darnos cuenta y sin pensar en consecuencias adquirimos actitudes controladoras donde hacemos que en vez de que el amor crezca llegamos al punto de ahogarlo, haciendo que la otra persona se sienta atrapada entre lo que realmente sentimos y lo que creemos sentir, siempre buscamos enamorarnos sentir la emoción de poder cuidar de alguien de tener a tu lado una persona con la cual compartir con la cual discutir, se siente un deseo de atrapar perdiendo la esencia de lo que en realidad importa dejando de ser autónomos y convirtiéndonos en dependientes de alguien he aquí la obsesión como punto de partida a la locura.

La obsesión sería un bonito termino para describir la necesidad, la que se siente cuando se pierde el enfoque de las cosas, cuando por amor se decide dejar a un lado los propósitos propios y se dejan de vivir los sueños y quizá metas planeadas para vivir los sueños de la otra persona, es así como empezamos a sentirnos dueños de un ser totalmente diferente a nosotros queriendo buscar razones para que esa persona se quede a nuestro lado. La obsesión es un problema casi que imperceptible pues no se puede notar a simple vista cuando una persona es obsesiva con otra, solo sabes que sufre de obsesión cuando marcadamente cierta persona empieza a cambiar no solo en sus hábitos sino también en su apariencia, convirtiéndose así en lo que la otra persona desea casi que hasta perdiendo la identidad dejando de ser quienes somos para complacer los deseos de la persona todo por no sentirnos solos.

Como en el caso de Juan pablo Castell que fue un hombre solitario, soltero por mucho tiempo donde su don para hablar con las mujeres era efectivamente nulo, su soledad hizo de él un hombre de pequeños detalles, donde cada cosa que hacía era prácticamente un plan ya echo y coordinado por su mente, hasta que vio a María Iribarne e ahí porque fue un hombre de pequeños detalles solo el pudo notar el supuesto interés de María por su obra de arte, al ver que una sola de mil personas pudo admirar lo que para él era importante como una ventanita, eso despertó cierto interés hasta llegar al punto de al amarla quererla solo para él, él no fue un hombre loco solo fue un hombre completamente solo que es totalmente diferente, la soledad es difícil de llevar y para rematar el tiempo apremia pues solo deja en las personas vacios, que cuando encontramos “con quien llenarlos” es tanta la soledad que pretendemos que nos brinden TODO lo que nos falta hasta llegar al punto donde lo queremos TODO de la otra persona.

Explica María de la Villa Moral, que la fuerte necesidad de no estar solos crea tal dependencia que hace que se pueda empezar a hablar de adicción al amor, más bien, de obsesión, puesto que son equivalentes. "La cada vez mayor dependencia de los individuos genera estilos de vida dependientes", asegura

...