El Sida
Enviado por Ormajapue • 25 de Mayo de 2013 • Informe • 1.308 Palabras (6 Páginas) • 243 Visitas
Desde que los primeros casos del síndrome de inmunodeficiencia
adquirida (SIDA) se han reportado en
1981, la infección con el virus de la inmunodeficiencia
humana (VIH) ha crecido en proporciones pandémicas,
resultando en una estimación actual de 65 millones
de infecciones y 25 millones de muertes. Durante
el 2005, solamente, se ha estimado que 2,8 millones de
personas murieron de SIDA, 4,1 millones de nuevos
infectados y 38,6 millones viviendo con VIH (1).
Un total de 39,5 millones de personas vivían con el
VIH en el 2006, incluyendo los 3,4 millones de adultos
y niños infectados por el VIH estimados en el mismo
año, 400.000 más que en 2004. Entre los de 15 años o
más, los jóvenes representaron 40% de las nuevas infecciones
contraídas en el 2006 (2).
El crecimiento constante de la epidemia de SIDA se
sustenta más que en las deficiencias de las estrategias
de prevención, en la incapacidad del mundo para aplicar
los instrumentos altamente eficaces de que dispone
con miras a contener la propagación del VIH; muchos
de los responsables de formular políticas se niegan a
poner en marcha medidas cuya eficacia ha quedado demostrada.
El hecho de que el mundo no sea capaz de hacer
llegar los métodos de prevención de reconocida eficacia
a las personas que lo necesitan supone desaprovechar
una gran oportunidad.
Ampliar las estrategias de prevención disponibles
en 125 países de ingresos bajos y medianos evitaría, según
las estimaciones, 28 millones de nuevas infecciones
por el VIH entre 2005 y 2015, más de la mitad de las
nuevas infecciones que se prevé se produzcan durante
ese periodo, y representaría un ahorro de 24.000 millones
de dólares americanos en gastos asociados al tratamiento.
Combinando el tratamiento con esfuerzos
efectivos de prevención se podrían reducir dramáticamente
los recursos necesarios para el tratamiento, en el
largo plazo. Los esfuerzos para ampliar rápidamente y
sostener el acceso al tratamiento antirretroviral se verán
debilitados si no se rompe el ciclo de las nuevas infecciones
por VIH. Cada vez se reconoce más que para
ir por delante de la epidemia deben ampliarse e intensificarse
los esfuerzos de prevención (2-4).
Todas las estrategias deben reconocer que la prevención
y el tratamiento del VIH están interrelacionados
y que ambos deben acelerarse simultáneamente.
El SIDA requiere una respuesta inteligente, rotunda
y excepcional. Los esfuerzos no coordinados o los que
ofrecen sólo soluciones parciales no reducirán significativamente
el número de nuevas infecciones. Disminuir
y contener urgentemente la propagación de esta
epidemia mundial requiere el acceso universal a la prevención,
tratamiento y apoyo conjunto. Si el mundo se
moviliza de esta forma para ampliar simultánea y dinámicamente
la prevención, tratamiento y atención del
VIH, se podría lograr un auténtico criterio integral para
abordar el SIDA, que frene la epidemia e invierta su
curso (5,6). Sin esta respuesta se prevén 45 millones de
nuevos casos para el 2010. Los análisis de las intervenciones
de prevención destinadas a estimular cambios
en el comportamiento demuestran que dichos programas
reducen la frecuencia de los comportamientos sexuales
de riesgo (3,7,8). Los programas orientados a inducir
cambios de comportamiento suelen incluir información
básica sobre el virus, evaluación del riesgo personal,
asesoramiento del desarrollo de aptitudes tales
como la capacidad para negociar el uso del preservativo
con las parejas sexuales, acceso a preservativos y
otras tecnologías de prevención. Estos programas
constituyen las intervenciones de prevención más rentables
y un elemento básico de todo programa nacional
de prevención de VIH. Los programas públicos de educación
y sensibilización dirigidos a la población general
son fundamentales en toda respuesta firme al VIH
(3).
La generación actual de jóvenes es la mayor de la
historia: casi la mitad de la población tiene menos de
25 años. No han conocido un mundo sin SIDA (9). Los
jóvenes de 15 a 24 años son los más amenazados
(mundialmente representan la mitad de los nuevos casos
de VIH), el futuro de la epidemia tomará forma a
partir de los actos de esos jóvenes. Los pocos países
que han logrado disminuir la prevalencia nacional del
VIH lo han hecho, sobre todo, inculcando comportamientos
más seguros entre los jóvenes. Una variedad
de factores sitúa a los jóvenes en el centro de la vulnerabilidad
al VIH. Entre ellos figuran la falta de información,
educación y servicios sobre el VIH, los riesgos
que muchos tienen que correr para sobrevivir y los
riesgos que acompañan a la experimentación y la curiosidad
de los adolescentes. Riesgo elevado y vulnerabilidad
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