El miedo. ¿Por qué la emoción elegida por nosotros fue el miedo?
Enviado por Sandor Farías González • 14 de Junio de 2016 • Informe • 2.413 Palabras (10 Páginas) • 312 Visitas
Portada
INDICE
Introducción:
Sentimiento: El miedo.
¿Por qué la emoción elegida por nosotros fue el miedo?
1°La emociones que en primera instancia afloraron en nuestro grupo de trabajo dicen relación con la incertidumbre, desorientación, orfandad con respecto a lo que se debía realizar en el taller planteado en la asignatura. Una vez que se hizo una puesta en común sobre dichas emociones establecimos que la emoción que contenía a todas las anteriores era la emoción del MIEDO, miedo a no ser capaces de realizar la labor, miedo a no cumplir con las expectativas del módulo y nuestras, miedo a reconocer nuestra ignorancia sobre el tema y también miedo a la calificación que se obtendrá de este taller.
2°Una vez que fue posible expresar emociones diversas, el grupo adquirió niveles de tranquilidad, motivación y compromiso con la labor asignada, donde pudimos plantear inquietudes, conocimientos y asignar tareas organizativas para empezar a desarrollar el tema.
3° Dentro del plenario realizado se estableció que el miedo es una emoción que permite paralizar o producir reacciones motivadoras al ser humano, donde una de las instancias donde el miedo se presenta de forma explícita es cuando estamos expuestos al cambio, independiente si este se presume positivo o perjudicial. Uno de los aportes que nacieron en la plenaria corresponde a una de las citas del escritor Spencer Johnson en su libro ¿Quién se ha llevado mi queso?, donde expone en el capítulo ¿Qué harías si no tuvieras miedo? lo siguiente.
“Pensó en ello. Sabía que, a veces, un poco de temor puede ser bueno. Cuando se teme que las cosas empeoren si no se hace algo, puede sentirse uno impulsado a la acción. Pero no es bueno sentir tanto miedo que le impida a uno hacer nada. Miró a la derecha, hacia la parte del laberinto donde nunca había estado, y sintió temor. Luego, inspiró profundamente, giró hacia la derecha y empezó a internarse en el laberinto, caminando lentamente en dirección a lo desconocido. Mientras trataba de encontrar su camino, Haw pensó que quizá había esperado demasiado tiempo en el depósito de Queso Q. Hacía ya tantos días que no comía queso que ahora se sentía débil. Como consecuencia de ello, le resultó más laborioso y complicado de lo habitual el abrirse paso por el laberinto. Decidió que, si volvía a tener la oportunidad, abandonaría antes su zona de comodidad y se adaptaría con mayor rapidez al cambio. Eso le facilitaría las cosas en el futuro. Luego, esbozó una suave sonrisa al tiempo que pensaba: “Más vale tarde que nunca”.
Descripción:
Lo primero que debemos señalar es que el miedo es una emoción y para poder referirnos a él debemos ahondar en el área de la inteligencia emocional y la psiquiatría, donde nos apoyaremos de autores como Goleman y artículos relacionados publicados en internet y otras fuentes.
Desarrollo y Marco Teórico:
El concepto de emoción es un concepto controvertido, existiendo diversas definiciones:
Según Goleman
“Toda emoción constituye un impulso que nos moviliza a la acción”
“Cada uno de nosotros viene equipado con unos programas de reacción automática o una serie de predisposiciones biológicas a la acción. Sin embargo, nuestras experiencias vitales y el medio en el cual nos haya tocado vivir irán moldeando con los años ese equipaje genético para definir nuestras respuestas y manifestaciones ante los estímulos emocionales que encontramos.”
“Estado particular de un organismo que sobreviene en condiciones muy definidas (una situación llamada emocional) acompañado de una experiencia subjetiva y las manifestaciones somáticas y viscerales” (Dorón y Parot, 1998).
“Estados afectivos y sentimientos, acompañados de cambios fisiológicos que, con frecuencia, influyen en la conducta” (Worchel y Shebilske, 1998)
¿Qué entendemos por Inteligencia emocional?
Se dice del uso inteligente de las emociones, de hacer que nuestras emociones trabajen para nosotros, con el fin de nos ayuden a guiar nuestro comportamiento y a aumentar nuestro bienestar personal y social. Hace referencia a la capacidad de conocer, comprender y regular nuestras emociones y la de los demás.
¿Cómo y dónde se produce el miedo?
“Alrededor del tallo encefálico, que constituye la región más primitiva de nuestro cerebro y que regula las funciones básicas como la respiración o el metabolismo, se fue configurando el sistema límbico, que aporta las emociones al repertorio de respuestas cerebrales. Gracias a éste, nuestros primeros ancestros pudieron ir ajustando sus acciones para adaptarse a las exigencias de un entorno cambiante. Así, fueron desarrollando la capacidad de identificar los peligros, temerlos y evitarlos. La evolución del sistema límbico estuvo, por tanto, aparejada al desarrollo de dos potentes herramientas: la memoria y el aprendizaje.”
¿Cómo afecta el miedo a nuestro cuerpo?
De acuerdo a las experiencias vividas por nosotros en aquellas ocasiones que hemos estado enfrentados al miedo podemos señalar que las sensaciones son diversas y en algunas muy similares, donde nuestro cuerpo experimenta cambios fisiológicos que se manifiestan desde la sudoración a estados de taquicardia. La información existente en diversos medios bibliográficos nos permitió establecer que la manifestación del miedo se da en el cerebro, concretamente en el cerebro reptiliano y en el sistema límbico. “Ocurre porque el cerebro está todo el tiempo escaneando a través de los sentidos todo lo que sucede alrededor de la persona, incluso cuando duerme. Si en algún momento detecta un peligro, se activa la amígdala cerebral –situada en el lóbulo temporal– y se producen cambios físicos inmediatos que pueden favorecer el enfrentamiento, la parálisis o la huida”. En el cuerpo se manifiesta de la siguiente forma: Se incrementa el metabolismo celular, el corazón bombea sangre a gran velocidad para llevar hormonas a las células, especialmente adrenalina, aumenta la presión arterial, la glucosa en sangre, la actividad cerebral y la coagulación sanguínea, se detiene el sistema inmunitario, al igual que toda función no esencial, se dilatan las pupilas para facilitar la admisión de luz, la sangre fluye a los músculos mayores, especialmente a las extremidades inferiores, el sistema límbico fija su atención en el objeto amenazante y los lóbulos frontales –encargados de cambiar la atención consciente de una cosa a otra– se desactivan parcialmente. Lo anterior facilita la respuesta del individuo ante el peligro y esto sucede por igual ante cualquier tipo de miedo. También puede haber consecuencias negativas como: Taquicardia, sudoración, temblores, retroalimentación del temor y pérdida del control sobre la conducta, falta de armonía en los riñones, lo que puede hacer que la persona se orine involuntariamente.
Si lo que se experimenta es un miedo intenso o un trauma, este queda fijado en la memoria con mayor intensidad. Esto tiene una lógica evolutiva: lo que daña se fija con mayor fuerza que aquello que da placer, porque resulta más adaptativo.
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