Ciencia Politica
Enviado por daor • 26 de Abril de 2013 • 5.183 Palabras (21 Páginas) • 373 Visitas
“Año de la inversión para el desarrollo rural y la seguridad alimentaria”.
U.A.P
UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS
Derecho y ciencias Políticas.
Tema: Obra “El príncipe”.
Asignatura: Ciencia Política.
Docente: Abogada Cinthya Vigo.
Ciclo: III
Integrantes:
Nombres Trabajo documentario. Exposición
Brito Gutiérrez, Lucía mardelith
Oña Roque, Diego Armando
Ramírez Heredia, Edson.
Introducción
El autor de “El Príncipe” es Nicolás Maquiavelo quien fue un escritor político italiano nacido en Florencia el 3 de mayo de 1949.
Fue secretario de gobierno de su ciudad natal y estuvo encargado de diversas embajadas, desempeño posteriormente algunos cargos oficiales y falleció en Florencia el 22 de junio de 1527. Entre sus obras políticas más destacadas encontramos: "Del arte de la guerra" y la ya antes mencionada.
"El príncipe trata del modo de crear y fortalecer un principado, cuyo gobernante deberá mostrarse virtuoso, prudente y a la vez enérgico, dispuesto a utilizar todos los medios posibles incluso hasta la astucia y el engaño para establecer y preservar el orden de su estado."
“El príncipe”.
CAPÍTULO I
De las clases que hay de principados y porque medios se adquieren.
Todos los Estados que han ejercido y ejercen soberanía sobre los hombres, fueron y son repúblicas o principados. Pueden ser hereditarios o como miembros agregados al estado hereditario del príncipe que los adquiere (mixtos).
CAPÍTULO II
De los principados hereditarios
Este capítulo trata de cómo pueden y deben gobernarse los principados.
Es más fácil conservar un Estado hereditario el cual ya está acostumbrado a una familia, claro está que no se debe alterar el orden establecido por príncipes anteriores, además aprender a sobrellevar después con los cambios que pueden producirse. Es lógico que este sea más amado y no tenga más problemas al empezar que la envidia que surge de los insatisfechos.
Capítulo III
De los principados mixtos.
Existen dificultades en los nuevos principados como miembro agregado a un conjunto anterior, sus incertidumbres nacen de una simple complejidad que se encuentra en todos los principados nuevos, dificultad que consiste en que los hombres cambian creyendo mejorar, impulsados a tomar decisiones contra el príncipe lo cual resulta ser puro engaño pues luego han empeorado. El príncipe se ve obligado a ofender a sus súbditos, de modo que tiene por enemigos a todos los que se ha ofendido al ocupar el principado, y no se puede conservar como amigos a los que les han ayudado a conquistarlo porque no se pueden satisfacer las necesidades como ellos esperaban.
Los territorios revoltosos se pierden con más dificultad cuando se conquistan por segunda vez.
Estos estados que al adquirirse se agrega a uno más antiguo, de la misma provincia y de la misma lengua es muy fácil conservados, sobre todo cuando están acostumbrados a vivir libres; y para quedarse en el poder, siempre se deben conservar sus costumbres y las ventajas que gozaban, hará que permanezcan tranquilos y en total armonía.
Se deben tener en cuenta dos puntos importantes:
1) Que la sombra o figura del príncipe anterior desaparezca.
2) Que ni las leyes ni los atributos del estado sean alterados.
Cuando se adquieren Estados en una provincia con idioma, costumbres y organización diferentes, surgen dificultades; uno de los remedios es ir a vivir en ellos, así se ven nacer los desórdenes y se pueden solucionar con rapidez, de este modo también adquieren más respeto y con dificultad suelen perderlo.
Otro buen remedio es enviar a algunas colonias a alguno de los lugares que sean como llaves para el Estado.; las colonias no cuestan, son más fieles y traen menos peligro, los damnificados no pueden causar molestias porque son pobres y están demasiado apartados.
Si en vez de colonias se emplean tropas, el gasto es mucho mayor, por el mantenimiento del ejercito se perjudica e incomoda a todos y por lo cual, se vuelven enemigos.
Otro dato sorprendente que nos da en este capítulo es que a los hombres hay que conquistarlos o eliminarlos, la ofensa que se le haga hará provocar al hombre sed de venganza, por eso dice que se debe actuar al respecto de manera que le resulte imposible vengarse.
El príncipe que obtenga una provincia con organización y costumbres diferentes a la suya debe convertirse en defensor de los vecinos menos poderosos para debilitar a los de mayor imperio y cuidarse de que no entre a su estado un extranjero tan poderoso cómo él ya que se le adhieren todos los que sienten envidia del que es más fuerte y enseguida gana forma el bloque con el Estado invasor.
El deseo de conquista es un sentimiento muy natural y común, y siempre que lo hagan los que pueden, antes serán alabados que censurados; pero cuando intentan hacerlo a toda costa los que no pueden, la censura es admitida.
"Una guerra no se evita sino se difiere para provecho ajeno"
Para evitar una guerra nunca se debe dejar que el desorden siga su curso.
Capítulo IV
Porque el reino de Darío, conquistado por Alejandro, no se sublevo muerto éste, contra sus antecesores.
Un príncipe elige del pueblo los ministros que lo ayudarán a gobernar, o también es asistido por nobles que, a la antigüedad de su linaje, deben la posición que ocupan. Estos nobles tienen estados y súbditos propios, que los reconocen por señores y les tienen natural inclinación. Mientras que en los Estados que eran gobernados por un príncipe asistido por siervos (ministros), el príncipe goza de mayor autoridad por que en toda la provincia no se reconoce a otro soberano, sino a él, y si se obedece a otro, sólo se le hace por tratarse de un ministro o magistrado del príncipe.
Capítulo V
Como han de gobernarse las ciudades o principados que antes de su conquista, se regían por sus propias leyes.
Hay tres modos de conservar un Estado adquirido que estaba acostumbrado a regirse por sus propias leyes y a vivir en libertad:
1. Arruinarlo o destruirlo.
2. Vivir en él
3. Dejarlo regir por sus leyes, obligar a pagar tributo y establecer un gobierno compuesto por un pequeño número de personas para que se encarguen de mantener la paz del país.
No hay nada mejor para conservar una ciudad acostumbrada a vivir libre que hacerla gobernar por los mismos ciudadanos. El único sistema seguro de dominar una ciudad acostumbrada a vivir libre es destruirla. Quien se haga dueño
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