DESARROLLO SOCIAL DURANTE LA ADULTEZ Y VEJEZ
Enviado por sakuritaarcila • 27 de Junio de 2015 • 9.642 Palabras (39 Páginas) • 673 Visitas
TEMA 8
DESARROLLO SOCIAL DURANTE LA ADULTEZ Y VEJEZ
1. Los beneficios de las relaciones sociales.
En la actualidad existe evidencia empírica que indica que el establecimiento de relaciones entre personas deriva una necesidad innata de la persona que se conoce como necesidad o impulso afiliativo. Este impulso esté presente desde las primeros años de vida y su fuerza suele cambiar a lo largo del ciclo vital de forma que en algunos momentos como la infancia y los primeros años de la adolescencia goza de una gran intensidad. Por otra parte, también existen importantes diferencias entre individuos tanto en la necesidad que manifiestan de relacionarse con otras personas, como en su comportamiento relacional.
Estas relaciones sociales o de amistad pueden cumplir varias funciones: obtenemos información y apoyo de los demás, aprendemos de ellos, nos ayudan a identificarnos con ellos y construir nuestra identidad, nos proporcionan diversión y entretenimiento, etc. Por lo general, puede decirse que las relaciones sociales contribuyen al desarrollo y al bienestar individual. Cada vez disponemos de más datos procedentes de estudios que encuentran una relación significativa entre relaciones sociales y salud. Así, por ejemplo, quienes han sufrido algún infarto tienen más probabilidades de recaídas cuando viven solos, por lo que el aislamiento social es un importante factor de riesgo para algunas enfermedades, especialmente en el caso de las personas mayores. No obstante, la relación entre salud y relaciones sociales parece bidireccional, ya que una pobre salud física también puede llevar a una reducción de las interacciones con otras personas y al aislamiento del individuo: reduce la energía, deprime al sujeto, etc. En relación con esta asociación, hay que destacar que lo relevante no es tanto el número o cantidad de relaciones del sujeto sino su calidad. Por otra parte, como ya hemos comentado, no todas las personas tienen las mismas necesidades afiliattivas puesto que difieren en la fuerza de este impulso. Así, quienes se muestran introvertidos manifiestan una necesidad menor de relacionarse y son más autosuficientes, mientras que los sujetos más necesitados de afiliación experimentarán un mayor malestar ante la carencia de relaciones. Lo importante, por tanto, parece ser el ajuste entre las necesidades y el apoyo recibido.
Los beneficios de las relaciones con los demás o del apoyo recibido se producen tanto directa como indirectamente. Directamente porque este apoyo proporciona confianza, compañía, ayuda instrumental (dinero, tareas domésticas ) y apoyo emocional. Contribuye a mejorar el autoconcepto y la autoestima, y a mantener un locus of control interno, puesto que aumenta la sensación de control que tiene el sujeto sobe su vida. Pero también indirectamente, ya que protegen al sujeto de los efectos negativos del estrés ayudándole a superar situaciones difíciles. Existe una abundante literatura empírica acerca del efecto de amortiguación que el apoyo social tiene para aquellos sujetos expuestos a situaciones estresantes. Así, en el modelo transaccional de Lazarus y Folkman (1984), el estrés psicológico surge cuando el individuo percibe una situación como amenazante y que desborda sus recursos para afrontarla. Cuando el sujeto se siente apoyado por los demás, es menos probable que se sienta desbordado por la situación, y por lo tanto, experimentará menos estrés y menos malestar psicológico. Si tenemos en cuenta que en la actualidad disponemos de muchos datos que indican que el estrés mantenido debilita el sistema inmunológico del sujeto dejándolo expuesto a muchas enfermedades, se puede justificar plenamente la relación encontrada entre enfermedad y aislamiento social.
2. Las relaciones sociales a lo largo de la adultez
Las redes sociales del individuo incluyen aquellas relaciones que establece a su alrededor y que van cambiando a lo largo de su vida. Kahn y Antonucci (1980) propusieron el modelo del convoy o caravana para describir cómo cambian estas redes durante el ciclo vital. Según estos autores, el individuo está inmerso en una red social que le acompaña a lo largo de la vida, como una caravana de camiones que se desplaza por una autopista, y que obtienen beneficios de esta asociación. Este convoy va cambiando de efectivos a lo largo del ciclo vital, así, la adolescencia y adultez temprana es una etapa de exploración y de contactos sociales en los que la caravana es muy numerosa. Al inicio de la década de los 30 años, en la mayoría de los casos ya han sido elegidos los miembros de la caravana, y a partir de ese momento se intensifican y se hacen más fuertes algunas relaciones mientras que otras menos satisfactorias se abandonan. Así, nuestras redes sociales van siendo cada vez más selectivas (teoría de la selectividad socioemocional) y menos numerosas. Además de disminuir los componentes del convoy, aumentan las relaciones familiares y disminuyen las extrafamiliares, sobre todo a partir del matrimonio y del nacimiento de los hijos, por lo que podemos decir que cambia la composición de la caravana. Ello no quiere decir que las amistades dejen de ser importantes, sino que aumentan las exigencias, de forma que pocos son considerados lo suficientemente importantes como para formar parte de la red social del individuo. Hay que tener en cuenta que las exigencias profesionales y familiares harán que hombres y mujeres dispongan de menos tiempo libre, por lo que se tornarán más exigentes en la elección de aquellas personas con las que compartir sus ratos de ocio.
Sin duda los factores culturales ejercen su influencia sobre la composición de las redes sociales del sujeto. Así, en sociedades colectivistas, como la nuestra, los miembros familiares tienen una importante presencia en la caravana, mientras que los países con una orientación más individualista los amigos tendrán más peso. También el género tendrá su importancia, ya que las mujeres suelen tener redes sociales más numerosas, e incluyen en ellas más familiares.
Con el paso del tiempo, las relaciones se van tornando cada vez más especializadas, de forma que si en la adolescencia podemos encontrar que “el amigo” presta todo tipo de apoyo (informacional, instrumental, emocional), en la adultez se va perdiendo esa multifuncionalidad. Así, unas relaciones prestarán apoyo emocional, otras diversión, otras estarán vinculadas a la actividad profesional, etc. (teoría de la especificidad funcional).
La teoría de la equidad.
Aunque fue propuesta por Adams (1963) para hacer referencia a la satisfacción/insatisfacción con las relaciones interpersonales en el entorno laboral, su aplicación se ha generalizado a todo tipo de relaciones.
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