Larga Huida
Enviado por Juniox99 • 8 de Agosto de 2011 • 10.205 Palabras (41 Páginas) • 825 Visitas
La larga huida del infierno
Marilyn Manson
SI LA GENTE VA A ODIARME, QUIERO QUE LO HAGA POR LAS CAUSAS ADECUADAS
Llega la estrella de rock más controvertida de nuestro tiempo con uan autobiografía
impactante y reveladora. En La larga huida del infierno, Marilyn Manson cuenta, con gran
viveza y sinceridad, la metamorfosis de un joven estudiante cristiano y asustadizo en la
celebridad más temida y venerada de estados Unidos.
De los escenarios a la cárcel, de los estudios de grabación a las salas de urgencias de
los hospitales, del pozo de la deseperación a los primeros puestos de las listas musicales, La
larga huida del infierno es la crónica del descenso de Manson por los círculos del infierno y de
su ascenso a la fama.
Una biografía ilustrada con docenas de fotografías inéditas y que ofrece una versión
entre bastidores de la escandalosa gira mundial del artista que políticos, predicadores y
padres de familia han vilipendiado y prohibido.
MARILYN MANSON tiene más de cuatrocientas cincuenta cicatrices en el cuerpo, sin contar las
emocionales. Neil Strauss escrie para Roling Stone y The New Cork Times. También él tiene
una cicatriz, y se la hizo Manson.
Pero algún día,
EN UNA ÉPOCA MÁS FUERTE QUE ESTE PRESENTE CORROMPIDO, QUE DUDA DE SÍ MISMO, TIENE QUE VENIR A
NOSOTROS LE HOMBRE REDENTOR, EL HOMBRE DEL GRAN AMOR Y DEL GRAN DESPRECIO, EL ESPÍRITU CREADOR
CUYA FUERZA PERSUASIVA NO LE DEJARÁ DESCANSAR EN NINGUNA DISTANCIA NI MÁS ALLÁ, CUYA SOLEDAD ES
MAL INTERPRETADA POR EL PUEBLO COMO SI FUERA UNA HUIDA DE LA REALIDAD… CUANDO SOLO ES UNA
ABSORCIÓN, UNA INMERSIÓNM, UNA PENETRACIÓN EN LA REALIDAD PARA EXTRAER DE ELLA, CUANDO RETORNE A
LA LUZ, LA REDENCIÓN DE ESTA REALIDAD; SU REDENCIÓN DE LA MALDICIÓN QUE EL IDEAL EXISTENTE HASTA
AHORA HA LANZADO SOBRE ELLA. EL HOMBRE DEL FUTURO, EL QUE NOS LIBERARÁ DEL IDEAL EXISTENTE HASTA
AHORA Y TAMBIÉN DE LO QUE TUVO QUE NACER DE ÉL, DE LA GRAN NÁUSEA, DE LA VOLUNTAD DE LA NADA, DEL
NIHILISMO, DE ESE TAÑIDO DELA CAMPANA DEL MEDIODÍA Y DEL AGRAN DECISIÓN, QUE DE NUEVO IBERA LA
VOLUNTAD Y QUE DEVUELVE A LA TIERRA SU OBJETIVO Y AL HOMBRE SU ESPERANA, ESTE ANTICRISTO Y NIHILISTA,
ESTE VENCEDOR DE DIOS Y DELA NADA… ALGÚN DÍA TIENE QUE LLEGAR.
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INTRODUCCIÓN
Fuera llovía a cántros.
Como un vástago de la humanidad entera salido del cascarón,
entró como si tal cosa Marilyn Manson. Estaba claro: realmente
empezaba a parecerse a Elvis.
David Lynch. Nueva Orleáns, 2.50 de la madrugada.
Para Barb y Hugo Warner
Que Dios les perdone por haberme traído a este mundo.
El Hombre Al Que Temes
Entre todas las cosas que pueden ser contempladas bajo la concavidad de los cielos, nada es
visto que sacuda más el espíritu humano, que embelese más los sentidos, que provoque más
terror o admiración que los monstruos, prodigios y abominaciones a través de las cuales
vemos invertidas, mutiladas y truncadas las obras de la
-Pierre Boaistuau, Histories Prodigieuses, 1561
Primer círculo: El Limbo
Para mi el infierno era el sótano de mi abuelo. Apestaba como un baño público, y estaba casi igual de
sucio. El húmedo piso de concreto estaba cubierto con latas de cerveza vacías y todo estaba envuelto con
una película de grasa que probablemente no había sido limpiada desde que mi padre era un niño.
Accesible solamente a través de unas destartaladas escaleras de madera fijadas a una tosca pared de
piedra, el sótano estaba prohibido para todos excepto mi abuelo. Éste era su mundo.
Colgando de la pared había una bolsa para enemas de color rojo descolorido, símbolo de la confianza
equivocada que Jack Angus Warner tenía en el hecho de que ni siquiera sus nietos se atreverían a pasar.
A su derecha había un deformado gabinete, dentro del cual había una docena de viejas cajas de condones
genéricos a punto de desintegrarse; una lata oxidada de spray desodorante femenino; un puñado de esas
cubiertas de látex para dedos que usan los doctores para exámenes proctológicos; y un Fraile Tuck de
juguete que mostraba una erección cuando su cabeza era presionada hacia abajo. Debajo de las escaleras
había un estante con alrededor de diez latas de pintura las cuales, después descubrí, contenían 20 cintas
porno de 16 milímetros cada una. Coronándolo todo había una pequeña ventana cuadrada –parecía un
vitral, pero en realidad estaba cubierto con un limo gris- y mirar a través de ella realmente se sentía como
observar hacia la oscuridad del infierno.
Lo que más me intrigaba en el sótano era la mesa de trabajo. Era vieja y toscamente construida, como si
hubiese sido hecha hace siglos. Estaba cubierta de peluche naranja oscuro que parecía el cabello de una
muñeca Raggedy Ann, excepto que había sido manchado de años de tener herramientas sucias encima.
Un cajón había sido torpemente construido en ella, pero siempre estaba bajo llave. En las vigas del techo
había un espejo barato de cuerpo completo, de los que tienen marco de madera para ser clavado en la
puerta. Pero estaba clavado al techo por alguna razón -yo solo podía imaginarme el porque. Aquí fue
donde mi primo, Chad, y yo empezamos nuestras diarias y progresivamente más atrevidas intrusiones
dentro de la vida secreta de mi abuelo.
Yo era un escuálido muchacho de 13 años , pecoso y con un corte de hongo cortesía de las tijeras de mi
madre; él era un delgado muchacho de 12 años con pecas y dientes de conejo. No queríamos nada más
que llegar a ser detectives, espías o investigadores privados cuando creciéramos. Fue mientras
tratábamos de desarrollar las habilidades requeridas para el espionaje cuando fuimos expuestos por
primera vez a toda esta iniquidad.
Al principio, todo lo que queríamos hacer era escabullirnos en el sótano y espiar al abuelo sin que él lo
supiera. Pero una vez que empezamos a descubrir todo lo que había escondido ahí, nuestros motivos
cambiaron. Nuestras incursiones dentro del sótano al volver de la escuela se convirtieron en parte unos
muchachos adolescentes queriendo encontrar pornografía para masturbarse y en parte una mórbida
fascinación por nuestro abuelo.
Casi todos los días hacíamos nuevos y grotescos descubrimientos. Yo no era muy alto,
...