Derecho De Propiedad Intelectual

INTRODUCCION

Entre las innovaciones del nuevo código figura, con especiales caracteres, el título que protege los llamados derechos intelectuales que, en estricto sentido jurídico, son bienes con valor y significado tanto en el orden económico como en el moral y que, por lo mismo, precisan de la protección de la ley. Hasta ahora no ha existido un régimen represivo que ponga coto a una constante incidencia de hechos lesivos al disfrute de esos bienes, que son producto de la inteligencia del hombre, de su esfuerzo, de su voluntad, de su capacidad creadora. Por el contrario, tales bienes han estado constantemente expuestos a la depredación llevada a cabo en términos de una acentuada impunidad.

La Constitución de 1979 considera a los derechos de autor y del inventor en el capítulo correspondiente al derecho de propiedad y extiende para ellos, mediante el artículo 129º, una protección especial. “El estado garantiza los derechos de autor y del inventor a sus respectivas obras y creaciones por el tiempo y en las condiciones que la ley señala. Garantiza así mismo, y en igual forma los nombres, marcas, diseños y modelos industriales y mercantiles. La ley establece el régimen de cada uno de estos derechos”. La vigente Constitución de 1993 se ocupa del tema en el artículo 2, inc. 8.

En concordancia con aquella disposición constitucional, el Código Civil vigente desde 1984 establece, en su artículo 18º, que “los derechos del autor o del inventor, cualquiera sea la forma o modo de expresión de su obra, gozan de protección jurídica, de conformidad con la ley de la materia”.

El titular de los derechos de autor o inventor tiene sobre su creación todos los atributos del derecho de propiedad y , en nuestra opinión, con un elemento adicional, que consiste en que se trata de bienes inexpropiables, en la medida que son producto del trabajo y la creatividad y , sobre todo, en cuanto resulta imposible la realización objetiva del justiprecio. Una obra literaria no puede ser expropiada. No habrá además, el concurso indispensable de la necesidad social de la venta forzosa. Un diario o una revista, que no solamente consisten en un edificio o unos talleres, sino fundamentalmente en un nombre, una trayectoria y un prestigio acumulado, no pueden ser expropiados. De ahí que entre los más insidiosos atropellos perpetrados por la dictadura militar se contara la expropiación de los diarios de circulación nacional.

Los artículos originales que reprimían los delitos contra los derechos de autor han sido sustituidos por diversas disposiciones legales posteriores. Concretamente, el decreto legislativo 822 otorgo una nueva estructura y penalidad distinta a las infracciones, aunque manteniendo el espíritu de las normas iniciales, así como las contenidas en la Constitución y el Código Civil. Lo que se procura es la defensa de la propiedad intelectual y artística, que se ha convertido

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