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Aspectos Historios Y Eticos De La Publicacion Cientifica

zayra_7213 de Abril de 2013

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APROXIMACIÓN HISTÓRICA AL MUNDO DE LA PUBLICACIÓN CIENTÍFICA

ASPECTOS HISTÓRICOS Y ÉTICOS

La publicación científica es el resumen o resultado de un trabajo de investigación que se realizó con fines científicos y en correspondencia con ello se tuvo en cuenta la necesidad de compartir, con especialistas de las ciencias afines relacionadas, ese resultado.

Como dijera Don Ramón y Carvajal “para escribir un artículo científico es necesario llenar 3 requisitos: primero, tener algo que decir, segundo decirlo y, tercero, no decir nada más que eso”.1 De manera que es conveniente establecer la diferencia existente entre el documento que recoge la presentación de una investigación y la publicación de los resultados de esa investigación.

En el primer caso, el documento que recoge la presentación de una investigación debe incluir las distintas etapas de la investigación, en forma detallada: planteamiento del problema, objetivos, marco teórico, hipótesis, material y método, recolección de la información, resultados, análisis, conclusiones, sumario y bibliografía.

La publicación puede ser todo lo anterior lo que podría constituir material para un libro, dado el volumen de páginas (hasta 300)–, pero también podría publicarse una síntesis de los aspectos más releventes de ese trabajo en un documento comúnmente llamado “artículo científico”. 2

El artículo científico, aunque contiene las mismas etapas, sólo recoge los aspectos más relevantes de la investigación y puede, por tanto, resumirse en 8 o 10 cuartillas, con la secuencia lógica: título, autores, dedicatorias, introducción, metodología, resultados, análisis, conclusiones, resumen, palabras claves y bibliografía.

Si nos atenemos a estos criterios, la publicación científica nació dependiente de la investigación científica y ésta, del surgimiento de la propia ciencia, es decir, “del sistema de conocimientos objetivos sobre la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, que está históricamente condicionado en su desarrollo y que tiene por base la práctica histórico-social de la humanidad”.3

Aunque el proceso de sistematización de los conocimientos objetivos sobre la naturaleza, la sociedad y el pensamiento se inició en el proceso histórico-cultural del Renacimiento italiano, en los siglos XV y XVI, extendiéndose a todo el mundo europeo de la época, las ideas fundamentales de la metodología del conocimiento científico comenzaron a formarse en la antigüedad.

En Grecia encontramos métodos que sirvieron a la posteridad, tales como el axiomático y su brillante aplicación a la elaboración de los principios geométricos de Euclides, y el hipotético-deductivo y su fructífera utilización en las investigaciones de Arquímedes sobre estática. Sin embargo, la antigüedad desconoció, en general, las ciencias experimentales.4

Durante la Edad Media, la Iglesia Católica, Apostólica y Romana trascendió el poder ideológico. Gracias al cobro de los diezmos, su poderío económico le aseguró el dominio político y ello le permitió poner y quitar reyes en diferentes regiones del mundo bajo su subordinación. Los conocimientos acumulados se confinaron a los monasterios, donde se conservaban celosamente los libros, dado el peligro que constituían por su naciente enfrentamiento con la escolástica.

En la época del surgimiento de la sociedad capitalista aparecen las ciencias experimentales y comienza una esforzada búsqueda de métodos de investigación empírica. Galileo Galilei (1564-1642) fue el fundador de la metodología científica moderna. Su mayor aporte consistió en la unificación de las investigaciones teóricas y experimentales en un todo único. Otro singular avance fue la fundación de la teoría clásica de la lógica inductiva en los trabajos de Francis Bacon (1561-1626) y su continuador y sistematizador, John Stuart Mill.5

No obstante, para crear una metodología que pudiera reflejar el grado de desarrollo alcanzado por la ciencia y, en especial, las ciencias naturales de la segunda mitad del siglo XIX, hacía falta un enfoque dialéctico sobre el proceso de investigación científica en particular, y sobre toda la historia del desarrollo del pensamiento científico en general.

Este enfoque dialéctico de la metodología, aunque sobre bases idealistas, lo encontramos en Hegel, dentro de la filosofía clásica alemana. El viraje revolucionario de la filosofía realizado por Marx y Engels, al fundir la dialéctica y el materialismo, posibilitó fundamentar, desde posiciones materialistas, la dialéctica del proceso del conocimiento.6,7

Así como la ciencia tiene sus antecedentes históricos, la publicación científica tiene sus orígenes en los primeros siglos del desarrollo de la civilización, a partir del surgimiento de la escritura.

