Análisis De Los Diagramas Termodinámicos

Interacción Atmósfera-Océano para marinos 121 Capítulo 8.- Utilización de mapas meteorológicos

8.1.- Introducción.

Si un mapa no representa más particularidades que isobaras y frentes, el marino debe de estimar a partir de ello los vientos y el tiempo que encontrará en su rumbo. Con la experiencia estas observaciones le serán muy útiles para determinar los posibles cambios de rumbo y velocidad necesarios. Una buena manera de adquirir esta experiencia es la de efectuar continuas observaciones de la presión, y compararlas con las que se indican en los mapas, con ello, día a día, aprenderá a relacionar lo que indican los mapas con el tiempo real.

Puesto que los sistemas meteorológicos se desplazan y desarrollan, el estudio de mapas sucesivos es imprescindible para prever los cambios que experimentarán las altas, bajas y frentes. Trazando en un mapa las posiciones anteriores y las que, en función de ello, se prevean, puede obtenerse la distribución de presiones más probable para el futuro inmediato. Dibujando un esquema de tal distribución de presiones, que incluya los vientos reinantes a lo largo de la ruta seguida por el buque, se contará con una precisa idea del tiempo meteorológico que le aguarda.

8.2.- Estima de dirección y velocidad del viento.

Para determinar la fuerza del viento a partir del mapa meteorológico hay que tener en cuenta:

a) A igualdad de separación entre isobaras, las rectas o anticiclónicas originan vientos de más fuerza que las que provocan las isobaras ciclónicas.

b) A igualdad de separación las isobaras de latitudes bajas llevan asociados vientos de mayor fuerza que en latitudes elevadas.

c) Masas de aire frío e inestable sobre superficies de agua cálida producen vientos más fuertes que masas de aire cálido y estable sobre superficies marinas frías, para igual densidad isobárica.

En la figura 8.1 se ilustran estos principios básicos.



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Figura 8.1

8.3.- Estima de la mar de viento y de fondo.

Sin perjuicio de que en el capítulo 12 sea estudiado con mayor detalle, podemos realizar una primera aproximación o estima de la altura de las olas en función de la intensidad del viento reinante. Para ello utilizaremos la Tabla I, que debe ser considerada como una simple guía, válida en mar abierto, suficientemente alejados de perturbaciones costeras.

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VIENTO Fuerza Velocidad

Beaufort en nudos

ALTURA PROBABLE DE OLAS (m)

0<1

1 1-3

2 4–6

3 7 – 10

4 11–15

5 16–21

6 22–27

7 28–33

8 34–40

9 41–47

10 48–55

11 56–63

12 64–71

- 0.1- (0.1) 0.2- (0.3)

0.6- (1) 1 - (1.5) 2 - (2.5) 3 - (4) 4 - (5.5) 5.5- (7.5) 7 - (10) 9 - (12.5) 11.5- (16) 14 -(-)

Tabla I

En aguas interiores o costeras, las alturas de las olas serán inferiores, más cortas y escarpadas que las indicadas en la Tabla citada, que jamás debe utilizarse para emitir información observada acerca del estado de la mar. En casos particulares las alturas de las olas no coincidirán con las reflejadas en la Tabla, debiendo insistir una vez más, en el estudio que será efectuado más adelante, de modo que lo que aquí se cita solo posee un valor orientativo y no generalizable. Es fácil comprender que la altura de las olas no depende únicamente de la fuerza del viento, sino también del tiempo que el viento está soplando en una misma dirección, y de la superficie marina sometida al mismo.

Cuando las olas se desplazan fuera del área en que han sido generadas, se amortiguan de forma gradual. Estas olas, cuyo origen está en una zona concreta, cuando se propagan fuera de la misma, se denominan mar de leva o mar de fondo.

Es obvio que predecir la mar de fondo que podamos encontrar en nuestra derrota, con unos días de anticipación, es un problema complejo que no admite una solución simple, pues

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estas olas se ven afectadas por otros vientos e incluso por interferencias con otros trenes de olas procedentes de distinta zona generadora.

Se pone así de manifiesto que para realizar una estima razonable de la mar de fondo y de viento no basta con un único mapa meteorológico. El tiempo es un factor decisivo para conocer la génesis y desplazamiento de las olas, motivo por el que podemos inferir una primera consecuencia: los temporales que se mueven rápidamente producen menos mar de fondo que los que lo hacen con lentitud, dado que la mar está sometida menos tiempo al ímpetu de los vientos.

En la Tabla II, y siempre con el mismo carácter orientativo, se presenta una estima acerca del alcance

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