Sed De Vivir

para lograr objetivos

Miguel estaba visitando a su tía en un pueblecito lejano a su hogar. Cierto día la acompañó al mercado, donde encontraron al pastor de la iglesia local.

“He oído que usted es muy buen orador”, dijo el pastor. “¿Le gustaría predicar en nuestra iglesia el miércoles por la noche?”

Miguel se sintió complacido, pero contestó con gracia y humildad: “No soy buen orador, pero me gustaría servir de alguna manera posible para la gloria de Dios. Predicaré, si usted lo desea.”

En la casa de su tía, Miguel tomó su Biblia, un cuaderno y algunos libros que encontró. Ya antes había preparado un sermón sobre el tema de la adoración y la alabanza. Había sido bien recibido. Por ello decidió volverlo a predicar. Por supuesto, tuvo que estudiar y orar. Hizo un nuevo bosquejo. Buscó ilustraciones nuevas. Practicó la lectura de los pasajes bíblicos. “Estos son puntos fuertes”, dijo, “con la ayuda de Dios predicaré un buen sermón”.

Este incidente es muy familiar, ¿no es cierto? Ocurre con tanta frecuencia que no encontramos nada extraño o sobresaliente en el mismo. Pero quizá se detecte un serio error en el comportamiento de Miguel y el pastor. Quizá sea el error que cometen con mayor frecuencia lideres cristianos sinceros y competentes. ¿Puede explicar en qué consiste el error?

En esta lección discutiremos ésta y otras preguntas sobre la forma en que los líderes establecen objetivos y trabajan para lograrlos. El apóstol Pedro constituirá nuestro ejemplo bíblico.

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