LA LARGA MARCHA

SALIDA

Un viejo Ford azul se detuvo esa mañana en el aparcamiento vigilado del que bajaron dos personas un joven llamado Garraty alto, de buena complexión, y llevaba una descolorida chaqueta militar y su madre. Ella llorando le decía que regresaran, que dieran media vuelta y se fueran de ese lugar, pero el no quiso su madre llorando le entrego algunas galletas envueltas en aluminio y se despidió haciéndole prometer que se volverían a ver.

En la línea de partida se encontraban otros jóvenes descansando se acercó uno de ellos y se presentó su nombre era Peter McVries. Algunos de los soldados les señalaron que se sentaran que tenían que guardar fuerzas para la carrera alrededor se encontraban mas concursantes pero el que les llamo la atención, era un joven con pantaloncillos purpura que recargado en un árbol, comía algunos lonches . En eso los soldados anunciaron la llegada del general el cual empezó a pronunciar sus nombres y les entrego un numero –Garraty- dijo el general – aquí- le entrego el numero 47 y asi continuo asta llegar a un participante llamado Olson el cual respondio – mas ovejitas para el matadero- a el general le callo bien y le dijo – aplástalos a todos hijo- .

Al terminar por fin empezó la carrera a las 9:00 de la mañana la carrera empezó Garraty iba junto a Olson y McVries y al final del pelotón iba Stebbins, pasaron por algunos pueblos en los que apoyaban a Garraty en uno de ellos Una chica muy bonita, de unos dieciséis años, con una blusa blanca y unos pantalones de pescador a cuadros rojos, llevaba en alto una pancarta con una inscripción en rotulador:

«VIVA GARRATY, NÚMERO 47.

Al diablo con el consejo número 13. Garraty apresuró el paso, cambiándose de lado en la

carretera para pasar junto a la muchacha. Esta vio su dorsal y empezó a lanzar chillidos. Se

abalanzó sobre él y le dio un largo beso.

2

S e encontró con un muchacho llamado Harkness número 49. El cual quería escribir un libro acerca de la larga marcha por lo que pregunto su nombre y numero después siguió con otros concursantes. Al pasar por otro pueblo Los coches hicieron sonar sus bocinas y, en ese instante, una mujer empezó a gritar el nombre de su hijo. La mujer había aparcado su automóvil junto a la carretera, evidentementea la espera de que apareciera el muchacho, confirmando que aún seguía en la Marcha. ¡Percy! ¡Percy! Era el número 31. El muchacho se sonrojó y lanzó a su madre un breve saludo con la mano.

De pronto Curley fue retrasándose lentamente y se señalaron varios avisos a otros Marchadores

antes de que el grupo advirtiera que estaban acomodándose a la velocidad de Curley,

absortos por las dificultades de éste. Eso significaba que Curley estaba muy cerca del límite.

-¡Aviso! ¡Tercer aviso, número 7!

-¡Tengo un calambre! -gritó Curley con voz ronca-. ¡No es justo si uno sufre un calambre!

Ahora estaba casi a la altura de Garraty, quien pudo apreciar que Curley estaba

aplicándose un masaje en la pantorrilla desesperadamente, y Garraty casi pudo olfatear el

pánico que despedía Curley a oleadas. Garraty empezó a distanciarse de él, dejándole atrás, y al cabo de un momento oyó

exclamar al muchacho:

-¡Gracias a Dios! ¡Está relajándose!

De pronto, Curley lanzó un grito. Garraty miró hacia atrás. Curley estaba doblado,

sosteniéndose la pierna con las manos y aullando.

-¡No es...!

Cuatro fusiles abrieron fuego con estrépito. El estampido se alejó como el ruido de las

bolas lanzadas en una bolera, reverberó en las colinas y regresó.

La cabeza de Curley desapareció en un amasijo de sangre, sesos y fragmentos de cráneo.

El resto del cuerpo cayó sobre la línea blanca, inerte

Los demás concursantes pasaron junto a el Steebins piso el charco de sangre y por donde caminaba dejaba una mancha de sangre , después de un rato Garraty se preguntaba si todavía seguía dejando marcas al pisar .

Ahora solo quedaban 76 concursantes ya le habían dado el pasaporte a 24 de ellos de pronto Barkovitch empezó a molestar a uno de los concursante un joven gordo y nada carismático el joven repondio con un puñetazo Barkovitch agacho la cabeza un segundo al sentir el golpe y lo siguió insultando el joven lanzo otro golpe el cual Barkovitch esquivo el vehiculo oruga que iba detrás de ellos dio 2 avisos al joven no le importo y se lanzo contra Barkovitch el cual lo esquivo después de esto los soldados alzaron sus armas y dispararon todos voltearon hacia Barkovitch y el solo les dijo – yo no tengo la culpa el me ataco- olson con voz molesta le dijo – bravo ahora no solo eres un idiota sino también un asesino- Barkovitch acelero el paso y se alejo de todos

Pasado un tiempo Olson estaba palido y dijo – siento como si las piernas me fueran a fallar en cualquier momento- McVries repondio -no te preocupes a mi me paso hace un rato ya se te pasara- Olson dio una expresión de alivio y siguió caminando

El segundo dia cerca de los 150 kilometros Percy se acercaba a los arbustos pensando que nadie lo veía al darse cuenta Garraty y los demás simulaban platicar entre ellos mientras lo observavan de pronto quiso escapar y corrió hacia los arbustos los soldado rápidamente disparaon y ay con las manos en el pecho como apunto de resitar un poema callo Percy . tu madre ya no tendrá que buscarte se oyo entre las voces.

Llegados los 160 kilometros al entra a una ciudad la histeria de Garraty lo mhacia reir demasiado -¡Oh, Dios! -jadeó Garraty-. ¡Me están matando! ¡No... no puedo...!

Y prorrumpió en una débil risa. Sus rodillas cedieron. McVries volvió a levantarle. El cuello

de la camisa de Garraty se desgarró. Los dos recibieron un aviso. Ese es mi último aviso,

pensó Garraty vagamente. Estoy camino de ver por fin esos prados de que tanto hablan. Lo

siento, Jan, yo...

-¡Vamos ya, idiota, no puedo llevarte a rastras! -susurró McVries.

-¡No puedo! -jadeó Garraty-. No puedo

...