El miedo es una emoción

El miedo es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento, por lo general desagradable, que nos indica que podemos estar en peligro. Pero el experimentar el miedo también puede resultar placentero. Un ejemplo lo tenemos en las personas que se exponen voluntariamente a situaciones de riesgo, como en los deportes extremos, o en las que disfrutan de una película de terror o de un cuento de Edgar Allan Poe, por poner un ejemplo. Así pues, en el miedo, como en otras emociones, también hay una dimensión estética y de placer.

Podemos pensar en el miedo como una de las emociones más primitivas, ya que se encuentra asociada con el principal propósito de un organismo: el de la supervivencia.

Myr propuso la existencia de tres tipos de miedo:

Miedo “no comunicativo,” que se produciría como una reacción ante elementos sin vida del mundo,

Miedo interespecífico, que experimentamos ante otros animales, y

Miedo Intraespecífico, que es el que podemos tenerle a otros individuos de la especie humana.

Si bien clasificaciones como éstas pueden resultar un tanto artificiales, un denominador común en todas las situaciones que producen miedo es la activación en el individuo de un estado de alerta que puede originar una conducta aversiva, necesaria para evitar una situación de peligro, escapar de ella, o reaccionar prontamente, pues como emoción fundamental para la supervivencia, el miedo parece ser innato.

La activación rápida y automatizada de las respuestas evitativas parece encontrarse ya en la dotación genética de al menos todos los mamíferos: cuanto antes se active el sistema de evitación o escape, tanto más probable será que ese individuo consiga el éxito- entendido dicho éxito en términos de incremento en la probabilidad de lograr la adaptación y la supervivencia, en situaciones en las que la amenaza puede significar la muerte.

Le doux. Propone la existencia de dos circuitos del miedo:

El circuito clásico o vía larga: conformado por el tálamo, la corteza sensorial, la amígdala y los centros efectores.

Circuito subcortical o vía corta, conformado por el tálamo la amígdala y los centros efectores.

La existencia y funcionalidad del circuito subcortical rápido garantizaría la inmediata actividad conductual de un organismo.

Tras la valoración realizada por un individuo consiente o no consiente, resulta significativamente relacionada con la amenaza física psíquica o social.

El proceso de valoración asociado a la emoción de miedo tiene connotaciones de perdida; tiene connotaciones de ocurrencia futura y tiene características de inmediatez.

Funciones del miedo.

Las funciones del miedo se encuentran relacionadas con la adaptación: una persona que siente miedo toma conciencia de la dificultad de la situación y de lo que puede perder, y como consecuencia de esos análisis conscientes, la persona decide escapar o enfrentarse a la situación, en ambos casos experimentando una importante activación de todos los mecanismos y procesos que se encuentran relacionados con la defensa. Así, la emoción de miedo adquiere connotaciones de potencial motivadora de conductas relacionadas con la supervivencia.

Conducta motora expresiva del miedo.

Manifestaciones conductuales a la emoción de miedo: evitación o afrontamiento de la situación o evento que amenaza la integridad de un individuo.

Evitación de un estimulo valorada con la significación de peligrosa o amenazante

Evitación activa y evitación pasiva.

Evitación activa: lleva a cabo una conducta dirigida a alejarse a la situación o estimulo en cuestión.

Evitación pasiva, trata de pasar desapercibida de no sufrir el daño previsto la ausencia de conducta de huida.

Afrontamiento de un estímulo, hace referencia al enfrentamiento de dicho individuo con esa situación.

El enfrentamiento puede ser activo y pasivo.

Afrontamiento

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