Azar Y Necesidad
Enviado por marygutierrez • 19 de Mayo de 2014 • 1.394 Palabras (6 Páginas) • 305 Visitas
AZAR Y NECESIDAD
En biología evolutiva existen muchos aspectos mal entendidos por el público no especialista, siendo uno de los más patentes el del concepto de azar en relación con la evolución de las especies. Hace ya unos cuantos años, en 1981, el astrofísico Fred Hoyle argumentó que la probabilidad de que la evolución creara el mundo viviente por casualidad es como creer que “un tornado pasando por un depósito de chatarra podría armar un avión Boeing 747 a partir de los materiales que haya allí”.
Y el bueno de Hoyle tenía razón. De lo que no tenía ni idea, sin embargo, era de biología evolutiva. La evolución no funciona al azar, ni el ADN ni los seres vivos se han formado por azar, y la crítica de que no puede surgir un sistema complejo por un cúmulo altamente improbable de casualidades solo denota una total falta de comprensión de los mecanismos evolutivos.
Imaginemos la complejidad del genoma humano, con sus 3.000 millones de pares de bases. Desde la lógica más previsible, cualquiera se preguntaría cómo es posible que tal cantidad de información coordinada pueda surgir simplemente por casualidad.
Pero el asunto es que no ha surgido por casualidad. Nuestros genes no se han agrupado por azar, no somos el resultado de una tirada titánica de dados. Entonces, ¿qué pinta el azar en la teoría evolutiva?
La variación genética al azar es necesaria para producir variabilidad
Para que se produzca evolución es preciso que exista previamente variación; es decir, que el material genético cambie. Estos cambios pueden darse por alteraciones del ADN, producidas generalmente por errores de copia en los procesos de duplicación durante la reproducción celular, aunque existen otros factores; es lo que conocemos como mutaciones. También pueden existir otros motores de cambio, como la recombinación cromosómica, la incorporación de genomas exógenos, etc.
Ciertamente, estas alteraciones se producen al azar, dado que no podemos saber cuándo ni dónde se producirá un error de copia o se incorporará un genoma vírico al cromosoma de un hospedador. Es más: no podemos predecir si estos fenómenos producirán un efecto dañino, neutro o beneficioso, porque dependerá del lugar y del momento en que se produzcan.
De esta forma, si únicamente se produjera variación al azar, nuestro amigo Hoyle llevaría toda la razón: no hay tiempo suficiente durante toda la existencia del universo como para que se forme mediante este mecanismo, no ya un ser humano, si no tan siquiera una bacteria.
Entonces, ¿cómo se produce evolución a partir de variaciones al azar y por qué decimos que esa evolución no es al azar?. Aunque pueda parecer contradictorio, la evolución parte de esos cambios al azar para producir organismos diferentes mediante un proceso no azaroso. Ese proceso es la Selección Natural, que filtra entre los millones de variaciones existentes, permitiendo que aquellas que son beneficiosas -las menos- aumenten su frecuencia en la población, mientras que las dañinas -las más- disminuyan.
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La diferencia es abismal: la primera versión del programa, escrito en BASIC, tardó media hora en alcanzar el resultado. La siguiente, programada en PASCAL, lo hizo en once segundos.
Esto ilustra cómo, a partir de una variación al azar, un proceso selectivo no azaroso puede acortar enormemente el tiempo necesario para producir un modelo determinado.
En el caso de la naturaleza, la “frase objetivo” no está predefinida, ya que consiste en cualquier adaptación que haga funcionar mejor al organismo en su entorno. Además, en la vida real el objetivo cambia continuamente, al variar las condiciones del entorno. Si ayer se buscaba una adaptación a la vida en el bosque, un cambio climático puede producir que el ecosistema se transforme en una sábana, no sirviendo todo el trabajo previo y debiendo reconducirse al nuevo objetivo: la vida en grandes espacios abiertos. Esto explica los “callejones sin salida evolutivos”, las extinciones y en general el hecho de que la evolución no sea un proceso lineal dirigido a un objetivo claro y prefijado.
LIBRO DE AZAR Y NECESIDAD:
Cuando El azar y la necesidad se publicó en Francia, en 1970, hacía exactamente cinco años que su autor, Jacques Monod, había recibido el Premio Nobel de Fisiología y Medicina. Pero su éxito mundial se debió al escándalo que suscitó no sólo entre científicos, sino también entre filósofos, pensadores y -fenómeno aún más insospechado- políticos.
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