DESARROLLO

Orígenes de la publicación científica.

Aunque los antiguos sumerios desarrollaron la escritura cuneiformes en el año

4 000 a.n.e. y así divulgaban los hechos ocurridos y sus observaciones sobre los mismos, no era fácil la propagación de los conocimientos por ese medio, pues las grandes rocas donde grababan los signos no permitían su transportación.7,8

El Egipto Antiguo utilizó el papiro, alrededor del año 2000 a.n.e. Algunos de ellos se han conservado hasta nuestros días y han sido de inapreciable valor para las ciencias médicas:

• Kahun (1900-1850 a.n.e.) Descripción de enfermedades de mujeres, evidenciándose el embrión de lo que en la actualidad constituye una especialidad médica, la Ginecología.

• Smith (1550 a.n.e.) Cirugía, cura de las heridas, diversidad de traumas y su tratamiento. Anatomía. Indicaciones para reconocer el tiempo de embarazo y si podía parir o no, es decir, los rudimentos de la Obstetricia.

• Ebers (1550 a.n.e.) Descripción de enfermedades según su localización en las distintas partes del cuerpo. (Progresos de la medicina clínica).

• Brugsh (1450-1350 a.n.e.) Salud de la madre y el niño (Puericultura) y enfermedades infantiles (Pediatría). Es el documento más antiguo que existe sobre esta última especialidad.9,12

Hacia el siglo II a.n.e. se usaba ya el pergamino (hecho con pieles de animales). Los griegos crearon grandes bibliotecas, entre ellas la más rica en volúmenes fue la de Alejandría, lamentablemente destruida en tiempos de la conquista otomana.

A principios del siglo II e.n., los chinos inventaron el papel, descubrimiento utilísimo para el posterior invento de la imprenta por Gutenberg en el año 1440. Con la impresión de una biblia de 42 renglones se daba inicio a la era de la rápida difusión, a escala mundial, del conocimiento humano.10

Las primeras revistas científicas aparecieron hace alrededor de 300 años, en Francia e Inglaterra. En ellas se publicaban artículos que hoy llamamos “descriptivos”. Los científicos informaban, en orden cronológico, las observaciones realizadas durante sus experimentos.

Hacia la segunda mitad del siglo XIX los avances científicos, en especial en el campo de la microbiología y la medicina, despertó la opinión de los críticos, por lo que, Pasteur y Koch se vieron obligados a describir sus experimentos con exquisito detalle, lo que posibilitó su reproducción por otros colegas. De manera que la posibilidad de reproducir un experimento y su ejecución misma se convirtió en premisa fundamental de la ciencia. De este proceso surgió el formato del IMRYD, sigla de: introducción, métodos, resultados y discusión.11

En el siglo XX, desde sus inicios, ha sido testigo de importantes descubrimientos científicos en todos los órdenes y, en especial, en las ciencias médicas. El capitalismo, fortalecido en este siglo –a pesar de sus períodos de crisis y guerras– invirtió considerables recursos en la investigación científica, fundamentalmente en la relacionada con los problemas bélicos; pero también en otros campos, en los cuales las ciencias médicas han ocupado un lugar importante.

Este crecimiento de la ciencia se tradujo en un aumento considerable de las publicaciones científicas, lo que obligó a los directores de las revistas a exigir que los artículos fueran escritos en forma sucinta y bien estructurada, es decir, aplicando la lógica del IMRYD, la cual se evidencia en las respuestas a las preguntas siguientes:

1. ¿Qué cuestión (problema) se estudió?

La respuesta es: la Introducción.

2. ¿Cómo se estudió el problema?

La respuesta es: los Métodos.

3. ¿Cuáles fueron los hallazgos?

La respuesta es: los Resultados.

4. ¿Qué significan esos resultados?

La respuesta es: la Discusión.13

Todo lo anterior forma parte de la metodología de la ciencia, la cual estudia las leyes generales de la actividad cognoscitiva. Le interesan especialmente los problemas del conocimiento en la ciencia y, en particular,

las peculiaridades de la investigación científica, ya que el proceso de esta última constituye su objeto de estudio.

En tanto que la publicación forma parte del propio proceso de la investigación científica, pues constituye la divulgación de sus resultados entre los colegas de profesión y otras ciencias afines. La publicación científica está incluida también en el objeto de estudio de la metodología de la ciencia.

En enero de 1978, un grupo de editores de varias revistas biomédicas publicadas en inglés y que gozan de prestigio se reunieron en Vancouver,

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