EL CIUDADANO DE LATINOAMÉRICA

EL CIUDADANO DE LATINOAMÉRICA

Por: Juan Diaz Jimenez

El concepto de ciudadanía a través de los años, ha sido estudiado por un sin número de autores y teorías que describen a este individuo con distintas características, roles en la sociedad y esferas en donde puede ser incluido. Autores como Foucault que describen como eran los suplicios que se le hacían a los individuos para “normalizarlos” y tal vez moldear un tipo ideal de ciudadanos. O a partir de que prácticas, tal vez lúdicas, se puede construir un ciudadano y como debe ser su comportamiento en las esferas públicas y privadas.

Un ciudadano es aquel que comparte un tiempo y espacio determinado tanto en lugares públicos como privados, promulgando su conciencia de clase, su respeto y amor por la humanidad. El ciudadano es aquel que tiene un sentido crítico frente a sus gobernantes. A partir de valores éticos y morales se construye la concepción de ciudadanía. El ciudadano no es quien piensa por sí mismo, por sus intereses propios, sino que ve al mundo desde la perspectiva en que todos maximicen su bienestar y beneficio de las fuerzas productivas a las que se enfrente. El ciudadano es el que se une, el que construye la ciudad a partir de una colectividad. Debe derrocar a la burguesía capitalista. Se trata, en cualquier caso, de una fase de transición que debe conducir finalmente a una sociedad sin clases. Los ciudadanos no tienen nada que perder, pues nada tienen, y defienden además el interés de la mayoría pues son mayoritarios.

Es evidente que el presente ensayo se ha venido desarrollando, un poco, bajo filosofías marxistas; pues es a partir de estas concepciones donde se hace evidente las condiciones que debe tener un ciudadano y cuál sería el tipo ideal para que el concepto de ciudadano, sea una realidad con base en los términos ya desarrollados y que se desarrollaran a través del presente.

Retomando, todos los ciudadanos deben ser individuos libres, reconocerse como libres, iguales y dueños de sí mismo. No puede existir una opresión por encima de ellos, mucho menos una dominación de la burguesía. La tarea que tiene el ciudadano, es continuar construyendo la organización popular. Mantener la prédica diaria de inventar la ruta por donde transitar. Perseverar en hacer lo que ya tenía que estar hecho: solidificar la estructura ideológica del proceso de construcción por la colectividad ciudadana. Insistir en la tarea de difundir la metódica revolucionaria para alcanzar estadios superiores de prosperidad colectiva.

Los ciudadanos contribuyen en la erradicación de las causas que provocan la discriminación, el racismo y la marginación, mediante la realización de los valores universales en la vida cotidiana, y el análisis y la reflexión sobre la condición del otro mediante el diálogo respetuoso. De igual modo, es imprescindible que los integrantes de los grupos diversos asuman con orgullo y dignidad los valores de la cultura a la que pertenecen, a fin de entablar relaciones interculturales en términos de igualdad. Y es esto lo que comparte el pueblo latinoamericano: las múltiples diferencias étnicas y culturales, es lo que une al ciudadano que es hijo de Latinoamérica.

Latinoamérica se ha venido construyendo a partir de los elementos multiculturales y multiétnicos. Ser tan diferentes, es lo que los hace tan parecidos. El ciudadano ideal latinoamericano, se construye a partir de lo que anteriormente se ha venido desarrollando y con base en otro factor importante: la lucha multicultural. El ciudadano se organiza con el fin de reivindicar múltiples propósitos. El comportamiento colectivo de un ciudadano cuando se organiza cambia radicalmente, ya que es la euforia y el sentido crítico lo que lo hace luchar por el medio ambiente, el agua, la raza, las costumbres, la vida, la ideología, los grupos que tienen reivindicaciones juveniles, etc. Toda la lucha cabe dentro de esta construcción de ciudadanía latinoamericana.

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