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Conformidad y Control social


Enviado por   •  11 de Mayo de 2016  •  Informe  •  2.237 Palabras (9 Páginas)  •  1.481 Visitas

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Conformidad y Control Social

Ely Chinoy

El problema del control social

Aunque el orden social está mantenido en cierto sentido por las normas que rigen las relaciones existentes entre los hombres. –Tradiciones, costumbres, leyes y otras reglas-, debemos explicar aún por qué los hombres se conforman generalmente a las instituciones que definen la conducta apropiada o exigida.

Alguna medida de conformidad es obviamente un requisito de toda sociedad ordenada. La sociedad no podría existir si la gente no fuese capaz de predecir cómo van a actuar los demás, si los hombres no cumplen con sus deberes ordinarios y si todas las reglas sociales son violadas o ignoradas.

La agente está obligada a obedecer los dictados de su cultura según formas diferentes. Desde un punto de vista, las obligaciones son externas, derivadas de la cultura y de las demandas de la vida social, las cuales operan en las situaciones concretas en que se encuentran los hombres… Desde otra perspectiva las obligaciones son internas, derivadas de las necesidades, los deseos y los intereses del individuo.

Estas dos formas de control social –Internas y Externas- están estrechamente interrelacionadas. Nuestra tarea consiste aquí en ver cómo la conformidad a la costumbre llega a ser un hábito personal o una obligación; cómo la aceptación de la autoridad llega a ser parte de personalidad; y cómo los objetivos socialmente sancionados llegan a convenirse en ambiciones privadas. Las respuestas a estas cuestiones necesariamente destacan la influencia de la cultura y la sociedad  sobre el individuo, pero no es preciso considerar a la persona como una mera creación de su medio social. La relación entre el individuo y la sociedad es continua y dinámica, e implica procesos recíprocos. Esta relación es a veces armónica, a veces antagónica. La adhesión a las normas sociales –Que con frecuencia admite alguna variación de la conducta- puede ser espontánea o voluntaria, libre de incertidumbres y dudas. Pero también puede ser reluctante y opuesta a la voluntad, o incluso ser aceptada solamente bajo la imposición o la amenaza de la fuerza física, o de otras fuentes de sanciones externas. Además siempre hay aquellos que desprecian algunas o incluso la mayoría de las normas sociales, y tienden a desviarse de sus exigencias. Ningún individuo obedece todas las reglas en todo momento; es decir, nadie refleja exactamente la cultura, un hecho que es inherente a la vida social como sabemos bien… Aquí intentaremos explorar las formas en que la gente es inducida a seguir, con diversos grados de variaciones que corresponden a la idiosincrasia permitida, los dictados de su cultura.

La Socialización

Las coacciones internas, que hacen que los hombres obedezcan las leyes de la sociedad, son adquiridas de modo peculiar por cada individuo durante el proceso de socialización que trasforma al niño en una persona capaz de participar en la vida social. Al describir este proceso, sin embargo, no necesitamos preocuparnos por las condiciones biológicas de la socialización –Por ejemplo, ciertas tendencias orgánicas  y la capacidad de aprender y de hablar- o por la compleja secuencia de la maduración y el desarrollo del cual surge, como una estructura distintiva, la personalidad. Tampoco es necesario explorar en detalle la naturaleza de tal estructura o la dinámica psicológica que ella implica: éstos son problemas que corresponden a la psicología. Los sociólogos se preocupan más por los agentes de socialización y los mecanismos gracias a los cuales se aprende y llegan a formar parte de la personalidad, la conducta social y los patrones morales.

El principal agente en el proceso de socialización es usualmente la familia o el grupo de parentesco, los cuales cuidan al niño en sus primeros años de formación. Casi en el momento de su nacimiento, se asignan al niño papeles sociales a los cuales se conformarse –Y para los cuales se les prepara- a medida que participa dentro de la familia, al principio en forma pasiva y después como un miembro cada vez más activo de ella. Como nuestros vínculos más estrechos son generalmente aquellos que mantenemos con nuestros padres, nuestros hermanos y con nuestros parientes, la experiencia y las expectativas familiares suponen un especial peso emocional y tienen por ello particular importancia en la configuración de la personalidad y en la transmisión de las exigencias culturales.

En todas las sociedades, sin embargo, hay también otras personas o grupos que participan en el proceso de socialización.

En cualquier sociedad industrial compleja, donde la sola familia no puede formar adecuadamente a los niños para sus papeles adultos, otros agentes, especialmente la escuela, también contribuyen de modo significativo en la preparación para la vida social adulta. No sólo se espera que la escuela transmita habilidades y conocimientos prácticos, sino también valores culturales importantes: Patriotismo, ambición, puntualidad, preocupación por los demás, etcétera.

Finalmente, en la sociedad contemporánea los medios de comunicación de masas también contribuyen a la socialización del niño, así como a la constante socialización del adulto. En los modelos de conducta que aportan y los valores que expresan y ejemplifican, los medios de comunicación de masas que pueden reforzar los esfuerzos de la familia y la escuela, o bien debilitarlos y diluirlos.

Estos agentes de socialización operar mediante diversos mecanismos. A medida que crece, toda persona aprende a seguir inconscientemente muchas de las rutinas que le son impuestas –Por ejemplo, comer tres alimentos al día en vez de dos o cuatro, tomar la comida con instrumentos en vez de hacerlo con los dedos, saludar a la gente con la mano en vez de besarla o rozarle las narices-. Los modelos de estas formas convencionales de conducta se encuentran en la familia, entre los compañeros, en la escuela y en los medios de comunicación de masas, pero llegan a formar parte de los patrones habituales gracias a la repetición y a la imposición. Como la gente está condicionada para responder a muchos estímulos sociales mediante gratificaciones a la conformidad y castigos a la desviación, sus impulsos son canalizados dentro de lineamientos culturalmente definidos.

Sin embargo, la adquisición de hábitos culturalmente normados no es un proceso mecánico, sino que está generalmente ligado a juicios sobre lo recto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo. Estos patrones morales y culturales, que refuerzan y mantienen muchos hábitos individuales, son adquiridos por cada persona en formas diversas y complejas, pero siempre en intención con los demás. Los valores, como los hábitos, se aprenden en su mayoría de los padres, en parte a través de expresiones de aprobación o desaprobación frente a la conformidad o la no conformidad.

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