CÁNCER INFANTIL
Enviado por vivianas • 8 de Noviembre de 2012 • Síntesis • 2.251 Palabras (10 Páginas) • 591 Visitas
CÁNCER INFANTIL
Antes, el campo se encontraba relativamente inexplorado, y la información sobre la incidencia y el resultado de la malignidad durante los primeros 20 años de vida era escaso. Incluso no se han precisado claramente los tipos de cáncer que afectan a los niños.
Quizás el hecho de que los niños con cáncer constituyen solo el uno por ciento de los casos totales de enfermedades malignas puede explicar el poco interés que se había puesto al respecto. Sin embargo, ahora sabemos que el cáncer mata más a niños en el grupo de edad entre 1 y 14 años que cualquier otra causa medica. Además, ocupa un segundo lugar, después de los accidentes, como causa importante de muerte.
Consideraciones epidemiológicas en enfermedades malignas de la niñez
• Incidencia relativa por tipo de tumor
Los tipos de tumores que con mayor frecuencia afectan a los niños son los tumores embrionarios, característicos del grupo de edad pediátrico así como también las leucemias, sarcomas, y tumores que se originan en el sistema nervioso central.
• Incidencia de diversos tumores según la edad
Se ha precisado una incidencia máxima antes de los cinco años de edad para muchas enfermedades malignas comunes en la niñez: leucemia, tumor de Wilms, neuroblastoma, y ciertos tumores cerebrales.
Otros patrones establecidos de incidencia son los siguientes:
Los neoplasmas del SNC son más frecuentes entre los 5 y los 10 años de edad
El sarcosma osteógeno y el tumor de Ewing son más prevalentes después de la pubertad
El retinoblastoma es común antes de los 5 años de edad.
Incidencia según el sexo o la raza
El cáncer es por lo general más común entre los varones que entre las mujeres
En la mayoría de las afecciones malignas de la infancia afectan tejidos no epiteliales (leucemia, linfoma, sistema nervioso central/periférico, riñón, hígado, hueso, tejidos gonadales y tejido muscular/conectivo) en los cuales no resulta fácilmente evidente una relaciona casual, pero sin que puedan precisarse factores ambientales y nutricionales de importancia. Algunas formas de cáncer de la niñez, como el retinoblastoma y el tumor de Wilms, pueden tener una base hereditaria. Sin embargo, en general, las causas de las malignidades pediátricas aún son desconocidas.
Las diferencias entre el cáncer de adulto y de la niñez se encuentran en cinco áreas:
• El habitual grupo clínico multidisciplinario para la atención del cáncer tiene ahora que ampliarse para incluir especialistas en educación y desarrollo infantil, y debe estar constituido por profesionistas con una sensibilidad especial a fin de propiciar que toda la familia participe de manera responsable en el manejo del niño con cáncer.
• Las demandas, efectos adversos, y resultados finales de los diversos procedimientos terapéuticos (quirúrgicos, radioterápicos y quimioterápicos) son con frecuencia diferentes en el niño.
• La escasa edad de estos pacientes requiere considerar detenidamente los efectos potenciales a largo plazo de cada curso de tratamiento proyectado.
• Cada niño no sólo es un individuo específico sino un ser en etapas cambiantes de desarrollo físico y psicológico durante el curso de manejo de la enfermedad.
• La rareza relativa de la mayoría de las formas de cáncer infantil ha llevado a una cooperación incluso más amplia entre equipos clínicos para la atención del cáncer pediátrico geográficamente disperso, que lo que es habitual entre los diversos grupos que manejan adultos. Estos equipos pediátricos se dedican, en estrecha cooperación, a desarrollar protocolos de tratamiento y a compartir datos de investigación para aumentar al máximo su eficacia en beneficio del niño.
Papel de la cirugía
Además de los procedimientos implicados como el tratamiento radiológico y quimioterápico del cáncer pediátrico debe de existir una previa preparación, tanto el niño como la familia deben ser realistas y sensiblemente preparados para esta experiencia y sus probables resultados. Durante el postoperatorio, el niño posee menores recursos de reserva para soportar el traumatismo físico. Con respecto a esto último, se debe poner particular atención al impacto del equilibrio químico fisiológico adecuada nutrición, e infección. A largo plazo, debe darse adecuada consideración al subsecuente desarrollo físico, psicológico, y funcional del niño para obtener un resultado final óptimo.
Quimioterapia tiene la capacidad para destruir células malignas a través de todo el cuerpo, independientemente de su localización especifica. En la actualidad se reconoce que la erradicación quimioterapéutica de una malignidad tiene mayor éxito en los niños que en los adultos. La estrategia para la aplicación de la quimioterapia deberá individualizarse para cada paciente.
La Radioterapia puede ser curativa en algunas malignidades pediátricas como el rabdomiosarcoma, el sarcoma de Ewing y el granuloma eosinófilo. Ademas, uno de los principales adelantos logrados con esta forma de tratamiento ha sido su empleo contra tumores que no son resecables o que se encuentran localizados en sitios inalcanzables quirúrgicamente.
Hasta ahora, la inmunoterapia, aunque parece ofrecer grandes posibilidades, solo ha logrado controlar el crecimiento maligno en vez de erradicar la malignidad además parece ser menos efectivo en las tumoraciones de la niñez.
El enfoque de problemas relacionados con el cáncer en el paciente pediátrico
Cuando se efectua el diagnostico de cáncer en un niño, toda la familia sufre un trauma importante. Este niño, que con frecuencia es diagnosticado e internado de inmediato en un hospital, constituye uno de los pacientes más vulnerables a los que se enfrentan los profesionistas en el campo de la salud. La gravedad de la enfermedad hace muchas veces temer incluso por la vida de la criatura. La brusquedad del internamiento rara vez da tiempo suficiente para una preparación adecuada. Al principio el niño se encuentra casi siempre muy enfermo, confuso, y sin la presencia de nadie familiar. Se le han practicado numerosas evaluaciones físicas y estudios diagnósticos. Con frecuencia se hacen necesarios diversos procedimientos dolorosos como pruebas sanguíneas, infusiones intravenosas, punciones raquídeas, y aspiraciones de medula ósea. Los profesionistas en el campo de la salud deben darse cuenta de las tensiones impuestas sobre el niño y la familia al enfrentarse al diagnostico de cáncer así como a los retos y a la incertidumbre de su tratamiento.
En oncología pediátrica debe proporcionarse la atención como paciente externo, con adecuado apoyo para su atención en el hogar, siempre que sea posible.
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