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Las Esquinas Del Azar


Enviado por   •  2 de Febrero de 2012  •  1.501 Palabras (7 Páginas)  •  2.231 Visitas

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Las esquinas del azar

RESUMEN

Un timbrazo cualquiera, uno como tantos que han sonado, un simple e insignificante timbrazo, cambio la vida de Inés y Juan. Juan e Inés, dos desconocidos, que sólo por azar contestaron esa mañana. – Bueno - contestaron a la par- Después de un intercambio de palabras se dieron cuenta de que ni uno, ni otro había hecho la llamada, únicamente contestaron el timbre caprichoso del azar. Reparando en el error, repusieron que esta situación confusa, se debía a un entrecruzamiento de líneas, y no repararon en más. Camino a sus vidas normales se percataron que ese peculiar hecho había cambiado sus vidas de una u otra manera. A Juan aquel timbrazo lo había despertado a tiempo, puesto que la pintura en la que trabajaba tenía una gota de aceite que si hubiera tardado más en descubrir, de seguro habría destruido su trabajo, el mismo que debía entregar en la tarde. Por otro lado, Inés en su trabajo al despachar cierto asunto, se quedo pensando en lo afortunada que había sido aquel día, ya que el retraso que le produjo el contestar el teléfono le salvo la vida. De lo contrario habría chocado como el vehículo que iba delante de ella aquella mañana.

Inés y Juan. Juan e Inés, solos los dos, por una o por otra razón. En medio de la noche ella harta sumergida en su trabajo y en su propia soledad; él deseando encontrar alguien que despertara su inspiración y su placer por pintar. Ambos sumergidos en sus propios pensamientos. De pronto rompiendo el silencio se escucha el timbrar del teléfono, pero dicho timbrado no era el habitual había algo diferente. Contestaron- Bueno- ¿Si? ¿Qué desea?- Se reconocieron las voces. – Creo que nuestras líneas se entrecruzaron otra vez.- Sí, así parece.- repico Inés. Ambos intercambiaron un agradecimiento, puesto aquella llamada les habría librado de problemas. Y a partir de esa noche las llamadas se hicieron más frecuentes. Se trato de evitar, se reportaron las líneas, pero aparentemente no había ningún problema, así que sin más que hacer se fueron acostumbrando a las llamadas. Fue germinando una extraña amistad, una especie de complicidad, puesto había ocasiones que platicaban largo y tendido, otras más breves pero sin restar en importancia. Y era agradable hablar con un extraño, era liberador dejar mascaras y caretas, puesto podrían hablar con libertad sin ser juzgados. Nunca desearon intercambiar nombres o direcciones. El caprichoso azar, no se quedo conforme, los unió en bares, calles teatros. No se daban cuenta que su amigo de charla, era aquél que se había topado en la calle, en la obra de teatro. Esos constantes encuentros dieron como resultado que se habituaran a sus caras, se reconocían, se saludaban sin más.

En una ocasión Juan soñó con ella vestida como en uno de sus cuadros, aunque no era el prototipo que el acostumbrada, aquella mujer había despertado un gran interés en él. En su sueño los dos se dejaban llevar por la pasión que se escondía en sus cuerpos, se entregaban sin más y en el clímax de aquel sueño febril, ambos se despertaron. Esperando que el teléfono sonara puesto ya en esos momentos sabían que su amigo de teléfono era la misma persona que se topaban con tanta habitualidad. Al no sonar el teléfono como era lo habitual, Juan se sintió un tonto por desear escuchar su voz, se le hacía de lo más infantil, no la conocía y ya le robaba el sueño. Por otro lado Inés no dejaba de preocuparse ya que no creía en las casualidades, supuso que aquel sujeto la espiaba, así que cambiaba sus rutas, para no encontrarse con ese “desconocido2, pero por más que hacia se lo encontraba, en el restaurante, en la esquina, en el elevador de aquel edificio.

El encuentro deseado llego, ambos confesaron haber soñado uno con el otro, Inés más escéptica dejo en claro que eso era un tontería, para él en cambio, era más que eso era el destino, como le llamo. Inés después de eso se retiro e hizo todo lo posible por evitar encontrarse con él o contestar las llamadas del destino. Ambos vivieron un infierno, el no saber nada uno del otro, el no platicar, el no verse. Inés ya harta de eso decidió retar lo que creía y dejarse llevar por el destino. Pero ahora el caprichoso azar,

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