Reflexion

Esta es la historia de un actor que a los 36 años peleaba por llegar a fin de mes y hoy tiene un sueldo de 30 millones de dólares.

El actor es el protagonista de la serie Mad Men, Jon Hamm. Y su historia es: ¿cuestión de suerte?.

Hasta los 24 años Hamm vivió en San Luis y se dedicó a dar clases de teatro en su antiguo instituto. A esa edad, se decidió a arriesgarlo todo y luchar por dedicarse a su pasión, el arte dramático. Así pues, y con 150 dólares en su bolsillo, tomó la decisión de conducir su viejo coche de 1986 hacia Los Angeles.

Durante el largo trayecto durmió varias noches en la cuneta y consiguió llegar a su destino con su dinero intacto.

Ya estaba en la tierra de las oportunidades. En su búsqueda de la suerte contaba con un sumando de la ecuación, la preparación, y buscaba acercarse cada vez más a uno de los otros dos sumandos, la oportunidad. Sumando que lógicamente era mucho más fácil de encontrar en Los Angeles que en San Luis.

Una vez en Los Angeles se pateó incontables castings, suplicó por entrevistas y finalmente consiguió una agencia que le representara.

Empezaba así la búsqueda del tercer sumando de la suerte, la oportunidad.

Sin embargo, 3 años después no había logrado una mísera aparición televisiva y su agencia prescindió de él. La oportunidad le era esquiva y se necesitaba, en ese momento, el tercer sumando de la ecuación, la perseverancia. ¿Sería capaz de aguantar y mantener su fe en sí mismo?

Jon se dio un margen de 5 años. Si en ese periodo de tiempo no había logrado nada, volvería a su casa a dar de nuevo clases en el instituto. Con esta decisión mantuvo vivos los parámetros de la ecuación: preparación y perseverancia, solamente necesitaba que en algún momento apareciera la oportunidad.

Mantener la perseverancia fue muy duro para Jon. En 2001 tocó fondo. Trabajaba de atrezzista de películas porno, apenas ganaba dinero y el Toyota Corolla que le había servido de carruaje a la ciudad de los sueños había sido requisado por acumular 1.600 dólares en multas de estacionamiento.

Comenzaba así el desfallecimiento de nuestro protagonista, que contaba ya con 35 años y que no soñaba ya con convertirse en estrella, sino simplemente con poder vivir de su pasión con pequeños papeles.

Por fin, tras 12 años en la ciudad de las oportunidades, y con 36 años de edad, surgió la oportunidad. Entró en la lista de candidatos, en último lugar, para representar el papel protagonista de la serie MAD MEN.

Todo parecía indicar que partía con clara desventaja ya que se encontraba el último de una lista de candidatos que lideraba George Clooney. Finalmente, gracias a su excelente preparación, gracias a su ferviente deseo y su paciencia y fe en sí mismo, consiguió

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