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Ciencias del espíritu (psicología, sociología, derecho e historia). Sócrates. Galileo

GladiollaEnsayo14 de Mayo de 2016

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Este hombre, por una parte, cree que sabe algo, mientras que no sabe [nada].

Por otra parte, yo, que igualmente no sé [nada], tampoco creo [saber algo].

Sócrates

En el mundo en el que habitamos, suceden tantas cosas… tantos fenómenos naturales y otros inexplicables, que terminamos atribuyéndoselos a un ser divino, para dar una respuesta a los interrogantes que nos planteamos ¿Contradictorio no? , tan contradictorio es el ser humano como los conceptos, pensamientos, ideologías e inventos de los que de él emergen. Y es que en el campo de la filosofía surgen dos doctrinas de pensamiento: La aristotélica y la galileana.

Estas dos posturas que surgen en la antigua Grecia han generado una polémica incesante en nuestros días, toda vez que  ambas condiciones han de satisfacer  una explicación que se quiere denominar científica, y que ha tenido en jaque a las denominadas ciencias, por el grado de rigurosidad en la que se han sometido.

Por la tanto es necesario definir el concepto de lo que hoy se le atribuye ciencia, dicha definición en el Diccionario de la Real Academia es considerada como “la   rama del saber humano constituida por el conjunto de conocimientos objetivos y verificables sobre una materia determinada que son obtenidos mediante la observación y la experimentación, la explicación de sus principios y causas y la formulación y verificación de hipótesis y se caracteriza, además, por la utilización de una metodología adecuada para el objeto de estudio y la sistematización de los conocimientos”.

Lo que reduce a lo social como ciencia, dándoles un valor a las naturales y exactas, porque lo cuantificable es objetivo, es comprobable y además es demostrable. Galileo es el típico representante de esta mentalidad que cambia las explicaciones físicas cualitativas de Aristóteles por las formulaciones matemáticas de Arquímedes, que más adelante cristaliza un nuevo método científico que está transido de ansias de poder y control de la naturaleza, provocando un reduccionismo a lo social, donde las matemáticas  se convierten en el instrumento principal, pues lo medible es lo verificable, lo comprobable(Mardones,2003;24).

Posicionando de manera inconsciente y con el afán de demostrar y explicar los fenómenos que ocurrían en la naturaleza a la física, la lógica y las matemáticas, como lo certero,  lo real, porque era demostrable, y se aplica bien el refrán de que aquí en México, en China o Japón dos más dos es cuatro, y no hay fuerza humana que demuestre lo contrario, hasta que aparece Karl Popper y pone en duda la verificabilidad con su falsacionismo contrariando un poco lo ya escrito y dice que no podemos dar todo por hecho, porque no hay verdades absolutas, todo es relativo y cuestiona a sus contemporáneos diciendo que no se puede decir que todos los cisnes son blancos, porque habrá uno que sea color negro.

Aristóteles por su parte consideraba que la investigación científica daba comienzo allí donde alguien se percataba de la existencia de ciertos fenómenos y  que el principio de toda explicación es la observación, por ello exigía explicaciones teleológicas, que aclarasen “con qué fin” ocurrían los fenómenos, no sólo de los hechos referidos al crecimiento o desarrollo de los organismos vivos, si no aún de los seres inorgánicos u objetos inanimados (Mardones,2003:22).

Y consideraba a la explicación científica como una progresión o camino inductivo desde las observaciones hasta los principios generales o principios explicativos y por lo tanto exigía una relación causal entre las premisas y la conclusión de silogismos acerca de los hechos o fenómenos  a explicar.

Para Aristóteles es importante conocer las causas que originan que existan ciertos fenómenos  y esto ocurre con la Revolución Francesa en el siglo XIX, donde la sociedad europea entró en crisis, y se convirtió en un problema, en un objeto que estudiar, que comprender y de explicar, obviamente que se hizo evidente la ignorancia teórica, porque no estaban preparados para dar una respuesta a esto que estaba ocurriendo y tuvo que hacerse una reordenación social y la obtención de un equilibrio.

Por lo que en el siglo XIX, lo social se reconoce como ciencia, y estas denominadas ciencias humanas  tratan de explicar las causas que originan estos movimientos sociales que se han gestado en los últimos  años, logrando así  grandes logros y pretensiones científicas.

Y hasta la fecha las ciencias sociales se han encargado de conocer y explicar las causas que originan que de pronto surjan movimientos estudiantiles, huelgas, derrocamientos de régimenes, liberación femenina y masculina, el multiculturalismo, la emigración, la abolición, la esclavitud a través de métodos, modelos o paradigmas como el focus group, la etnografía, las historias de vida entre otras.

