El conocimiento científico es objetivo o que la ciencia es puramente objetiva ya que al hacerlo, caeríamos en el pantanoso terreno de la subjetividad
Enviado por Agustin Tpm • 2 de Mayo de 2018 • Apuntes • 2.223 Palabras (9 Páginas) • 341 Visitas
Thompson Bello Agustín
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Taller Interdisciplinario de Tópicos Regionales.
Actividad 1:
En base a la presentación del teórico 1 de la Profa Cabrera y al texto de Sabino "El proceso de investigación" (cap. 1 y 2), disponible en esa sesión teórica, desarrolla brevemente los siguientes puntos en un documento de texto (no más de media carilla cada punto):
- De acuerdo a lo planteado en la presentación de clase y al texto de Sabino, ¿a qué referimos al hablar del conocimiento como “relación” y como “proceso”?
- Menciona 3 características del conocimiento científico planteadas en clase y/o en el texto de Sabino y explícalas brevemente.
- De acuerdo a lo visto en clase, ¿qué quiere decir que en el Taller haremos el proceso de pasar del “sujeto de las respuestas al sujeto de las preguntas”?
1.
Sabino define el proceso de conocimiento como “...una relación de singular complejidad…” entre sujeto y objeto. Define a su vez como “sujeto” a la “...persona que adquiere o elabora el pensamiento…”, asumiendo entonces que el conocimiento es pensado y elaborado por alguien y para alguien. Por ende, Sabino considera inviable el conocimiento sin sujeto, o sea sin ser producto de la percepción de una determinada conciencia. Por otro lado, la contracara de este vínculo o como lo presenta Sabino, “relación”: el objeto del conocimiento, definido por este autor como “...aquello que es conocido…” ya sea un ente abstracto, psiquis humana o una especie animal, tanto así como un objeto en sí. Sabino se refiere a la relación entre las partes (sujeto-objeto) como dinámica y variable, dado que ésta no se establece instantáneamente ni perdura para siempre y puede sufrir alteraciones, acorde a la actitud del sujeto o las características del objeto en cuestión.
En relación al conocimiento como proceso, así definido por Sabino, el autor sostiene que “...no se pasa de una vez de la ignorancia a la verdad…”, sino que es un proceso personal en el que el sujeto va acumulando información, comenzando en la niñez y manteniéndose toda la vida. Mucho de la información recibida, ha sido, a su vez, parte de un proceso a nivel social, un conocimiento heredado, transmitido transgeneracionalmente. Este proceso es fundamental, dado que, muchas veces, oficia de punto de partida para la adquisición de nuevos conocimientos y nos evita a todos tener que reinventar la rueda.
2.
Objetividad:
Resulta paradójico afirmar que el conocimiento científico es objetivo o que la ciencia es puramente objetiva ya que al hacerlo, caeríamos en el pantanoso terreno de la subjetividad.
La objetividad, tal como la describe Sabino, refiere a la esencia del objeto a estudiar o conocer, e implica un abordaje, con el fin de obtener información concordante con la realidad del mismo, despojándonos de toda carga emocional, cultural o ideológica.
