El Origen De La Vida.
Enviado por Caballeros • 1 de Octubre de 2012 • 1.731 Palabras (7 Páginas) • 414 Visitas
GENERALIDADES
Desde la antigüedad el hombre ha tratado de establecer los orígenes de la vida. Así Aristóteles planteaba por ejemplo que los pulgones surgían del rocío que cae de las plantas las pulgas de la materia en putrefacción, los ratones del heno sucio, los cocodrilos de los troncos en descomposición en el fondo de las masas acuáticas, y así sucesivamente.
Estas creencias conocidas en conjunto como “Generación espontánea” o “Abiogénesis” permanecieron vigentes durante siglos, siendo incluso aceptadas por eminentes científicos como Descartes, Bacón o Newton.
No es sino hasta el siglo XVII D.C. (entre 1601-1700) cuando tales creencias comienzan a ser cuestionadas apoyándose en los recientes descubrimientos de la célula y el desarrollo del microscopio óptico, aunque tendrían que transcurrir por lo menos dos siglos más (año 1861) para que gracias a las aseveraciones y experimentos de Louis Pasteur estas teorías sean prácticamente desterradas del campo científico.
Actualmente existen teorías que sostienen que la vida pudo haber surgido a partir de la materia inerte gracias a complejos procesos bioquímicos aunque a diferencia de la teoría clásica del “Espontaneismo” esta vida surgió a lo largo de millones de años con formación de organismos primitivos que evolucionaron hasta formar las especies actuales.
Pese a lo expuesto podríamos agrupar a las teorías del origen de la vida en cuatro doctrinas:
El Creacionismo
El Espontaneismo
La Panspermia o cosmozoario
Evolución química y celular o quimiosintética.
EL CREACIONISMO
El creacionismo es una doctrina que afirma que el mundo y el hombre tienen un autor personal, Dios. Es una posición religiosa o filosófica que no puede probarse científicamente, y no es por tanto una teoría científica. No obstante algunos se esfuerzan por presentarlo como tal.
A pesar que la teoría de la evolución ha sido demostrada científicamente, algunos grupos, principalmente en Estados Unidos, mantienen su punto de vista, es decir el creacionismo sigue siendo defendido por grupos religiosos, como los protestantes, a través de una forma de creacionismo contemporáneo llamado Diseño inteligente.
En los países o regiones de fuertes creencias religiosas el creacionismo posee un atractivo mayor y en respuesta a la aceptación científica a la teoría de la evolución, muchos religiosos y filósofos han tratado de unificar los puntos de vista por medio de un “creacionismo pro-evolución”, así han adoptado un enfoque creacionista desde la evolución teísta, en donde Dios provee una chispa divina que inicia el proceso de la evolución.
En lo referente a la opinión de la Iglesia católica, está de acuerdo con un creacionismo que se podría llamar de tipo pro-evolución teísta, ya que no interpreta el Génesis de forma estrictamente literal, y no ve contradicción de la doctrina filosófica y religiosa de la Creación, que explica el origen del universo a partir de la nada, con la teoría de la evolución biológica. En este sentido, Benedicto XVI también aclara que las ciencias naturales en general y la evolución en particular no pueden explicarlo todo; esto ya que las ciencias naturales realmente nunca han buscado explicarlo todo, sino que solo estudian y explica la naturaleza. (1)
EL ESPONTANEISMO O ABIOGÉNESIS
La generación espontánea o es una antigua teoría biológica que sostenía que podía surgir vida animal y vegetal de forma espontánea, a partir de la materia inerte, de allí que se la conozca también como abiogénesis.
La teoría de la abiogénesis presenta dos variantes principales.
La versión idealista: Considera imprescindible un impulso vital o espiritual para que se formen organismos. Esta variante es plenamente compatible con el sobrenatural.
La versión materialista: Que mantiene que los seres vivos pueden surgir a partir de la materia inanimada sin necesidad de impulso vital alguno. La generación espontánea sería, por tanto, una propiedad de la materia que se manifiesta en determinadas condiciones.
La concepción clásica de la abiogénesis sostenía que los organismos vivos complejos se generaban por la descomposición de sustancias orgánicas. Por ejemplo, los ratones surgían espontáneamente en el grano almacenado o que las larvas aparecían espontáneamente en la carne. El término fue acuñado por el biólogo Thomas Huxley en su obra "Biogénesis and abiogénesis" en 1870.
Un ejemplo muy elocuente fue el del célebre alquimista Jean Baptista Van Helmont, considerado padre de la química, quien para sustentar esta teoría planteó un experimento “irrefutable” según el, que consistía en dejar ropa sucia y pan o trigo en un recipiente de boca ancha durante unos 21 días, luego de lo cual surgían ratones. En una de sus citas afirmaba:
“Los piojos, garrapatas, pulgas y gusanos surgen de nuestras vísceras y excrementos. Si juntamos con trigo la ropa que usamos bajo nuestro atuendo cargada de sudor en un recipiente de boca ancha, al cabo de 21 días cambian los efluvios penetrando a través de los salvados del trigo, y transmutando éstos por ratones. Tales se pueden ver de ambos sexos y cruzar con otros que hayan surgido del modo habitual…”
En el siglo XVII (1646) estos supuestos comienzan a cuestionarse, como por Sir Thomas Browne.
En 1676 Antón van Leeuwenhoek descubrió microrganismos que, basándonos en sus dibujos y descripciones podrían tratarse de protozoos y bacterias. Esto encendió el interés por el mundo microscópico. El descubrimiento de los microrganismos abre la puerta para que se deseche la posibilidad de que los organismos superiores surjan por generación espontánea, estando reservado este mecanismo para ellos. El primer paso en este sentido
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