Es evidente que las ciencias del espíritu (psicología, sociología, derecho e historia), pretendan comprender hechos particulares, mientras que  las llamadas ciencias naturales tratan de formular leyes generales, a lo que Windelband calificó de nomotéticas porque es como si todo estuviera compuesto por meros agregados, sin considerar las peculiaridades de los organismos.

Derivado de estos cuestionamientos de cómo explicar los fenómenos que ocurren en la naturaleza y en las sociedades surgen tres grandes enfoques que son el positivismo, el interpretativo y el de la teoría crítica (Sandín 2004). 

La primera se rige por un método totalmente cuantitativo, mientras que el interpretativo emerge como reacción al intento de desarrollar una ciencia natural de los fenómenos sociales. Ya que rechaza la idea de que los métodos de las ciencias sociales deben ser idénticos a los de las ciencias naturales. Los supuestos básicos del interpretativismo es la naturaleza interpretativa, holística y simbólica de todos los procesos sociales incluidos en la investigación (Giddens, 1979).

Por lo que cualquiera de las denominadas ciencias, tienen la posibilidad de utilizar las herramientas que crean necesarias para realizar investigación sin tener que minimizarlas, pues ambas están sujetas a los pasos que exige el método científico como es la observación, la experimentación, la recopilación de datos y la comprobación de hipótesis.

Obviamente que cualquiera que sea la línea que se tome para realizar una investigación, es necesario que quien la realice, trate de ser objetivo a la hora de los resultados, pues aquí es donde radica la duda de las ciencias sociales.

De acuerdo a los textos se pueden identificar tres perspectivas emergentes en las últimas décadas para las ciencias sociales y humanas. Este enfoque tiene características peculiares que seguir “interesado en comprender la conducta humana desde el propio marco de referencia humana de quien actúa” (Imbernón 2003). La fenomenología condiciona a las interpretaciones que se dan a las acciones sociales:

El fenomenólogo no niega la existencia del mundo externo, pero para sus fines analíticos, decide suspender la creencia en su existencia; es decir abstenerse intencional y sistemáticamente de todo juicio relacionado directa o indirectamente con la existencia del mundo externo. […]. También debe quedar en suspenso nuestra creencia en la validez de nuestras afirmaciones acerca de este mundo y su contenido, concebida como dentro de la esfera mundana.

Por lo tanto el sociólogo o investigador tiene que abandonar todas las creencias posibles  que lo han acompañado a lo largo de su vida, para que como dice Gastón Bachelard, no exista un obstáculo epistemológico a la hora de realizar una investigación.

Ejemplo: Un sociólogo que tiene que investigar las costumbres y creencias de una comunidad, y ésta cree ,que para halla una buena cosecha, es necesario rendirle una especie de ofrenda, a Tláloc; el dios de la lluvia, como primer paso tenemos la observación y por la tanto el sólo se limita a observar  por 15 días, esta comunidad recurre a las ofrendas, pero no llueve, él no puede intervenir, sino que tiene que mantenerse al margen de lo que sólo observa, pero tampoco puede manifestar que en vez de rendirle culto al dios de la lluvia, tiene que ir a rezar a la iglesia, porque a quien hay que rezarle es a este Dios en el que él cree, y tampoco puede (el sociólogo) atribuirle la carencia de lluvia a este ser omnisciente, sino que tiene que ser totalmente objetivo, abandonar sus creencias para dar paso a la validez de las afirmaciones del mundo.

A su vez, en el momento de hacer su marco teórico, tiene que apoyarse en modelos o paradigmas que sustenten, esto que el pretende demostrar a través de su observación y de la recogida de datos por medio de herramientas como: cuestionarios, entrevistas, grabaciones, etc., sin alterar nada de lo que ha observado y recabado, para ser totalmente objetivo a la hora de comprobar su hipótesis.

Entendiendo como paradigma según T. Kuhn (1962) al conjunto de prácticas metodologías y técnicas comúnmente aceptadas y que constituyen, en cierto modo, jurisprudencia.

Mientras que M. Masterman nos dice que es un complejo de creencias y de valores reconocidos por todos los miembros, una visión del mundo sobre la cual se apoya la actividad científica.

En las ciencias humanas y sociales existen diversos métodos de  aproximación al objeto de estudio como la hermenéutica, la fenomenología, la dialéctica y la lingüística. De todas estas citadas, si tuviera que elegir una para realizar una investigación desde lo social elegiría la fenomenológica.

Ya que la fenomenología significa entonces que no se pueden dar por hechas las cosas, hay que reflexionarlo bajo un examen crítico para dar una explicación.

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