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Característica de la hembra de hámster dorado


Enviado por   •  2 de Octubre de 2013  •  Tutorial  •  1.443 Palabras (6 Páginas)  •  301 Visitas

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A veces la hembra de hámster dorado está bastante nerviosa poco antes del nacimiento de las crías. Mete y saca materiales del nido, y escarba y rasca, como si quisiera dejarlo todo aún más confortable para sus pequeños. En este período es muy sensible y a menudo se toma las molestias de manera trágica. Por más que sientas curiosidad por conocer a la camada, no mires continuamente dentro del nido. Díselo también al resto de la familia, pues de otro modo podría ser que no viesen ningún pequeño, si la hembra se los come. Si ahora, poco antes del parto, la hembra oye otras voces que aquéllas a las que está acostumbrada o huele olores extraños, no sentirá la seguridad necesaria. El carácter tan diferente que muestra la hembra le es innato y le sirve para la conservación de la especie. Si hasta ahora siempre te ha saludado alegremente y le ha gustado que la acariciases, tal vez te extrañará si ella te resopla. No te lo tomes a mal y retírate, pues ella tan sólo teme seriamente por sus crías. En su hábitat natural se mudaría a otra madriguera, llevando a las crías en sus abazones, si se considerase en peligro.

El parto suele tener lugar a últimas horas de la tarde y no suele tardar más de media hora. Los pequeños nacen con tales intervalos que la madre puede ocupares de cada uno por separado. La hembra pare a la cría en posición agachada e inmediatamente rasga con los dientes la membrana amniótica, que devora. Enseguida libera al recién nacido, ya que de otro modo éste no tardaría en asfixiarse. El cordón umbilical se rompe o es cortado con los dientes por la madre, la cual lame a la cría para secar el líquido amniótico -sobre todo alrededor de la boquita-, a fin de que no lo trague y se ahogue cuando respire por primera vez. Los lametones también tienen la finalidad de estimular la circulación del recién nacido. Apenas ha finalizado sus cuidado para con la primera cría, viene al mundo la segunda. Finalmente, la madre se come la placenta. Esto es importante, ya que sus hormonas ponen en marcha la secreción láctea.

Tras un parto normal todo queda limpio y seco: el nido, las crías y la madre. Los diminutos y rosaditos hamstercillos se han asegurado cada uno rápidamente un pezón, chupando con fuerza. Y la hembra tiene suficientes tetillas, ya que estás dispuestas en dos hileras de 7 a 11 cada una. Al principio, las crías están tumbadas de espaldas debajo o junto a la madre, pero eso cambia cuando cumplen una semana. Entonces, al mamar, se agachan con el vientre pegado al suelo mientras que la madre se coloca de pie sobre sus cuatro patas encima de ellas. Si la hembra tiene muy pocas crías, a veces también se sienta erguida cuando las amamanta.

La madre lame una y otra vez a sus crías, puesto que al hacerlo estimula su metabolismo, que aún no es autónomo. También lame y se come las excreciones; así las crías y el nido permanecen limpios.

Cuando las crías emiten sus agudos silbidos, la hembra reacciona enseguida y sabe interpretar exactamente las diferencias de tono. Se dice que algunos de los sonidos que emiten las crías se hallan en la frecuencia ultrasónica, de manera que un humano como tu tampoco los podría escuchar. Las crías que han quedado colgadas del pezón cuando la madre ha salido del nido y se han caído fuera del mismo, emiten unos sonidos de desamparo que hacen que la madre les devuelva rápidamente. A los 8 días de edad ya encuentran solas el camino de regreso.

Se puede ayudar a la madre lactante a formar la suficiente cantidad de leche dándole una alimentación completa y rica en proteínas. Una razón para el canibalismo es una alimentación pobre en proteínas durante el embarazo y la lactancia. Sobre todo las hembras jóvenes que quedaron preñadas justo después de haber alcanzado la madurez sexual, suelen comerse a sus crías. Por un lado todavía no tienen la suficiente secreción láctea, lo que se debe a su propio desarrollo aún no finalizado y, por otro, ello se debe asimismo a un déficit proteínico. La hembra, que aún es demasiado joven, necesita las proteínas

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