EL CONEJO DE LA LUNA
Enviado por francopaper • 28 de Octubre de 2013 • Informe • 668 Palabras (3 Páginas) • 279 Visitas
EL CONEJO DE LA LUNA
Quetzalcóatl, el dios grande y bueno, se fue a viajar una vez por el mundo en figura de hombre. Como había caminado todo un día, a la caída de la tarde se sintió fatigado y con hambre. Pero todavía siguió caminando, caminando, hasta que las estrellas comenzaron a brillar y la luna se asomó a la ventana de los cielos. Entonces se sentó a la orilla del camino, y estaba allí descansando, cuando vio a un conejito que había salido a cenar.
-¿Qué estás comiendo?, - le preguntó.
-Estoy comiendo zacate. ¿Quieres un poco?
-Gracias, pero yo no como zacate.
-¿Qué vas a hacer entonces?
-Morirme tal vez de hambre y de sed.
El conejito se acercó a Quetzalcóatl y le dijo;
-Mira, yo no soy más que un conejito, pero si tienes hambre, cómeme, estoy aquí.
Entonces el dios acarició al conejito y le dijo:
-Tú no serás más que un conejito, pero todo el mundo, para siempre, se ha de acordar de ti.
Y lo levantó alto, muy alto, hasta la luna, donde quedó estampada la figura del conejo. Después el dios lo bajó a la tierra y le dijo:
-Ahí tienes tu retrato en luz, para todos los hombres y para todos los tiempos.
Leyenda
El conejo en la luna
Un día, el ancianito que habita en la luna miró abajo hacia un gran bosque en la tierra, y vio a un conejo, un mono y a un zorro viviendo juntos, compartiéndolo todo como muy buenos amigos.
- “Me pregunto cual de ellos es el más bondadoso”, se dijo a sí mismo. “Creo que bajaré a ver”.
Entonces el ancianito se convirtió en un mendigo y bajó de la luna al bosque donde estaban los tres animales.
- “¡Por favor!, ayúdenme”, les dijo. “Estoy muy, muy hambriento”.
- “¡Oh, qué pobrecito viejo mendigo!”, dijeron los tres animalitos, y fueron rápidamente a buscar algún alimento para el mendigo.
El mono, trajo muchas frutas. Y el zorro pescó un gran pez. Pero, el conejo no pudo encontrar nada que traer.
- “¡Oh Dios!, ¿qué hago yo?”, se lamentó el conejo. Pero entonces, tuvo una idea.
- “¡Por favor!, señor Mono y señor Zorro”, dijo el conejo, “¿podéis reunir algo de fuego para mi y hacer una gran fogata con la madera?”.
Ellos hicieron lo que les pidió el conejo, y cuando el fuego estaba ardiendo, el conejo le dijo al mendigo:
- “Yo no tengo nada que darte, así que me pondré yo mismo en el fuego, y entonces cuando yo esté cocinado, tu podrás comerme”.
El conejo iba a saltar hacia dentro de la fogata para cocinarse a sí mismo, pero entonces, repentinamente, el mendigo se convirtió en el viejo hombre de la luna.
- “Has sido muy bondadoso, señor Conejo”, dijo el anciano. “Pero nunca deberías hacer nada que te haga daño. Como me has demostrado ser el más bondadoso
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