Bioética en el acto médico

Bioética en el acto médico

Dr. Francisco Escobedo

Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.

Hoy quiero referirme al Acto Médico, como esa parte de la actividad profesional del médico cuando estando con el enfermo, tiene que proceder a hacer el estudio clínico, a llevar a cabo el diagnóstico, a apoyarse en los exámenes de laboratorio y de las pruebas de gabinete, radiografías, estudios de imágenes, y tomar de todo ello, después de un análisis e interpretación de la información, una decisión de manejo del problema, una decisión que comunicar al enfermo que a eso va, que eso está esperando y de la cual él sabe que depende su futuro en aspectos de la salud y en ocasiones en aspecto de su vida.

Esa entrevista, esa comunicación entre el médico y el paciente, es dentro del ejercicio de la profesión médica, uno de los momentos más trascendentes del quehacer médico. El Acto Médico es quizás la esencia misma de la práctica médica diaria. Es el momento de la identificación de pensamientos del profesionista que pone en juego su saber, sus conocimientos, los recursos científicos al alcance y el sentir del enfermo con su preocupación, sus dudas, sus incertidumbres por el porvenir.

Si algo es trascendente en la acción y el pensamiento humano, es hablar de Ética, y si algo es importante en el quehacer profesional del médico, es su relación con el paciente, representada en estos momentos por o que estoy llamando Acto Médico.

El paciente de la medicina es sorprendente, ha sido acelerado, la incorporación de la tecnología ha llevado a la medicina a un progreso científico no sospechado décadas atrás. Pero el modo de ejercer la medicina no siempre ha seguido el mismo ritmo.

Si pensamos en la Ética como la disciplina que norma y juzga la bondad o no de la conducta humana, todos los actos de la profesión médica deben quedar enmarcados dentro del propósito que conduzca al beneficio del paciente.

Toda esa serie de acciones que implica el acto médico, deben tener siempre como objetivo primero y principal el proteger la vida y el proteger la salud de aquel que acude a solicitar la ayuda.

Cumplir con ello es la Responsabilidad Médica.

La conducta profesional debe estar regida por la congruencia entre el pensamiento, la intención y el comportamiento.

El beneficio del paciente debe ser siempre la luz que ilumine en el momento de las decisiones, nunca mezclarlas, ni nunca relegarlas atrás de motivaciones e intereses de otra índole que puedan desvirtuar el principio central del ejercicio profesional.

La relación médico-paciente es uno de los puntos clave del ejercicio de la medicina.

Todo médico debe tener como motivo de su actividad, como objetivo primordial, el dar al enfermo la mejor atención que los recursos y circunstancias pueden ofrecer.

Para ello, el médico necesita tener conocimientos de su profesión, y actualizarlos continuamente para seguir el paso del progreso médico.

En pocas ramas del conocimiento, los progresos y cambios se suceden con tanta rapidez, y las ideas se renuevan constantemente como en la medicina –más en años recientes-; por tanto, aquel que deteniendo su estudio se dedique a aplicar lo que ya sabe, en poco tiempo caerá en un nivel mediocre, nivel de ignorancia. La ignorancia supina, ignorancia culpable, por no saber lo que se debe saber para actuar, lo lleva a la ineficacia, atentando contra los derechos del enfermo. El médico debe actuar profesionalmente, con capacidad intelectual, con un acervo de conocimientos como corresponde a su nivel profesional, y debe estar informado de los avances médicos, tecnológicos y de la evolución actualizada en la medicina.

Con todos esos conocimientos, al médico le toca decidir: estudiar acuciosamente al enfermo para estar cierto de la severidad del trastorno patológico; aplicar técnicas, en ocasiones complejas y costosas que indiquen el estado funcional del cuerpo o que señalen la magnitud del daño en determinados órganos; buscar la fundamentación científica

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