Podría inferirse pues, que el conocimiento científico implica la despersonalización en la relación sujeto-objeto. Pero la construcción del saber es producto de las personas, son éstas quienes, desde la subjetividad, las creencias, la ilusión, la necesidad, la observación y mediante la oralidad y la escritura, han ido moldeando, documentando y transmitiendo el conocimiento. Por tanto el conocimiento científico es propiedad inalienable del ser humano y es portadora inexorable de una carga subjetiva. El acto de seleccionar el objeto a ser estudiado, es subjetivo, las interpretaciones que haga el sujeto respecto al objeto, serán subjetivas. Es que resulta imposible, mayormente en ciencias sociales, la percepción libre de subjetividad. Cómo estar seguro cuándo uno está siendo objetivo y cuándo una ha desbarrancado ciencia abajo. Es aquí donde aparece el consenso, “la objetividad atribuida” o la necesidad de exponer y compartir, esa realidad percibida, con otro científico. Es por esta razón que el conocimiento científico no es atribuible ni admisible a una sola persona y la intersubjetividad, a menudo, resulta ser un recurso necesario para la concepción de este conocimiento. Asumiendo entonces que el conocimiento científico no está completamente exento de subjetividad, me atrevo a caracterizar el conocimiento científico como “el sentido común de la ciencia”. Basándome en el atributo de Sabino al conocimiento científico, como una relación “variable” y dinámica entre sujeto y objeto, en la que tanto las características del objeto como la actitud del sujeto están susceptibles a cambios, no es disparatado pensar que, al menos en las ciencias sociales, no existe a mi parecer, un contraste claro entre conocimiento y conocimiento científico, al menos la objetividad no resulta serlo, siendo que un pensamiento es subjetivo hasta que se demuestre lo contrario y tanto la elección del objeto a ser estudiado, el propósito del mismo, cómo los pensamientos, los conceptos, las hipótesis previas a la investigación, poseen una carga de subjetividad importante, pero, al menos forman parte del punto de partida al encuentro con el conocimiento científico. Quizás mediante la investigación se llegue a demostrar y validar una hipótesis, experimentemos y concluyamos, encontremos una solución a ese problema planteado y elaboremos una teoría, bravo! Pero aspectos ya mencionados como la elección del objeto a estudiar y del propósito de la investigación, ese problema al cuál queremos encontrar solución no dejan de ser mera subjetividad y muchas veces responden a intereses o deseos personales como también corporativos o políticos, inclusive, a veces esos problemas planteados en la investigación científica no responden siquiera a problemáticas reales de la sociedad en su conjunto.
Racionalidad:
Sabino sostiene que la racionalidad es un “arma esencial” de la ciencia para llegar a los resultados de los problemas planteados. Característica que, acorde a Sabino, “...aleja a la ciencia de la religión, y de todos los sistemas donde aparecen elementos no-racionales…”
Esto nos fuerza a reflexionar acerca del propósito de la ciencia,muchas veces, al servicio de la industria, la política, las corporaciones, del ego. Acaso le estamos dando un uso racional a la ciencia? La racionalidad definida de manera laxa como la capacidad humana de pensar y hacer uso de la razón. Asumiendo, a su vez, el concepto de uso de razón como la cualidad intelectual humana de establecer relaciones entre ideas, conceptos y principios, analizar y obtener conclusiones o juicios que condicionarán nuestras acciones. Claro está, que la ciencia a la hora de aprehender un conocimiento, nos dará un sinfín de herramientas para no dejarnos caer en la subjetividad; teorías, principios, teoremas, enunciados y multiplicidad de conocimientos científicos disponibles hoy, dado que en algún momento existió una persona o un grupo que estudió, investigó y concluyó algo, haciendo uso de la razón. Toda esta información, a modo de símbolos, nos expondrá el camino científico hacia esa “respuesta racional”. Pero la celeridad que ha adquirido la ciencia en el Siglo XX y en la actualidad, ha provocado que la ciencia avance sin contemplar las consecuencias que pueden acarrear las decisiones que tomamos, que en definitiva, no son propias de la ciencia sino del ser humano, con lo que la humanidad y su porvenir queda a merced de la racionalidad del científico y a veces, lo que celebramos como un inusitado y monumental descubrimiento científico, que muchas veces no responde a las necesidades reales de las personas, sino a intereses corporativos o la ambición humana, termina convirtiéndose en un gran problema para la humanidad. Es por eso que, aunque la racionalidad -concuerdo con Sabino- juega un rol clave en la impoluta concepción del conocimiento científico, a la vista está, que como especie no siempre hemos tomado las mejores decisiones en relación a las prioridades humanas, cuáles son realmente los problemas que la sociedad en su conjunto acarrea, cuál es camino que elegimos en busca de las respuestas y qué uso le damos a la ciencia o más bien al producto de la misma. A consecuencia de esto, surge la interrogante: Asumiendo que el conocimiento científico es racional, podemos aseverar también que la ciencia es y ha sido siempre racional? Quizás sí lo ha sido. Ahora bien, afirmar esto, merecería el estudio minucioso de los principios, conceptos e ideologías en los que ha venido fundamentándose ese uso de razón.
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